Nuevo impulso a la vacunación
Expertos y alcaldes coinciden en que es momento de cambiar estrategias para alcanzar a esas personas que no se han vacunado, ya sea por desinformación o falta de acceso
A pesar de los grandes avances en el proceso de vacunación contra el COVID-19 en la isla, algunos municipios siguen enfrentando grandes retos para alcanzar la mayor cantidad de personas posible, lo que hace necesario repensar los mecanismos para llegar a quienes no han sido inoculados, opinaron expertos.
Según datos del “Informe sobre vacunación en Puerto Rico”, publicado el 21 de junio por la Coalición Científica, los pueblos con el porcentaje más bajo de personas con la dosis completa de la vacuna son: Peñuelas (32.0%), Naguabo (31.7%), Añasco (30.0%), Cataño (29.2%) y Loíza (25.2%).
“Son municipios que históricamente los determinantes sociales, pues, sí se ven reflejados. Históricamente, son los más afectados también por los huracanes, por los terremotos y ahora el COVID”, expresó Gabriela Algarín, gerente de participación comunitaria del Fideicomiso de Salud Pública.
Los municipios con los mayores alcances son: Aibonito (62.6%), Villalba (61.3%), Cayey (55.6%), Bayamón (54.6%) y Guaynab0 (54.0%).
“Ciertamente, como se ha encontrado en el resto del país, estamos viendo que nos dimos contra un tipo de pared en cuanto a la población que queremos alcanzar, y estamos encontrando que quienes quieren y pueden ya han llegado a la vacuna”, señaló el epidemiólogo del Municipio de Añasco, José López de Victoria Martínez.
El gobierno municipal de Añasco, destacó, lleva más de 10 días sin un caso positivo reportado en laboratorios, lo que, a su juicio, refleja “cierto control” gracias al éxito que entiende han tenido los eventos de vacunación que le permitieron llegar a quien estaba activamente buscando inmunizarse.
Aunque los datos generales reflejan un rezago en el grupo de 20 a 29 años -donde se ha alcanzado el 44% de las mujeres y el 38% de los hombres-, en el caso del Municipio de Añasco el atraso mayor lo enfrentan entre los adultos mayores, principalmente por el factor de la movilidad.
“Es un momento para aprovechar esa tranquilidad tan surreal con el año que hemos tenido y prepararnos por si hay una tormenta, y no estoy hablando de un huracán... No debemos cometer el mismo error dos veces y pensar que estamos sanos y salvos”, señaló López de Victoria Martínez.
Hasta ayer, según datos del Departamento de Salud, se habían administrado 3.4 millones de dosis. La cantidad de personas con serie de dosis completada es de un poco más de 1.6 millones. El número total de casos de COVID-19 confirmados en Puerto Rico es de 272,721.
El doctor Marcos López Casillas, gerente de Investigación del Fideicomiso de Salud Pública, dijo estar preocupado por estos “bolsillos” sin vacunar, como es el caso de los jóvenes entre 20 y 29 años.
Destacó que las personas sin vacunar pueden convertirse, eventualmente, en portadores del virus y contagiar a otros grupos sin tanta movilidad, como los niños y los adultos mayores. “Esos bolsillos, es bien importante tratarlos de llenar para llegar a la inmunidad de rebaño”, expresó López Casillas.
Señaló que estudios en Estados Unidos han determinado que, entre un 13% y 15% de la población, no se va a inocular, ya sea por comentarios infundados, razones religiosas o porque piensan que ya no es necesaria la inmunización.
CAMBIO DE ESTRATEGIA
Algarín señaló que esta semana tuvieron un grupo focal con Merci Corps y la comunidad Playita en San Juan, y un denominador común dentro de este intercambio fue la necesidad de comenzar un impacto casa por casa.
“Ya eso de hacer ferias masivas, estar en la plaza pública, ya eso no está funcionando”, expresó. Sostuvo que el enfoque ahora debe ser alcanzar a esa población que vive en comunidades aisladas y que no tienen acceso a transporte público. Para ello, dijo, necesitan que líderes comunitarios se conviertan en promotores. “Tenemos que facilitar el proceso, llegar a la comunidad y hacerlo mucho más accesible y empezar a contestar esas dudas”, indicó.
La semana que viene, adelantó, llevarán a cabo esfuerzos en comunidades de Lajas y Loíza. Mientras, la semana pasada estuvieron en Naguabo y Yabucoa junto al Colegio de Médicos Cirujanos. “Es hacer un censo comunitario, ir casa a casa y entender por qué la gente no se está vacunando”, insistió Algarín.
