Alternativas para entretener a los más pequeños en lo que resta del verano
Enseñarles a cocinar tiene varios beneficios
Llegó el verano, no hay clases y los hijos están revoloteando por la casa, quejándose de que están aburridos, que tienen hambre o que no saben qué hacer. La opción de un campamento de verano puede que no esté en el presupuesto, además de que, debido a la pandemia, son escasos.
Los pasadías a la playa, una actividad cultural gratuita en un museo, o el fin de semana en un parador son opciones más que bienvenidas. Pero no es algo que se puede hacer todos los días.
Sin embargo, hay una actividad cotidiana a la que le puedes sacar provecho: involucrarlos en la cocina para que preparen algunas de comidas preferidas y, a la vez que aprenden, pasan un rato divertido.
Desde el ámbito de la psicología se dice que enseñarles a cocinar fortalece su personalidad y ayuda a que desarrollen responsabilidades, además de promover mejores hábitos alimenticios.
“No importa el nivel, ni si van a ser cocineros, es un tiempo inigualable de enseñar y compartir”, afirma la reconocida chef puertorriqueña Giovanna Huyke, quien cree que es una actividad que genera “una conexión especial con los hijos”.
Es una experiencia que también comparte la licenciada en nutrición y dietética Vilma Calderón, quien le enseñó a su hijo a cocinar y que aprovechó para que aprendiera sobre la alimentación balanceada.
“Les enseña que, si quieres algo, tienes que iniciar un proceso, hay unos pasos que tienes que seguir para ver unos resultados. Así aprenden que no puedes querer el resultado sin antes seguir unos pasos. Y de eso también se trata la vida, así que es una enseñanza que no solo se relaciona con la nutrición, sino con la vida en general”, reflexiona la autora de los libros “Las practicas infalibles para perder peso” y “Pierde peso y gana salud”.
La también educadora en diabetes destaca que una buena forma de empezar es enseñarles a preparar un desayuno o una merienda. “Les puedes enseñar a mezclar o batir los ingredientes. Cuando mi hijo era pequeño le enseñé a hacer pancakes muy nutritivo con harina orgánica. Y a la masa le añadía pasas o pedacitos de frutas. Al final, en vez de sirope, se le puede poner mermelada 100% de frutas”.
Tentarlos con sus antojos
Una forma de involucraros en la cocina es tentarlos con algo que les guste mucho, como galletas dulces, propone la chef Huyke, mientras enfatiza en atraerlos a la cocina con la confección de algún antojo.
“Si son pequeños (que todavía no alcanzan el counter de la cocina), debemos buscar algo para que puedan mezclar, como la harina para hacer pastelillos o galletas”, recomienda.
Si son preadolescentes, puedes involucrarlos con la confección de una masa fresca de pizza. Y los adolescente pueden aprender a guisar carne molida y hacer sus pastelillos, aunque el adulto debe estar cerca al momento de freír, aconseja.
Los más pequeños, agrega Huyke, pueden ayudar a rellenar los pastelillos con queso mozzarella “y dárselos a mami para hornearlos o que los fría”.
“Otra idea para que aprendan a usar cuchillos es que preparen su primer sofrito. Pero siempre debemos dirigirlos y estar con ellos al cortar los vegetales”, aconseja Huyke y recomienda que a los adolescentes los puedes entusiasmar con la oportunidad de que cocinen para sus amiguitos.
Otra opción es con la preparación de meriendas y batidas, propone Calderón. “Cuando hablamos de meriendas, también se puede apr ovechar para enseñarles la importancia de las frutas y les puedes enseñar a pelarlas con un pelador, que es más seguro que un cuchillo”.
Las frutas también se pueden utilizar para jugar y repasar las matemáticas. Por ejemplo, dividir una manzana a la mitad, picarla en cuatro pedazos o en pedacitos pequeños para ir sumando y restando.
“Hay muchas formas de integrar a los hijos en la cocina. Esto también tiene un efecto positivo: primero que lo haces parte de todo el proceso, segundo que se puede hacer como una actividad educativa, además de divertida y una oportunidad de compartir con ellos”, afirma Calderón.