“Me encanta la palabra boricua”
Nacida en Arizona y sin nexo puertorriqueño, la nadadora de 16 años dice sentir orgullo por representar a la isla
Miriam Sheehan solo tiene 16 años, no posee licencia de conducir, ni herencia puertorriqueña alguna, pero ya tiene un boleto para representar a Puerto Rico en las Olimpiadas de Tokio y asegura lo siguiente: “Me encanta la palabra boricua”.
De padres estadounidenses, Miriam nació en Arizona pero será la representante más joven de Puerto Rico en los próximos Juegos en Tokio, ya que por regla de residencia se hizo elegible para representar a la isla.
Y si bien la sangre boricua no corre en sus venas, Sheehan se ha ganado con sus brazeadas el afecto de la familia deportiva del patio como dijo el presidente de la Federación Puertorriqueña de Natación, Fernando Delgado, quien recordó que ya ha representado a la isla en eventos internacionales previos, al igual que ha formado parte del club San Juan Caribá y ha hecho del Natatorio de San Juan su casa.
Sheehan se convirtió ayer en la atleta número 37 en sumarse a la delegación puertorriqueña que irá a la justa japonesa.
“Me siento superorgullosa. Nos mudamos aquí en el año 2017 cuando yo tenía 12 años, porque mi padre quería empezar un negocio, pero después del huracán María el negocio nunca se dio. Celebré mi cumpleaños número 13 el día del huracán María. Fue un cumpleaños muy interesante. Nunca voy a olvidarlo”, dijo riendo y hablando en español en entrevista con El Nuevo Día, la nadadora que hará su debut olímpico con los eventos de 100 metros estilo libre y los 100 mariposa.
“Durante los huracanes (Irma y María en 2017) estuvimos sin luz ni agua. Tuvimos todas las experiencias”, rememoró Sheenan como muestra de su ‘puertorriqueñidad’ desde el punto de vista de la cotidianidad en la isla en los últimos años.
Sheehan dijo que a su llegada a la isla vivió en Isla Verde pero al momento reside en Carolina con su familia. El huracán María influyó de la manera menos imaginada para que se quedaran. Como muchas familias, los Sheehan pensaron salir del país, pero la ausencia de vuelos al principio se los impidió.
“Así que nos quedamos aquí, pensando que podíamos encontrar algo bueno en lo malo. Y de hecho, en la próxima competencia un miembro del Comité Olímpico de Puerto Rico se acercó a mi padre y le dijo que si vivíamos aquí dos años, yo podía representar a Puerto Rico internacionalmente. Y fue lo correcto, porque si hubiéramos salido (después del huracán), pienso que yo no estuviera aquí”, señaló refiriéndose a la isla y a su clasificación olímpica.