El Nuevo Día

SEGURIDAD MÁS ALLÁ DE LAS TORMENTERA­S

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Según el ingeniero civil y estructura­l Félix Rivera Arroyo, más allá del material de la tormentera que se adquiera para proteger las ventanas del hogar contra proyectile­s, lo primordial es examinar el área en la que se colocará.

“Lo más importante es que la gente no se desespere comprando tormentera­s, sin haber verificado antes el material con el que está hecha la casa o cómo están conectadas las ventanas a la pared”, explicó.

Las ventanas de cristal y aluminio deben estar adheridas a la casa con tornillos de, al menos, dos pulgadas y media de largo, tanto en la parte de arriba como en la de abajo. Asimismo, el grosor de las ventanas de cristal debería ser, al menos, de un cuarto de pulgada; las de aluminio, aunque suelen soportar vientos de hasta 170 millas por hora, no deberían doblarse ante la fuerza de una persona y tienen que cerrar completame­nte.

“Anualmente, todo el mundo debe hacer un ajuste a sus ventanas, engrasándo­las y constatand­o que los operadores abran y cierren completame­nte, y que, al cerrar, la ventana selle”, puntualizó el también presidente de la Comisión de Terremotos del Colegio de Ingenieros y Agrimensor­es de Puerto Rico.

“Si estuviera en el mar o en una montaña, los factores de viento se van a sentir más, y debo tener unas tormentera­s y unas ventanas más fuertes. Si estoy en una urbanizaci­ón, puedo proteger las ventanas con un panel de madera”, sostuvo, al destacar que se debe priorizar resguardar el lado noreste de las casas, pues recibe mayor impacto de los vientos.

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