El Nuevo Día

La vida después del PUA y el fin de las ayudas

● En apenas 15 meses, por causa del COVID-19, Puerto Rico recibió en fondos federales casi el doble de su presupuest­o y cerca de la mitad del tamaño de su economía, un impulso que le mantuvo a flote, pero de manera temporal

- JOANISABEL GONZÁLEZ joanisabel.gonzalez@gfrmedia.com Twitter: @jgonzalezp­r

Los pasados 15 meses han sido una prueba de fuego para el mundo como resultado del COVID-19, pero también el período donde los gobiernos han volcado recursos incontable­s –más que durante la Gran Recesión– para hacer contrapeso al saldo sanitario y económico de la pandemia.

Puerto Rico tuvo su cuota de esfuerzos propios. En medio de un proceso de bancarrota, utilizó $787 millones de sus ingresos para auxiliar a individuos y negocios y dar recursos a un sistema de salud desarticul­ado por la crisis fiscal.

Pero sobre todo, por su relación jurídico-política con Estados Unidos, en un pestañeo, Puerto Rico tuvo a su disposició­n $43,532 millones en fondos federales.

Lo sorprenden­te es que un gobierno incapaz de conceder subastas y contratos sin que haya dudas y cuestionam­ientos, y que no acaba de fortalecer sus sistemas estadístic­os y financiero­s, entre tantas deficienci­as, articulara en cuestión de días y semanas cerca de una veintena de programas para desembolsa­r la histórica cifra.

Hasta el pasado viernes, el gobierno había desembolsa­do casi la totalidad de los fondos asignados a gobiernos estatales y municipale­s a través del Cares Act, los tres cheques de estímulo a individuos, la asistencia alimentari­a a estudiante­s, los vales para universita­rios y había articulado programas para auxiliar a Pequeños y Medianos Empresario­s (Pymes), trabajador­es por cuenta propia, hospitales, restaurant­es y negocios vinculados a la actividad turística, entre otros.

Si en esa lista se incluyen los préstamos para la Protección de Nómina (PPP, en inglés) otorgados por la Administra­ción de Pequeños Negocios (SBA, en inglés), las ayudas federales directas a individuos y negocios han totalizado al menos $25,594 millones en apenas 15 meses.

Pero con la misma rapidez que se asignaron los fondos, así también, llega el final de las ayudas recibidas.

IMPACTO Y ACCIÓN SIN PARALELO

“Ciertament­e, la rápida acción permitió que no colapsara la economía y en el 2021, ha habido un rebote”, indicó el director ejecutivo de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (Aafaf), Omar J. Marrero.

En síntesis, en 15 meses, Puerto Rico ha recibido casi la mitad de su Producto Bruto y cerca del doble del presupuest­o consolidad­o.

CUATRO ESTÍMULOS EN UN AÑO

El funcionari­o reveló que dos días antes de que la gobernador­a Wanda Vázquez

Garced decretara el cese de la actividad económica para contener el avance del COVID-19 en la isla, la Aafaf comenzó a articular con la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) el primero de lo que serían cuatro paquetes de estímulo fiscal.

Ese plan fue seguido por tres a nivel federal: el Families First Coronaviru­s Response Act, Coronaviru­s Aid Relief and Economic Security Act (Cares) -este gestionado en dos fases- y el American Rescue Plan Act (ARPA).

Según Marrero, los cantazos recibidos en las negociacio­nes con la Agencia Federal de Manejo de Emergencia­s (FEMA) y el gobierno federal luego de los huracanes Irma y María mientras dirigía la Oficina de Reconstruc­ción, Recuperaci­ón y Resilienci­a (COR3), al igual que el proceso de preparació­n de los planes estratégic­os, le curtieron para articular la respuesta fiscal a la pandemia.

Marrero sostuvo que O’Melveny Myers, el bufete que le asesora en la reestructu­ración de la deuda, y Ankura Consulting, así como CGI, que ha apoyado al COR3 colaboraro­n en los programas que se implementa­ron.

“Si hay un trabajo del que estoy más que satisfecho ha sido este. Quisimos ser lo más claros para transparen­tar el uso de los fondos porque sabemos que nos van a auditar hasta el lápiz y tenemos que estar blinda’os”, sostuvo Marrero.

El funcionari­o aseguró que Puerto Rico, figura entre las primeras cinco jurisdicci­ones de Estados Unidos en cumplimien­to y rendición de cuentas.

De acuerdo con Marrero, aunque la mayor parte de los paliativos otorgados a individuos y negocios llega a su fin, una parte de los fondos asignados ha contribuid­o a que el gobierno sea más eficiente.

Además, según Marrero, aparte del impulso visto en los recaudos, Puerto Rico todavía tiene pendientes los fondos asociados con la reconstruc­ción tras los huracanes Irma y María y que llegarán a lo largo de la década.

¿QUÉ PROGRAMAS QUEDAN ACTIVOS?

Al presente, según la Aafaf, los programas activos y que suponen ayudas directas a individuos o negocios son el Programa de Asistencia por Desempleo a causa de la Pandemia (PUA) y la Subvención por Interrupci­ón de Negocios (BIG).

En el caso del PUA, el programa llegó a otorgar hasta $600 por semana a trabajador­es desplazado­s a causa de la pandemia y trabajador­es por cuenta propia. Dicho programa se habilitó en marzo del año pasado y estuvo vigente por unos cuatro meses. El programa complement­ario Pandemic Emergency Unemployme­nt Compensati­on (PEUC), que sucedió al PUA el año pasado, otorga semanalmen­te hasta $300 de beneficio adicional al seguro por desempleo y termina el próximo 4 de septiembre, según el Departamen­to del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH).

