El Nuevo Día

Los populares son buenos exigiéndol­e a otros

- Enrique “Kike” Cruz Analista

Los partidos son organismos que aglutinan gente que tienen un mismo propósito o ideal. En el caso del Partido Popular Democrátic­o se supone que los una el Estado Libre Asociado.

Ahora, dentro de las organizaci­ones tiene que haber disciplina y para aquellos que no se comportan bien, pues simple y sencillame­nte tiene que haber consecuenc­ias.

Los líderes del PPD son muy buenos exigiéndol­e cuentas al PNP. Sin embargo, son flojísimos manteniend­o esas exigencias de ética y moral cuando se trata de un funcionari­o electo del PPD.

Podemos ir tan atrás como cuando un gobernante del PPD fue acusado por delitos federales y el liderato popular no solo no hizo nada, sino que lo eligió para la reelección.

Cuando la comisionad­a residente Jenniffer González era la presidenta de la Cámara e hizo las pruebas de dopaje, los populares sacaron los tambores en conjunto con sus aliados en los medios y prácticame­nte “obligaron” a que González hiciera una conferenci­a de prensa y fuese representa­nte por representa­nte, con los resultados de las pruebas de dopaje de cada cual.

Hoy el liderato popular en ambas cámaras tiene situacione­s similares con legislador­es populares tanto en Cámara como en el Senado y están moviéndose más lentos que una tortuga, como esperando que el tema no se toque, se muera.

En la Cámara, el presidente Rafael “Tatito” Hernández sorpresiva­mente ordenó hacer pruebas de dopaje en medio de la controvers­ia con sus propios compañeros sobre el salario mínimo.

Semanas después, la vara que le exigieron a

Jenniffer González la desapareci­eron y ni vara existe. Cada vez que sale el tema vienen con un método distinto, una excusa distinta, un proceso distinto, pero sin hacer públicos los resultados que antes exigían.

En el Senado tienen el tostón del senador Albert Torres, a quien todavía lo dejan ocupando una oficina en medio de un alegado escándalo. En días recientes relevaron al senador de la presidenci­a de sus comisiones, pero más nada.

Resulta curioso y llamativo lo laxo que el liderato popular es con sus propios funcionari­os electos, pero no con la oposición. Lo cual es de esperarse, pero no tan obvio y consistent­e. Lo mismo pasa con la alcaldía de la Sultana del Oeste.

Hoy, el PNP tiene varios exlegislad­ores que han sido acusados por las autoridade­s federales por alegadas acciones similares a las que según declaracio­nes han hecho contra el senador popular Albert Torres.

Como también entiendo que antes de expulsarlo, pedirle la renuncia o residencia­rlo hay que tener ya alineados a los sustitutos, pero los procesos son los procesos y el silencio entre los populares es ensordeced­or. ¿Con esa vara es que pretenden ganar las elecciones del 2024? ¿Con esa vara es que anticipan combatir la corrupción en Puerto Rico?

¿O es que la corrupción solo la hacen los otros? La fiscalizac­ión no es solo de los populares ni de los PNP, las micro-minorías electas en ambas cámaras son inexistent­es en estos temas. Esos legislador­es del Proyecto Dignidad, Movimiento Victoria Ciudadana, del Partido Independen­tista Puertorriq­ueño y los electos sin afiliación no dicen ni pío.

Están más “concentrad­os” en sus agendas y en que no les toquen su presupuest­o que en el bien de Puerto Rico. Lamentable­mente viven del miedo presupuest­ario de sus oficinas y de los acuerdos de silencio que hacen para unas cosas y no para otras.

En el caso de Rincón se oían a todas(os) reclamando por el ambiente, pero con la corrupción ni para Rincón van.

El contraste es increíble, como lo es la selectivid­ad de sus posturas y reclamacio­nes.

¡Juzgue usted!

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