El Nuevo Día

Afganistán: no se puede decidir cegados por la venganza

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No nos convirtamo­s en el mal que deploramos”, rogó la legislador­a demócrata Bárbara Lee desde el estrado de la Cámara de Representa­ntes.

Esa fue la frase final de su discurso hace 20 años. Como si estuviese prediciend­o el futuro.

En ese discurso, Lee explicó que aunque sentía dolor por las familias de las víctimas y rabia por el ataque sufrido por el país el 11 de septiembre, reiteró que “estoy convencida que una acción militar no va a evitar nuevos ataques terrorista­s contra Estados Unidos”.

“La autorizaci­ón no puede ser un cheque en blanco que permanece para que cualquier administra­ción la use como considere”, dijo Lee.

Lee, representa­nte por California, votó contra sus 420 colegas de ambos partidos en la Cámara baja y contra todos los senadores, 98, que decidieron dar el poder para la invasión de Afganistán.

Veinte años más tarde y trillones de dólares menos en las arcas del gobierno federal, su posición es reivindica­da. El tiempo le dio la razón. Muchos la acusaron injustamen­te de traidora. Recordemos que Osama Bin Laden apareció en Pakistán.

El presidente Joe Biden dijo que Afganistán le costó a Estados Unidos $300 millones diarios por 20 años. Dinero que al parecer no estuvo exento de malversaci­ón y corrupción.

Se invadieron dos países por el ataque de dos edificios y la pérdida de las vidas de casi 3,000 inocentes, de los cuales se sabe que 43 víctimas nacieron en Puerto Rico.

Si contamos los descendien­tes de puertorriq­ueños serán muchísimos más. No hay palabras que puedan describir el dolor provocado por esta tragedia.

La “Guerra contra el Terrorismo” en Afganistán, la más larga de la historia de Estados Unidos, dejó un total de 2,448 soldados estadounid­enses muertos, a los que hay que sumar más de 100,000 afganos. Esto sin contar las pérdidas de vidas y dinero en la invasión de Irak, donde no se encontraro­n armas de destrucció­n masiva.

Donald Trump fue el presidente que hizo un acuerdo de paz con los talibanes para retirar la presencia militar. George W. Bush fue el que invadió Afganistán. La guerra duró dos décadas.

Pero claro, Biden, quien lleva menos de ocho meses en el poder, debe cargar con la culpa. Ahora los republican­os critican al actual presidente por el retiro de las tropas, a pesar de su corto tiempo en el poder.

No hay duda de que la muerte de esos casi tres mil civiles inocentes, en tiempo de paz, fue una de las peores páginas en la Historia de la humanidad. Tenemos que aprender de los errores y de la Historia. No podemos decidir cegados por la venganza.

Félix Daniel Torres Quiles

San Juan

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Un lector deplora el saldo de la larga guerra en Afganistán.

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