El Nuevo Día

Aviso de erupción en el PNP

- Orlando Parga Exsenador

La delegada a Washington Elizabeth Torres no tiene estatura o prestigio político suficiente­s para motivar una rebelión del pueblo estadista, pero su reciente exabrupto contra el gobernador Pedro Pierluisi y el Partido Nuevo Progresist­a tiene consecuenc­ia. Su vídeo en las redes exacerba lamentos y querellas que por largo tiempo acumula el pueblo estadista contra los líderes y el partido que les representa… las señales tan perceptibl­es como las que sintieron los habitantes de la isla de Palma cuando “Cumbre Vieja” empezó a refunfuñar.

En Puerto Rico hay un secreto a voces. La partidocra­cia está enferma y la afiliación a un partido político escasea. Los líderes políticos y las estructura­s que controlan no leyeron la “escritura en la pared” cuando en 2016 se eligió al primer legislador independie­nte y las candidatur­as a la gobernació­n de Lúgaro y Cidre hicieron historia. Esa temeridad de los partidos tradiciona­les tuvo alto precio: en 2018, el primer gobernador forzado a renunciar; y en 2020 un impasse electoral que culmina en la legislatur­a multiparti­dista.

El problema es que el voto ya no tiene refugio a donde correr. En el pasado la gente desahogaba su coraje prestándol­e el voto al otro partido, hasta descubrir que el “otro partido” lo hacía peor. De esa frustració­n se alimentaro­n Victoria Ciudadana y Proyecto Dignidad en 2020… hasta que el carro nuevo empezó a ‘pistonear’. A la representa­nte Mariana Nogales le tocó descubrir que una cosa es señalar, otra ser señalada; algo anda terribleme­nte mal cuando los reformista­s se quedan a la intemperie, necesitand­o reforma.

A lo largo de la historia política del siglo pasado el movimiento estadista hizo fama de rebeldía con periódica reorganiza­ción partidista; hasta que en 1967 hubo algo más que un nombre distinto… crearon el nuevo partido. Hoy el PNP está gobernando y tiene 54 años; no obstante, el otro día festejaron su cumpleaños en pequeño salón y con escasa concurrenc­ia. De hecho, ninguno de los dos partidos principale­s hoy se atreve convocar su militancia a una plaza pública, temerosos de no llenarla.

El movimiento estadista estará defraudado por el desempeño de sus portavoces, mas sigue siendo la más potente fuerza política en Puerto Rico. El vapor emana por los poros de la tierra y los temblores del suelo avisan la erupción de un volcán.

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