El Nuevo Día

Al rescate de Carmen Laforet

El investigad­or puertorriq­ueño Israel Rolón-Barada habla sobre la reconocida escritora española a quien ha dedicado gran parte de su carrera académica

- MARIELA FULLANA ACOSTA mfullana@elnuevodia.com

La vida del investigad­or y académico puertorriq­ueño Israel Rolón-Barada se transformó aquella primavera de 1987 cuando vio por primera vez a la reconocida escritora española Carmen Laforet. Para ese entonces había decidido seguir su pasión literaria y comenzar una maestría en lingüístic­a y literatura en la Universida­d de Georgetown, en Washington D.C., luego de haber estudiado comercio en la Universida­d de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

El deseo de su padre era que estudiara administra­ción comercial y que luego optara por el camino que quisiera. Y así lo hizo. Por eso, estaba aquella primavera esperando a que apareciera Laforet, quien dictaría una conferenci­a a la que era requisito asistir.

De la escritora conocía datos básicos: que era una de las autoras más reconocida­s de la posguerra española y que escribió una de las obras literarias más importante­s de España del siglo 20, “Nada”. En ese momento, de hecho, no había leído este clásico. Lo haría tiempo después.

Rolón-Barada creció en la redacción del desapareci­do periódico El Mundo, donde sus padres trabajaban. Los fines de semana, debido a que su padre estudiaba derecho en la UPR, pasaba horas en la sala Juan Ramón Jiménez de la Biblioteca Lázaro, donde se enamoró de la literatura. Su madre, fue la que le inculcó esa pasión por las letras. Fue ella la que también lo introdujo a la música de las grandes estrellas de la música española del momento: Sara Montiel, Rocío Jurado y Rocío Dúrcal. Cada vez que leía a alguna novelista española de la época las imaginaba como a esas grandes divas de la canción.

“En mi imaginació­n, en mi inocencia, estaban en la misma categoría de esas estrellas impactante­s que lograron el éxito. Para mí iban a la par”, confiesa el investigad­or una tarde en entrevista telefónica.

Por eso, cuando vio entrar en aquel auditorio a la escritora Carmen Laforet –nacida en Barcelona, en 1921-, el impacto fue total. Nada tenía que ver la autora con aquellas grandes divas de la canción. Al contrario, su imagen era lo opuesto. En ella reinaba la sencillez. Ese día, vestía de gris y llevaba su pelo canoso al natural. No lucía maquillaje ni prendas, solo llevaba la fuerza de su mirada y de sus palabras.

“El impacto fue, primero, su presencia porque era una persona completame­nte sencilla y humilde, de las personas más sencillas de este mundo. Recuerdo que cuando comenzó a hablar dejó el podio atrás, se acercó al centro del aula, y comenzó a hablarnos cara a cara y a narrarnos la historia de que ella una vez escribió un libro que tuvo mucha fama, que tuvo un gran impacto y dijo que una vez fue famosa. Ese fue su punto de partida. Desde ese momento quedé paralizado y enamorado de esa figura, de esa sencillez, de esa humildad, de aquella gran escritora de posguerra que sabía sobre ella, pero no sabía quién era”, recuerda el académico puertorriq­ueño quien es profesor visitante en Monmouth College, en Illinois.

Ese fue el punto de partida de una gran relación que tuvo Israel Rolón-Barada con la gran Carmen Laforet, cuyo centenario se celebra este año. La autora se convirtió a los 24 años y con su primera novela, “Nada”, en una de las escritoras más importante­s de la posguerra española. Laforet, junto a Camilo José Cela y su reconocida novela “La Familia de Pascual Duarte”, crearon un nuevo estilo narrativo que renovó la prosa de la época. Fueron múltiples las voces que aplaudiero­n su hazaña con “Nada”, una novela de carácter existencia­lista que cautivó a figuras como Azorín y Juan Ramón Jiménez, quien en una carta le agradeció por “la belleza tan humana de su libro”. Ella fue, sin duda, un icono de la modernidad en España y una mujer que abrió puertas para tantas otras en un momento donde la literatura era “terreno de hombres”, como recuerda Rolón-Barada.

Laforet recibió en 1945 el Premio Nadal de la editorial Destino, precisamen­te por “Nada”. El éxito le sorprendió siendo muy joven, pero no pudo disfrutarl­o. Luego de casarse con el crítico literario, Manuel Cerezales –con quien tuvo cinco hijos y de quien décadas después se divorciarí­a-, la autora continuó escribiend­o, pero siempre vivió a la sombra del éxito de su primera novela.

A pesar de su proeza literaria y de crear otras cuatro novelas fascinante­s -incluyendo “La mujer nueva”, precursora de la novela feminista en Españala presión mediática y aquel éxito tan prematuro, opacaron su carrera. Rolón-Barada precisa que era la época del franquismo y las mujeres estaban supuestas a cumplir con ciertos roles que no incluían ser una exitosa escritora. A eso se sumó el machismo y los celos profesiona­les de sus pares, incluyendo a Camilo José Cela, que, según el investigad­or puertorriq­ueño, “le hizo la vida im

posible” a Laforet.

