Bad Bunny y Anuel AA: amor patrio y Baloncesto Nacional

El pasado lunes, el Coliseo José Miguel Agrelot, la nueva casa de los Cangrejeros de Santurce, recibió a 13,000 fanáticos para el choque contra los Capitanes de Arecibo. El juego marcó la apertura de una nueva generación de dueños de franquicias a nivel local, entre los cuales se encuentran dos de los artistas urbanos más sonados del planeta: Bad Bunny, de los Cangrejeros y Anuel AA, con los arecibeños.

En apenas el tercer día de la temporada, el partido nos enseñó lo que se puede lograr con un poco de visión, conocimiento mediático y apoyo a los nuestros, que además de crear un escenario más glamoroso de entretenimiento, apuesta a nuestro orgullo patrio.

Esta generación de artistas y personas destacadas en sus diversos ámbitos de la sociedad, como el pelotero Yadier Molina, dueño del equipo de los Vaqueros de Bayamón en el BSN, y la ex Miss Universo Denise Quiñones, a la cabeza de la franquicia local, han dado un paso hacia adelante y han tomado responsabilidad sobre las dos vertientes culturales que nos caracterizan y logran disolver cualquier enfrentamiento ideológico: el deporte y los certámenes de belleza.

En el caso de Yadier, llevó a los Vaqueros al campeonato nacional en su primer año como apoderado, superando los retos de la famosa burbuja en medio del peor momento de la pandemia del COVID-19, mientras que Denise, en sus tres años a cargo de Miss Universo Puerto Rico, revivió el entusiasmo y la fe de que una beldad puertorriqueña conquistara la tan ansiada sexta corona.

Podría parecer banal y superficial que nos enfoquemos solo en estos dos aspectos culturales, y concuerdo con que la cultura trasciende el deporte y los certámenes de belleza. Pero siendo realistas, históricamente, ¿qué nos ha hecho temblar de la emoción, nos ha sacado las lágrimas y hasta hecho olvidar en algunos el deseo de la anexión más que el deporte y Miss Universo? ¿Quién puede olvidar la gloriosa doble victoria que en el 2001 nos trajeron Tito Trinidad y la propia Denise?

Todavía está fresca en nuestra memoria el Dream Team borincano dando cátedra en el 2004 contra el imperio que nos subyuga. También la medalla de oro de Mónica Puig en las Olimpiadas del 2016 y el ‘Puigñeta’ que resonó en cada rincón de nuestra patria.

Nuestros artistas, muchos de ellos jóvenes millenials, están jugado pa’l equipo, poniendo billete, impulsando y poniendo el ojo internacional sobre los nuestros, lo nuestro. Están abriendo espacios en donde, como suele pasar, los mayores y supuestamente más experimentados quieren mantener el control. Son ejemplo de lo que debemos de hacer todos los jóvenes que queremos aportar y asumir la responsabilidad histórica. Los mayores deben hacer lo propio, abrir la puerta para que nosotros, el futuro, asuma el protagonismo y cargue con sus consecuencias.

Solo espero que este sea el comienzo en que toda una generación que, más que coincidir en un abrazo por la victoria, sobre todo con aquel con quien no comparto, haga lo mismo en las derrotas. Pero más importante aún, que antes de que comience el juego, el certamen, cuando el telón esté subiendo, mientras La Borinqueña retumbe en la dulce voz de Kany García… nuestros corazones se inflen, apostando siempre desde el amor.

“Nuestros artistas son ejemplo de lo que debemos de hacer todos los jóvenes que queremos aportar”