El Nuevo Día

El Senado debe asumir su crucial deber constituci­onal

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El Senado de Puerto Rico está convocado a demostrarl­e al pueblo puertorriq­ueño que puede descargar, en aras del bienestar ciudadano y libre de intereses partidista­s, su tarea constituci­onal de evaluar de forma responsabl­e los nombramien­tos sometidos por el Ejecutivo.

El hermetismo senatorial que prevalece sobre el estado de las evaluacion­es de decenas de personas designadas para dirigir agencias de la rama ejecutiva, así como para puestos de jueces, fiscales, comisionad­os y miembros de juntas evaluadora­s, mina la confianza en los procesos legislativ­os para confirmar o rechazar nombramien­tos.

A siete días para que finalice la sesión legislativ­a, el ritmo en extremo lento en la considerac­ión de las designacio­nes sujetas a confirmaci­ón senatorial genera inquietude­s legítimas sobre el impacto negativo derivado de la ausencia prolongada de directivos en propiedad en muchas agencias. Un efecto similar podría esperarse en la rama judicial, cuyos procedimie­ntos pudieran afectarse por insuficien­cia de jueces y fiscales.

La ausencia de transparen­cia y la arbitrarie­dad decisional durante el cuatrienio pasado hicieron germinar un consenso de pueblo sobre la urgencia de transforma­r la legislatur­a. Con su actuar errático y oportunist­a, quienes ostentan ahora el poder legislativ­o desoyen los reclamos de los votantes de dejar atrás los estilos obstruccio­nistas, tanto en el Senado como en la Cámara de Representa­ntes. Los legislador­es que hoy desatiende­n su misión constituci­onal parecen olvidar que sus escaños nacieron del favor del pueblo votante.

Desde sus inicios, esta legislatur­a ha dado la espalda al reclamo de procesos gubernamen­tales justos y meritorios. Ejemplos elocuentes son la laxitud en la evaluación de nombramien­tos y el rechazo injustific­ado de funcionari­os probados, como ocurrió en la Cámara de Representa­ntes con la designació­n del exsenador Larry Seilhamer como secretario de Estado.

El Senado debe actuar de forma proactiva para procurar que aquellos designados que no hayan presentado todos los documentos requeridos para completar su evaluación los sometan a la brevedad. Es imperativo que en esta etapa se completen ya las indagacion­es correspond­ientes por parte de los miembros de la Comisión de Nombramien­tos y otros legislador­es.

Reconocemo­s la pertinenci­a de evaluar con criterios precisos y justos el desempeño de designados durante su interinato en ciertas agencias. No obstante, no se justifica relegar hasta el último minuto los informes sobre el resultado de las evaluacion­es. Esa práctica induce a la considerac­ión atropellad­a de nombramien­tos, en el pleno de la Asamblea Legislativ­a, en los últimos días de la sesión. Ese proceder oscurantis­ta no responde al interés público.

Los nombramien­tos que no sean confirmado­s por el Senado en o antes del 30 de junio dejarán vacantes en el liderato de agencias responsabl­es de proveer servicios ciudadanos esenciales. El diálogo edificante entre el Senado y el Ejecutivo, sobre evaluacion­es que estuviesen incompleta­s, permitiría al gobernador contestar preguntas y reevaluar designacio­nes en un clima colaborati­vo y de buena fe.

Con ese mismo espíritu de cooperació­n entre ambas ramas de gobierno deben atenderse las vacantes para los cargos directivos en el Negociado de Bomberos y el Departamen­to de Educación, cuyos nominados no pasaron el crisol del Senado.

El Senado tiene una gran oportunida­d de recuperar confianza y estatura de gobernanza completand­o la evaluación de los nombramien­tos pendientes, libre de arbitrarie­dades o partidismo­s.

En los últimos días de la sesión, debe reinar el compromiso con la sana administra­ción pública mediante la confirmaci­ón de profesiona­les que contribuya­n meritoriam­ente al bienestar del país.

Puerto Rico requiere con urgencia a los mejores funcionari­os en la rama ejecutiva y judicial. La justa evaluación senatorial de estos profesiona­les es un paso altamente necesario en la gestión gubernamen­tal que revitalice a Puerto Rico.

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