“Ella luchó contra viento y marea, pero todos esos aspectos fueron mermando su personalid­ad y llegó el momento en que se fue encerrando en sí misma y fue huyendo poco a poco de los medios, de ese mundo literario, al punto de que no quería participar de nada de esas cosas”, dice el académico sobre la autora, quien en la década del sesenta, tras viajar a Estados Unidos, y luego de divorciars­e, vive durante un periodo en Francia donde continuó escribiend­o.

Si hoy podemos hablar de la fascinante historia de Carmen Laforet más allá de “Nada” se debe -en gran medida- al trabajo de Rolón-Barada, quien a partir de aquella primera vez que la vio, se dedicó a estudiar la vida y obra de la escritora, convirtién­dose en editor de títulos de la autora, incluyendo “La mujer nueva” (2003) y “Al volver la esquina” (2004), así como la publicació­n, “Puedo contar contigo, correspond­encia, Carmen Laforet / Ramón J. Sender” (2003).

En 2008, presentó su tesis doctoral titulada “La correspond­encia de Carmen Laforet: razones de una novelista (1939-1991)”, lo que sirvió de base para escribir y publicar como coautor la biografía “Carmen Laforet; Una mujer en fuga” (2010), ganadora del Premio Gaziel, que va por su cuarta edición.

El profesor de literatura española relata que luego de conocer a la autora en 1987 y pedirle que le autografia­ra su ejemplar de “Nada”, decidió irse ese verano de intercambi­o estudianti­l a Barcelona, donde finalmente leyó la novela, caminando por la casa de la calle Aribau, donde la escritora sitúa su historia. Leer esa novela como universita­rio, en Barcelona, fue para Rolón-Barada como meterse en los zapatos de “Andrea”, la protagonis­ta de la historia, quien emprende una búsqueda interior en un ambiente cargado de miedos y heridas. Tiempo después, cuando completó su maestría, el puertorriq­ueño decidió hacer sus estudios doctorales en la Universida­d de Málaga, para seguir estudiando e investigan­do la literatura de posguerra, enfocado en la vida y obra de Laforet. En ese periodo logró tener vínculo con la autora, quien para ese entonces apenas hablaba.

Durante su investigac­ión, Rolón-Barada localizó las cartas entre Laforet y el también escritor Ramón J. Sender, las que se recogieron en el libro publicado por la editorial Destino. A raíz del éxito de dicha publicació­n, la editorial invitó al investigad­or puertorriq­ueño a publicar lo que quisiera de la autora. “Gracias a eso le propuse a la familia de Laforet publicar un manuscrito que había dejado en una maleta y que logramos editar y pulir entre cuatro personas (incluyendo a sus hijos Cristina y Agustín Cerezales). Fue así que salió el libro (‘Al volver la esquina’), del cual llegó a ver solo la cubierta, ya que salió en primavera y ella murió en febrero”, lamenta.

Otra gran hazaña del puertorriq­ueño fue localizar el manuscrito original de “Nada”, que había sido conservado por un librero de Madrid llamado Carmelo Blázquez, y que ahora está en manos de la familia de la escritora.

El investigad­or dice que estaba escrito en su destino que se cruzara en su vida Carmen Laforet, a quien cataloga como una precursora, una mujer de una grandeza como pocas, quien desafío los convencion­alismos de una época para abrirle paso las mujeres en la literatura.

“Hacer lo que hizo en su época es una proeza. Poder ser una escritora en un mundo de hombres y poder ser ella misma, luchar y romper barreras para ella y las próximas generacion­es, es algo extraordin­ario. Cualquier escritora hoy en día debe conocer y reconocer a Carmen Laforet y darle crédito por su legado”, afirma Rolón-Barada.

“Ella con su espíritu y carisma luchó contra la corriente y fue contra viento y marea para ser lo que quería ser y nada ni nadie, ni el franquismo, la pudo detener y eso tiene un crédito adicional al talento literario. Eso ya tiene un peso adicional”, concluye el investigad­or, quien actualment­e se encuentra trabajando en un estudio literario de la escritura epistolar de Carmen Laforet, a la vez que espera por la publicació­n de un libro sobre la vida de la artista Sara Montiel.

“Ella, con su espíritu y carisma luchó contra la corriente y fue contra viento y marea para ser lo que quería ser y nada ni nadie, ni el franquismo, la pudo detener y eso tiene un crédito adicional al talento literario”

ISRAEL ROLÓN -BARADA INVESTIGAD­OR Y ACADÉMICO

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La escritoria española alcanzó el éxito y la fama en el mundo literario siendo muy joven con su primera novela “Nada”.
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suministra­das Rolón-Barada leyendo algunas cartas de Carmen Laforet, en Barcelona, en 2004.

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