La historia tras el ajuar olímpico
La vestimenta que utilizarán los atletas boricuas en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos Tokio 2020 fue confeccionada por manos puertorriqueñas y cuenta la historia de un maestro que partió a causa del COVID-19, pero que dejó a su pupilo listo
Como ocurre cada cuatro años, la vestimenta de la delegación de Puerto Rico que participará en los Juegos Olímpicos está llena de simbolismo y de experiencias variadas. Este ciclo olímpico no es la excepción.
Más allá del trabajo por representar los valores de la cultura puertorriqueña, los atuendos que utilizarán los atletas de nuestra isla en el evento deportivo más importante del planeta, tiene una historia que hasta cierto punto representa los estragos causados el año pasado por la pandemia del COVID-19. Esta enfermedad que obligó a los directivos de la competencia deportiva internacional a posponer su celebración por un año fue la misma que acabó con la vida del diseñador Osvaldo Morales, quien por varios Juegos Olímpicos estuvo a cargo de confeccionar el vestuario de los atletas locales.
Morales falleció el pasado mes de octubre, cuando había comenzado a crear los bocetos del uniforme de mujer para la ceremonia inaugural de las olimpiadas, que se llevará a cabo el próximo 23 de julio. Al ocurrir su deceso, esta labor quedó en suspenso, pero rápidamente entró en acción el diseñador Joseph Da’Ponte, pupilo de Morales y quien, además es historiador de moda y fundador del Puerto Rican Fashion History Council.
“Osvaldo Morales, quien fue uno de mis grandes mentores y quien me introdujo en el Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR), me decía minuciosamente como quería que fueran las piezas que llevaría a Tokio 2020. Pero este fue un año significativo para muchos, ya que junto a muchos que perdieron la batalla contra al COVID-19, ese gran mentor también se me fue. Pero, como él me enseñó, me apliqué esa gran frase de Freddie Mercury, ‘el show tiene que continuar’”, comentó Da’Ponte.
Para el diseñador e historiador el reto era grande, pues además de “llenar los zapatos” de uno de sus grandes maestros también tenía que hacer que el nombre de Puerto Rico se destacara en un evento tan importante y que cada atleta luciera impecable. Cabe recordar que, en el pasado ciclo olímpico, el atuendo de los atletas locales fue señalado por la revista Vogue como uno de los mejores seis en todo el mundo.
“La meta era enmarcar a nuestra amada Borinquén en una indumentaria que nos destaque e imponga quienes somos. Con los colores de nuestra monoestrellada, e inspirado en aquellos bocetos que dejó Osvaldo fui trabajando sobre cada elemento que él deseaba resaltar, evocando nuestra cultura, clima, pero sobre todo la esencia del ser puertorriqueño”, añadió el historiador, quien en el proceso de preparación de estos uniformes también sufrió un quebranto de salud que lo sacó varios días del proceso de confección.
Da’Ponte enfatizó que fue un trabajo colaborativo, no solamente con personas del COPUR sino también con otros diseñadores. Los patrones los realizó Sonia Rivera, las ilustraciones estuvieron a cargo de Reynaldo José. Mientras que Ruby Dávila-Rendón, de Retazos, fue la encargada de gestionar la búsqueda de fábricas locales y muchos de los materiales que se utilizaron.
Muchas de las piezas se confeccionaron en la Cooperativa de la Montaña en Utuado y en otras la cadena de tiendas Roma también colaboró.
EL RESULTADO FINAL
Los tres colores de la bandera puertorriqueña son los protagonistas de los uniformes que la delegación boricua llevará a los Juegos Olímpicos de Tokio, cuya ceremonia de apertura será el próximo 23 de julio.
Pero este uniforme –que fue presentado ayer por el COPUR- no solo destaca un colorido muy especial para los puertorriqueños, sino que también refleja un poco de la herencia jíbara y los logros que ha tenido la isla en este tipo de evento.
“Es un estilo más clásico, pero es la esencia de nuestra cultura y nuestro jíbaro adornada con los colores de nuestra bandera”, explicó el diseñador e historiador de moda.
Las mujeres lucirán un vestido que, aunque inspirado en la bandera, tiene la silueta del conjunto que llevó la tenista Mónica Puig el día que ganó la primera medalla de oro olímpica para Puerto Rico.
“Luego de la aprobación de la mujer, es que se parte para crear la vestimenta para el hombre, que tiene un toque de la vestimenta del jíbaro, pero con detalles modernos”, añadió Da’Ponte.
Ellos llevan chaqueta, chaleco, camisa sin mangas y pantalón corto. Es la primera vez que se usa pantalón corto en el uniforme masculino y es tomando en cuenta el clima caliente en Tokio para esta temporada. Ambos llevan sombrero que es símbolo del trópico de Puerto Rico y la cultura jíbara.
“La camisa de los hombres no llevará solo las tres rayas rojas presentes en nuestra bandera, las cuales representan nuestro poder gubernamental, sino que refleja que en estos cuatro años la evolución de nuestro pueblo que se ha unido y acompaña a cada atleta a encender la llama olímpica. Una llama que no tan solo la lleva en el alma cada atleta, si no que refleja el sentir y amor de la mano trabajadora de puertorriqueños que estuvieron a cargo de la confección de estas piezas con mucho orgullo”, destacó Da’Ponte con gran emoción.
Para la creación de los uniformes –que van desde talla extra small hasta 5X large- se utilizaron cerca de 590 yardas de telas.