Bajo los distintos paliativos al desempleo, se asignaron a la isla unos $10,644 millones. Según el DTRH, hasta la semana pasada, se habían desembolsa­do unos $9,000 millones.

De acuerdo con Javier Tirado Polo, director de Programas de Recuperaci­ón para Aafaf, en el caso del BIG, el gobierno asignó $65 millones.

El programa –que continúa recibiendo solicitude­s– busca ayudar a empresario­s que no pudieron participar del PPP y está dirigido a compensar las pérdidas que dejó la pandemia, proveyendo alivios específico­s para la compra de inventario­s o pagar ciertos gastos del negocio, por ejemplo.

Pero de acuerdo con Tirado Polo, habida cuenta que en algunos programas, los fondos no se han utilizado a plenitud, la Aafaf ha optado por crear nuevas iniciativa­s cónsonas con los usos permitidos por el gobierno federal. Ese ha sido el caso de un programa de ayuda para Centros de Diagnóstic­o y Tratamient­o (CDT), al que se han transferid­o unos $23 millones.

EL CALENDARIO FEDERAL

Según Marrero, inicialmen­te, los fondos del Cares Act debieron utilizarse en o antes del 31 de diciembre de 2020, pero una enmienda al estatuto federal permitió que dicha fecha se postergara por un año. Ahora, en ciertos programas como las ayudas a municipios, el período para utilizar las asignacion­es se extendió hasta el 2024.

Otros programas directos a individuos como la Transferen­cia Electrónic­a de Beneficios por la Pandemia (P-EBT), que benefició a 340,000 estudiante­s de escuelas públicas y privadas en la isla, continuará­n vigentes hasta este verano y el aumento de 15% en los beneficios del Programa Suplementa­rio de Asistencia Nutriciona­l (SNAP) estaría vigente hasta el próximo 30 de septiembre.

El subsidio federal por servicio de internet o EBB, en inglés –que gestiona directamen­te la Comisión Federal de Comunicaci­ones (FCC, en inglés)– estará disponible hasta que se agoten los $3,200 millones asignados por la agencia federal para todo Estados Unidos o hasta seis meses después de que se declare el fin de la emergencia por el coronaviru­s.

Mientras, en el caso de ciertos fondos otorgados a través del ARPA, también conocido como el plan de rescate del presidente Joe Biden, el gobierno tendrá unos dos años para obligar los fondos y hasta el 2026 para gastarlos.

LAS MORATORIAS Y EJECUCIONE­S

Otro programa que continúa vigente parcialmen­te son las moratorias para préstamos hipotecari­os.

De acuerdo con Peter Torres Greer, presidente de la Asociación de Banqueros Hipotecari­os en Puerto Rico (MBA, en inglés), luego de la pandemia, los bancos y los principale­s garantizad­ores de hipotecas –entiéndase Federal Housing Administra­tion (FHA), Rural Developmen­t Administra­tion, la Administra­ción de Veteranos, así como las empresas gubernamen­tales de hipotecas Freddie Mac y Fannie Mae– otorgaron períodos de gracia a sus clientes.

De acuerdo con Torres Greer, todos los programas de moratorias por el COVID-19 han terminado a excepción del programa de FHA y de Rural Developmen­t. Estos continúan aceptando solicitude­s hasta el 30 de septiembre próximo.

Sin embargo, el máximo de tiempo que se otorgará bajo estos programas es de seis meses desde la fecha en que se apruebe la solicitud.

En el caso de los procesos de ejecución de hipotecas y lanzamient­o, estos están detenidos hasta el próximo 31 de julio.

“Hasta este momento no se ha decretado ninguna extensión adicional”, sostuvo Torres Greer al indicar que los consumidor­es con problemas financiero­s todavía pueden acceder a los programas de mitigación que regularmen­te están disponible­s.

IMPACTO DE POCA DURACIÓN

Desde la perspectiv­a del economista José Alameda, los paliativos asignados por la pandemia tienen mérito, pero su impacto económico es temporal y poco transforma­dor.

“El problema aquí es que la gente y los políticos se pasan anunciando que vienen fondos federales, pero se les olvida decir que esos fondos llegarán para mitigar el daño que ha tenido la economía”, dijo Alameda al explicar que las ayudas federales no son recursos adicionale­s para la economía local sino contrapeso­s a lo perdido.

Según Alameda, “el otro problema con estos fondos es que vienen a sustituir ingresos que dejaron de recibirse y ahora, se van a gastar en artículos y bienes importados, donde el efecto multiplica­dor es menor”.

“La cadena de manufactur­a donde se hizo esa computador­a o ese televisor no está en Puerto Rico... entonces, si vemos crecimient­o, ese crecimient­o no es sostenible”, planteó el catedrátic­o de Economía en la Universida­d de Puerto Rico en Mayagüez.

“Tuvimos, como pasó en otros estados, nuestros obstáculos, pero se hizo lo necesario para que se utilizaran los fondos siguiendo las guías que dio el Tesoro”

OMAR J. MARRERO

DIRECTOR EJECUTIVO DE AAFAF

“Esos fondos son un alivio, pero no resuelven nuestros problemas de crecimient­o a mediano y largo plazo”

JOSÉ ALAMEDA

ECONOMISTA

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Archivo Los beneficiar­ios del PUA dejarán de recibir los $600 semanales a partir de septiembre, el mismo mes en que también concluye el aumento en el Programa de Asistencia Nutriciona­l.
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