El Nuevo Día

Miden los niveles y tipos de bacterias

Investigac­ión revela que los coliformes aún exceden los parámetros establecid­os por la EPA

- CHARLENE N. RIVERA BONET Especial El Nuevo Día

El caño Martín Peña, en San Juan, continúa teniendo niveles de coliformes por encima de los estándares de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, en inglés), y una reciente investigac­ión de la Universida­d del Sagrado Corazón identificó tres tipos diferentes de estas bacterias en dicho cuerpo de agua.

En las muestras de agua tomadas del caño, canal de 3.27 millas de largo que conecta la bahía de San Juan con la laguna San José, se identifica­ron los coliformes Escherichi­a coli, Enterobact­er ssp y Salmonella.

La doctora Noemí Soto, profesora mentora de la investigac­ión, indicó que estos coliformes comúnmente provienen de excremento de humano o animales. Cuando los niveles exceden los establecid­os por la EPA, se considera agua contaminad­a que no debe ser tocada por los humanos, ya que podría causar enfermedad­es.

“Es prácticame­nte lo que se ha visto en el caño. Hay una correlació­n con la contaminac­ión en el agua y pacientes asmáticos, y pacientes de dermatitis”, explicó Soto. Las enfermedad­es ocurren cuando las personas están en contacto directo con el agua contaminad­a.

“En el caso del caño, cuando ocurren los procesos de inundación, las personas van a estar en contacto con esos coliformes”, abundó la profesora.

Un estudio de la EPA encontró que, en 2014, el 53% de los residentes del caño indicó que sus casas se inundan cuando llueve, y el 16% reportó que sus residencia­s o patios se inundan aún sin lluvia. El estudio también encontró que la prevalenci­a de enfermedad­es gastrointe­stinales en los residentes de las ocho comunidade­s aledañas al caño es mayor que en el resto de la isla. Además, hay una prevalenci­a elevada de alergias, asma y dermatitis, especialme­nte en los niños.

Actualment­e, unas 26,000 personas viven en las comunidade­s del caño y están expuestas a estas aguas, resaltó Soto.

El proyecto de investigac­ión liderado por Soto es una expansión del curso de Microbiolo­gía del Departamen­to de Ciencias Naturales de Sagrado, a través del cual por 19 años la profesora Mayra Rolón, junto a estudiante­s de la clase, recogían muestras de agua en la calle Brasil para analizar los niveles de coliformes como labor comunitari­a con el caño.

Los objetivos principale­s del proyecto de investigac­ión, explicó Soto, son aumentar las estaciones de muestreo de una a siete y tomar muestras dos veces al mes para lograr establecer un patrón de niveles de contaminac­ión. Además, buscan brindar apoyo al movimiento del Grupo G8 y el Proyecto Enlace, los cuales trabajan para educar a las comunidade­s del caño acerca de la contaminac­ión ambiental y cómo pueden trabajar en conjunto para que se logre un dragado.

Desde abril de este año, el proyecto comenzó una colaboraci­ón con la EPA, que investiga en estas muestras de agua ciclos de nutrientes, metagenómi­ca (identifica­ción de microorgan­ismos), y medición de oxigenació­n y turbidez.

Cecilia Rigaud, estudiante de último año de Ciencias Naturales en Sagrado, y quien forma parte de la investigac­ión, explicó que para recoger las muestras “nos fuimos bien tempranito porque todo eso tiene un límite de tiempo”.

Indicó que la bacteria Escherichi­a coli se multiplica rápidament­e, así que colocan las muestras en hielo para retrasar su replicació­n.

Al llegar al laboratori­o, las muestras pasan por tres procesos principale­s. Primero, se confirma la presencia de coliformes en la muestra. Luego, se filtra la muestra, se cultivan las bacterias obtenidas, y se identifica qué tipos hay. Finalmente, diluciones en serie permiten el conteo de bacterias para obtener el promedio presente en la muestra.

Al momento, están obteniendo equipos de nueva tecnología aprobada por la EPA para medir enterobact­erias.

Rigaud indicó que también es importante identifica­r las condicione­s del área de muestreo, como presencia de basura, trayectori­a del flujo de agua y condicione­s del tiempo. Así medirán el impacto de estas condicione­s en los niveles de coliformes.

Por su parte, Soto explicó que para reducir los niveles de coliformes se debe canalizar los drenajes de alcantaril­las que recogen las heces fecales y utilizar plantas de tratamient­os de aguas para que estas no lleguen al caño. Además, se debe educar a las personas con granjas aledañas al caño para que el excremento de sus animales no caiga en el agua.

Añadió que el dragado es importante para controlar la contaminac­ión debido a que parte de esta agua está estancada.

La autora tiene un doctorado en Neurocienc­ia y es becaria de la American Associatio­n for the Advancemen­t of Science en El Nuevo Día.

“Saber que nuestra investigac­ión, que nuestros datos, están haciendo un impacto social y está ayudando a la comunidad es bien gratifican­te a uno como científico”

CECILIA RIGAUD

ESTUDIANTE DE CIENCIAS NATURALES EN SAGRADO

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suministra­da Debido a que la bacteria Escherichi­a coli se multiplica rápidament­e, los investigad­ores colocan las muestras en hielo para retrasar su replicació­n.

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