Éxodo interminable: los profesionales y la fuga de cerebros
Los resultados del Censo indican que el 55% de las personas de 25 años o más que emigran del país tiene estudios postsecundarios. Este fenómeno se conoce como una fuga de cerebros, que es la emigración de una población con altos niveles de escolarización. La fuga de cerebros es un fenómeno que refleja una crisis social profunda. Deberíamos estar alarmados ante estas cifras que indican que la situación económica de Puerto Rico está trastocando todos los sectores sociales de la sociedad.
Aunque la fuga de cerebros a esta escala sea nueva, los profesionales siempre han sido parte importante de la emigración a los Estados Unidos pues se requiere de recursos económicos como también educación formal y conocimiento del inglés para poder establecerse y tener las conexiones necesarias para encontrar un trabajo remunerado y estable. Muchos de estos puertorriqueños se han convertido en líderes comunitarios. Lo que el país pierde lo ganan las comunidades puertorriqueñas en los estados.
Durante los años 50 y 60, las políticas gubernamentales para la modernización de Puerto Rico no solo fueron en términos de industrialización, urbanización y reforma agraria sino que también incluyeron la expansión de la educación superior. A la vez que se abrieron las puertas a que personas de la clase trabajadora ingresaran a la universidad, el gobierno de Puerto Rico favoreció la migración de trabajadores considerados como no diestros y con poca escolarización en las industrias agrícola y de la manufactura. En el siglo veintiuno, esta migración no nos debe sorprender, pues los niveles de estudios postsecundarios son mayores y la falta de empleos debido a la privatización y reducción de los servicios gubernamentales desde los años noventa es una barrera para obtener trabajos.
Es desconcertante que los principales partidos políticos no tengan una propuesta para aminorar esta migración, pero a la vez no es extraño ante la falta de una visión económica para el país. Todavía las propuestas que se formulan giran en torno a revivir diferentes versiones de las 936. Irónicamente, en esa vertiente de exenciones contributivas giran las leyes 20 y 22 que promueven la inmigración de inversionistas hacia Puerto Rico. Es indudable que el gobierno de Puerto Rico se concentra en la economía que fortalezca los grandes intereses económicos transnacionales, pero no los intereses de los habitantes del archipiélago puertorriqueño. El gobierno de Puerto Rico y Estados Unidos todavía insiste en el “trickle-down economics”, en el que se fomentan bajos impuestos a empresas y personas adineradas para que generen actividades económicas que beneficien al resto de la población. Como se sabe, este modelo económico sigue en descenso y está desprestigiado por importantes sectores intelectuales y económicos en los Estados Unidos, Europa y otras partes del mundo.
Un modelo que desafíe estas maneras de pensar lo económico es un modelo que mire a los incentivos que se puedan generar para mantener a estos migrantes con estudios postsecundarios y a las empresas pequeñas y la inversión en nuestros recursos ambientales con políticas gubernamentales sostenibles en vez del desarrollo desmedido. Si pensamos en todo el potencial social, cultural y económico que el país sigue desaprovechando con sus emigrantes es más lo que perdemos a largo plazo que lo que sería invertir para que las personas no migren. El problema de la emigración de personas con estudios postsecundarios no se debe solucionar con la reducción de oferta académica en las universidades públicas. Puerto Rico tiene el potencial para beneficiarse de una población preparada académicamente. Además, promover la migración de retorno tendría el efecto de beneficiar al país con experiencias laborales enriquecedoras.
Aunque las soluciones son complejas cambiar la forma de pensar y la orientación en materia de política económica no lo es. La fuga de cerebros es un reflejo de las prioridades que le hemos dado a una sociedad basada en el consumismo. No podemos decir que los que emigran abandonan al país pues es todo lo contrario, el gobierno y la sociedad ha abandonado a aquellos que se ven forzados a emigrar, tengan estudios postsecundarios o no.