Empuñar el teclado como si fuera un arma
¿ Qué queremos decir al plantear que las palabras hieren? La frase en sí misma es un reconocimiento de que violencias hay muchas y muy diferentes, que la violencia no es necesariamente física, que es posible matar simbólicamente una persona, que hay una violencia del lenguaje. Para el filósofo esloveno, Slavoj Zizek, es posible que los seres humanos seamos más violentos justo porque hablamos.
La muerte en todos sus rostros contempla no solo la eliminación física de una persona sino todos los rostros de la exclusión (satanización, expulsión social, marginación, abandono). Están también los que empuñan el teclado de la computadora como si fuera un arma. Cuando ocurrió la muerte de la mujer transgénero, Alexa, asesinada en febrero del 2020, se decía que “personas que presenciaron el incidente del baño” donde se inició todo un drama persecutorio contra Alexa tomaron fotografías de esta y las circularon en las redes sociales, desatando toda una hostilidad y odio transfóbico. Doce horas más tarde el cuerpo acribillado de Alexa fue encontrado en una zona baldía.
La violencia no es exclusiva de los sectores más conservadores. Está puesta también del lado de sectores que denuncian toda suerte de sistemas de dominación (clasistas, racistas, sexistas, heterosexistas, sistemas de imperio). Ejemplo de esa violencia han sido los efectos de la página, de inspiración feminista, Yo te Creo, productora de unas 17 listas de agresores/acosadores sexuales (ya conocida como “la lista”), en la que mujeres han acusado de manera anónima, sin explicitación del acto, contexto o fecha por el cual se acusa a alguien, la cual ha sido vinculada con el suicidio del gestor cultural y fundador del establecimiento La Respuesta, José Morales.
Según como reconocemos que los culpables de la muerte de Alexa fueron todos aquellos que empuñaron el teclado para promover el odio transfóbico, así también habría que conceder que, aunque un suicidio puede ser provocado por diversidad de razones sociales y psíquicas, es evidente que el suicidio de esta persona (a quien no conocí y de quien no sé absolutamente nada) parece estar directamente relacionado con la hostilidad promovida desde esta página.
A mi modo de ver el asunto central es el siguiente: las mujeres no podemos reproducir la misma violencia de la que somos objeto. Decir que el Estado “nos ha fallado” no debe constituirse en una justificación para reproducir exactamente lo mismo que históricamente hemos criticado. A menos que no decidamos eliminar el sistema legal por decreto, las cortes existen precisamente para ponderar una acusación antes de imponer un castigo x. Lo otro sería renunciar a la presunción de inocencia como, de paso, paradójicamente ha venido suscitándose en el propio sistema legal. No hay distinción entre Estado y sociedad respecto de este entendido.
Al decir de la periodista y escritora Anne Applebaum, la esfera pública online es un espacio de conclusiones rápidas, posicionamientos rígidos y argumentos que se esgrimen en un puñado de “caracteres” (palabras). La situación ha llegado a un punto en el que, para algunas personas, cualquiera que cuestione estos “métodos de lucha y de denuncia” está traicionando al feminismo. Pues bien, feminismos hay muchos y muy diferentes, y es justamente ese reconocimiento lo que me permite escribir estas líneas.