Con esos perfiles, buscan también identificar si la estretagia y el lenguaje utilizado para llevar el mensaje de la vacuna es el indicado.
La alcaldesa de Naguabo, Miraidaliz Rosario Pagán, coincide en que es momento de reforzar las estrategias para llegar a esas personas que no han asistido a las vacunaciones masivas. “Hemos estado trabajando en educar al pueblo, y tenemos nuestra página de Facebook, pero hemos visto el desinterés de las personas, a lo mejor por la mala información, preocupación o por alguna noticia negativa que haya salido. Acá, estamos en esta gestión de orientación”, afirmó.
Por su parte, la alcaldesa de Loíza, Julia Nazario, sostuvo que ellos han llegado a cada residente y que el loíceño que no haya sido inoculado es porque no desea hacerlo. “Ya lo que queda en Loíza es la gente que no se quiere vacunar”, afirmó.
Rechazó que Loíza sea el municipio con menor porcentaje de vacunación, y dijo que, al sumar las personas que tienen la
primera dosis de la vacuna con aquellos que han completado el proceso, alcanzan al 68.7% de los residentes.
“Fuimos a las comunidades grandes, comunidades pequeñas, hemos ido a las iglesias, hemos cubierto todo. Nos faltaría ir a las actividades presenciales, como los juegos de la pelota Doble A que empiezan ahora”, indicó.
META CUMPLIDA
Aquellas filas kilométricas que, en ocasiones, iniciaban en horas de la madrugada, son cosa del pasado en los centros de vacunación administrados por la Guardia Nacional.
“Ya casi todos los que querían vacunarse han venido, pero siguen llegando personas, especialmente por la mañana”, comentó Yosilde Suero, quien estuvo destacada desde el 11 de mayo en el Coliseíto Pedrín Zorrilla, en San Juan, con la tarea de inmunizar mayormente a la población estudiantil.
El centro de vacunación del Coliseíto Pedrín Zorrilla cesa operaciones hoy. “Para mí, fue muy satisfactorio, un orgullo el haber tenido esta oportunidad porque esto (la vacuna) es lo que va a parar el virus. Me enseñó bastante”, compartió, al agregar que le preocupa que aún hay personas que no quieren inocularse.
Diana Camacho, enfermera de la Escuela Pedro Carlos Timothee, en San Juan, opinó que un buen lugar para continuar el proceso de vacunación son los planteles, ya que las enfermeras escolares tienen la experiencia y porque las escuelas han demostrado ser un lugar ordenado donde hacerlo, como ha ocurrido antes con brotes de influenza.
Entre los visitantes de la plaza pública de Cataño -otro de los pueblos con menor nivel de vacunación- y sus alrededores el pensamiento era similar.
Miguel Esquilín sostuvo que, por experiencia con conocidos, muchas personas no quieren inocularse hasta que haya transcurrido un período de tiempo prudente que les permita descartar cualquier reacción adversa de la vacuna.
“No tuve que escuchar mucha melodía de la gente, ya yo tenía esa decisión tomada desde antes que llegara la vacuna, y así lo hice”, dijo el vecino de Toa Baja.
Catalina Méndez, residente en Cataño, coincidió en el factor “miedo” como disuasivo. “Se pasan oyendo cosas que hablan con otras personas y cogen miedo”, mencionó la mujer que se vacunó en Guaynabo.
Para Luis Antonio Soto, el “mejor remedio” es que la ciudanía entienda la gravedad de la enfermedad. “Tengo casos de gente que conozco y no quiere vacunarse... Así mismo, aquí hay un montón de personas en Cataño que tampoco se quiere vacunar”, manifestó el hombre, quien recibió la vacuna de Janssen.
Dijo que la administración municipal ha hecho una vacunación intensa, pero insistió en que hay resistencia a la vacuna por parte de muchas personas.
El Nuevo Día intentó conversar con el alcalde de Cataño, Félix Delgado, pero no estuvo disponible.
“Tenemos que facilitar el proceso, llegar a la comunidad y hacerlo mucho más accesible y empezar a contestar esas dudas”
GABRIELA ALGARÍN
GERENTE DE PARTICIPACIÓN COMUNITARIA DEL FIDEICOMISO DE SALUD PÚBLICA