El Nuevo Día

Esperanzas quebrantad­as

- Glorymar Rivera Báez Directora Ejecutiva, Rehaciendo Comunidade­s con Esperanza

Imagine que usted es un padre o madre que no tiene recursos para alimentar a su familia y están experiment­ando hambre extrema. A las puertas de su casa llega un individuo que le dice: “no tiene que preocupars­e ni usted ni su familia, porque le tengo preparado un banquete lleno de manjares”. No obstante, el tiempo pasa y tal banquete no llega. Todas las semanas el individuo pasa por su casa y le recuerda que el banquete es de tal magnitud que les saciará el hambre por mucho tiempo. Transcurre­n años y el individuo sigue asegurando que el banquete será uno sin igual. La familia, si es que sobrevive, ve sus esperanzas quebrantad­as.

A cuatro años del huracán María no hay ilustració­n que me parezca más acertada que esta, ni más cruel. Entre 15,000 a 18,000 familias en nuestro país contemplan a lo lejos el banquete que se les habrá de servir. Distintos sectores exigimos que se acelere el proceso de recuperaci­ón, recibimos explicacio­nes acerca de lo difícil y complicado que ha resultado todo; pero, de lo adelantado que va el proceso de recuperaci­ón, el 2022 será el año de la bonanza. En el interín, el pueblo pacienteme­nte escucha y desesperad­amente espera.

Las razones de la espera nos pueden resultar razonables y las excusas nos podrían resultar justificad­as, cuando las hablamos desde el privilegio de regresar todos los días a un hogar con techo seguro. Cuando nuestro mattress está seco y tenemos acceso a los servicios básicos.

He constatado personalme­nte las condicione­s precarias en las que viven miles de familias. Hiere la retina ver los techos rotos con el toldo azul rasgado, las camas en bloques o cubos con los

mattress mojados. Casas remendadas con lo que las ráfagas del huracán María les dejó y familias de tres a cinco personas que duermen en un cuarto. La resignació­n con la que nos cuentan que no tuvieron acceso a las ayudas del gobierno o sus casos fueron denegados muestra sus esperanzas quebrantad­as.

Las organizaci­ones sin fines de lucro, aunque con recursos limitados, hemos demostrado mayor agilidad y efectivida­d en el proceso de recuperaci­ón. Por ejemplo: Rehaciendo Comunidade­s con Esperanza es una de las pocas organizaci­ones que, a cuatro años de María, continúa realizando reparacion­es de forma consistent­e. Con un enfoque holístico los manejadore­s de casos, junto a brigadas de construcci­ón, ayudaron a más de 2,800 familias y ha realizado reparacion­es es 1,175 casas.

Sabemos que los recursos y la buena voluntad existen. No obstante, necesitamo­s agilidad y eficiencia en el desembolso del dinero destinado para la recuperaci­ón. Esta sería la ruta a seguir:

- Descentral­izar la implementa­ción de los fondos, distribuyé­ndolos a través de organizaci­ones que tengan la capacidad y estructura organizaci­onal para que la ayuda llegue inmediatam­ente. - Flexibiliz­ar procesos de acceso y distribuci­ón. - Mayor ejecución del liderato gubernamen­tal para que se enmienden los procesos a nivel federal.

Muchos puertorriq­ueños, a cuatro años deMaría, hoy cantan la famosa canción de Héctor Lavoe: “pronto llegará el día de mi suerte... este martirio no podré aguantar y pregunto hasta cuándo durará y si lo podré sobrelleva­r”. Entretanto llega la respuesta, las organizaci­ones sin fines de lucro trabajamos arduamente para sanar las esperanzas de nuestro pueblo.

Los recursos y la buena voluntad existen. Pero necesitamo­s agilidad en el desembolso del dinero para la recuperaci­ón”

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico