¿QUÉ HAGO CON LOS NIÑOS?
Con el fin de los campamentos y el reto de cumplir con las responsabilidades laborales, ofrecemos alternativas de cómo ocupar el tiempo con ellos
Llegó el mes de julio y, ¿qué hacemos con los niños? Esta es la pregunta que suele frecuentar en esta época, en la que siguen siendo inusuales las vacaciones de verano tras el COVID-19. Son diversos los escenarios que viven las familias puertorriqueñas, y los malabares no cesan para lograr cumplir con las responsabilidades laborales y el bienestar de los niños.
Ahora que se respira descanso en todo lo que tiene que ver con la educación, llega la inquietud sobre cómo podemos ocupar el tiempo con ellos. Desde quién los cuida si se trabaja fuera de la casa, si existe algún campamento de verano este mes que se ajuste a las necesidades de esa familia, qué ideas puedo hacer con ellos si debo continuar trabajando desde la casa, en fin, que cada hogar vive su propio afán.
Por tal razón, el doctor Enrique Gelpí-Merheb, quien es psicólogo clínico especialista en niños y adolescentes, compartió siete puntos a los que llama “La filosofía del verano 2021”, que representan las áreas que, de acuerdo a su experiencia, son importantes que los padres traten de mantener durante el verano.
Reconocer en dónde estamos
Los padres y las madres deben reconocer cuán cansados o no están de la situación, cómo están económicamente, si están trabajando presencial y no tienen quién le cuide los niños y están desesperados de la carga que se lleva, entre tantas otras cosas.
“Básicamente, a nivel mundial, los estudios revelan que entre un 32% a 43% de la población mundial ha padecido ansiedad y depresión, directamente relacionada con la pandemia, algo que también lo han experimentado nuestros niños y adolescentes. Reconocer en dónde estamos ayudará a que podamos desarrollar destrezas de manejo que sean mucho más saludables con nuestros niños, especialmente en el verano y durante toda la transición de estudiar y trabajar a modo presencial”, explicó.
Expectativas de nuestros hijos
Toma en consideración sus expectativas, pues este verano son muy diferentes porque los niños están cansados. “Incluso, hasta los que suelen ser más ávidos de estar en campamentos, este verano no han querido participar de los mismos. Han dicho que no quieren nada y han pedido que los dejen en la casa sin básicamente hacer nada”, mencionó.
Evitar empujar lo académico
La calidad del aprendizaje no ha sido necesariamente la mejor durante la educación a distancia. Tanto los adultos como los niños tienen la percepción de que no han aprendido como lo han logrado en otro momento. Sin embargo, esto no quiere decir que todos los niños se han afectado y se atrasaron. Muchos, por miedo a que el niño o la niña “se les quedó atrás” y tienen algunas lagunas, los empujan a reforzar el área de aprendizaje y lo académico en el verano.
“Esa presión también ha hecho que algunos padres decidan ponerles en clases remediativas, tutorías y los pongan a practicar en aplicaciones educativas. No se puede olvidar que la mayoría de estas opciones siguen siendo virtuales o de que representan una carga académica y los niños ya están hartos de eso. Eso ha provocado más peleas con los papás y más resentimiento de los niños porque verdaderamente no quieren”, indicó mientras sugiere a los padres hacer una pausa en ese aspecto y esperar al comienzo del nuevo curso escolar de manera presencial.
“Recurrir a esto lo que está haciendo es alejar a los padres de los niños, quienes este verano lo que necesitan es despejarse y descansar. Debemos ponerles a hacer otras actividades qulades que no sean académicas ni virtuales”, añaes, añadío
Tiene que habue haber actividad físicd fisica
La que sea, como sea. Los niños tienen tiene que saber que habe física. Estamos pandemia ha afectado to que ver en todas las edad lescentes y adultos.
Mantener la estrula estructura durante el verano
Establece lo qu tructura básica. que los padres es agotados también, y que demandando su espacio
clínico no ve conveniente dejarles que hagan lo que quieran, que estén todo el día conectados viendo videos o jugando “online” con sus amigos.
“Esto lo que hace es cambiar el patrón de sueño y la alimentación, y hay un efecto en la rutina del hogar. Durante el verano, aunque se trate de un horario más flexible y de hacerlo por más tiempo, debe haber una estructura mínima, en la que se incluya una hora determinada para dormir, para jugar y ver videos”, especificó.
Tratar de fortalecer nuestra relación con los niños
La meta sería tratar de ver qué cosas puedo hacer para tratar de fortalecer mi relación con mis hijos, y alejarme de ese rol de papá regañón o mamá regañona y cantaletera, y darle paso a una actitud más positiva.
“Definitivamente, la pandemia trajo este fenómeno de los padres y madres convirtiéndose en maestros de sus hijos. Durante más de un año, fueron más horas de las acostumbradas en las que los progenitores estuvieron en esa faena con los niños. Que se conecten, que entren, que no prenda el celular, que no se paren, y todas las situaciones que trajo la educación en línea y estar todos juntos en la casa por meses consecutivos sin actividad concreta para salir. Eso en algunas familias trajo mucho deterioro en la relación de los padres y/o encargados de sus hijos”, manifestó.
Hacer lo que podamos hacer
El psicólogo clínico trae a la atención que durante estos meses ha visto mucho la frustración de los padres. Para contribuir a esa paz emocional, sugiere que se adopte el hacer lo que el tiempo nos dé para hacer, lo que el dinero nos permita y las oportunidades que podamos encontrar.
“Sigue siendo una época muy inconsistente, todavía es una de mucha incertidumbre y no todo lo vamos a lograr. No todo se lo vamos a conseguir para nuestros hijos, por ejemplo, el campamento perfecto en este momento o la actividad perfecta que pueda llenar el tiempo que queramos con nuestros hijos”, dijo al proponer no exigirse demasiado y fluir.