El Nuevo Día

Un receptor que marcó época

Benito Santiago rememora su paso por el béisbol y cómo nació su peculiar estilo

- RUBÉN A RODRÍGUEZ ruben.rodriguez@gfrmedia.com Twitter: @Nasty_Rodriguez

A mediados de la década de 1980, un flaco taciturno pelotero provenient­e de Santa Isabel llegó a las Grandes Ligas para imponer su clase en la receptoría.

Con apenas 21 años, Benito Santiago fue reclamado en el 1986 por los Padres de San Diego, comenzando entonces la carrera de uno de los receptores puertorriq­ueños más talentosos en la historia del béisbol boricua.

Su inusual agilidad detrás del plato, sus movimiento­s felinos y su poderoso brazo lo hicieron un receptor único en su clase.

Santiago, quien fue firmado como agente libre por los Padres en el 1982 cuando apenas tenía 17 años, debutó en septiembre del 1986, hace exactament­e 35 años. Su carrera se extendió por 20 temporadas.

“¡Wow! Parece que fue ayer, pero ha pasado bastante tiempo. Yo no me acordaba de eso. Uno se acuerda de los logros, pero de fechas y días uno no se acuerda”, dijo Santiago, quien hoy tiene 56 años, en entrevista telefónica con El Nuevo Día.

En una tierra donde los receptores talentosos se dan de forma silvestre, Santiago fue uno de los pioneros junto a Héctor Valle y Eliseo Rodríguez, pero fue un poco más allá que sus antecesore­s.

Santiago, quien abrió las puertas para brillantes receptores boricuas como Sandy Alomar Jr., Iván Rodríguez, Javier López, Jorge Posada y Yadier Molina, entre otros, revolucion­ó la posición que se distinguía por tener receptores corpulento­s y lentos, con algunas excepcione­s como Johnny Bench, Yogi Berra, entre otros.

“Tuve una buena carrera. Me pongo un 98% de 100%. Yo le puse mucho empeño”, agregó Santiago, quien comenzó su resumé con la conquista del premio de Novato del Año en el 1987.

NO SIEMPRE FUE RECEPTOR

Sin embargo, la carrera de Santiago como receptor comenzó por cosas del destino. Éste se desempeñab­a como jardinero corto en categorías menores en el sur cuando le solicitaro­n que se pusiera los aperos debido a que el catcher regular de su equipo se ausentó.

Resulta que Santiago tuvo un excelente juego detrás del plato y el resto se convirtió en historia. Nunca dejó los aperos.

“Tuve un tremendo juego ese día. Saqué un par de corredores, pegué dos jonrones. Me acuerdo que mi papá estaba en las gradas y cuando terminamos de jugar le dije: ‘estamos en problemas. Vas a tener que llevarme a la tienda para que me compres una trocha y todo lo relacionad­o a los catchers’”, narró.

“Yo era bien talentoso y le doy gracias a Dios por darme ese talento. Un año después yo fui firmado. Creo que fue la mejor decisión”.

Firmado por el fenecido y reputado cazatalent­os Luis Rosa, Santiago entró al panorama de las Mayores diez años después de que Eliseo Rodríguez, considerad­o el primer gran receptor boricua en las Grandes Ligas, se retirara del béisbol.

Fue precisamen­te Rodríguez quien se encargó de ayudarlo a dar los primeros pasos en el profesiona­lismo con la desapareci­da franquicia de los Metros de San Juan.

SU PECULIAR ESTILO

Santiago implementó el estilo de tirar de rodillas a las bases, una costumbre muy común en el béisbol de esta época.

Santiago contó a El Nuevo Día cómo nació este peculiar estilo de tirar.

“Fijate, eso fue una cosa natural. Una vez con mi hermano, en forma de broma, me puse a tirar así. Nunca se me olvidó que llegó muy bien a segunda. Tenía como 14 años y jugando siore mi hermano me dijo ‘ponte en el home y tira para segunda’ y ahí fue el comienzo de eso”.

Bateador de por vida de .263 con 217 jonrones y 920 remolcadas, Santiago no lo piensa dos veces para asegurar que hubo un bateador de su época que lo atormentó cada vez que se embasaba.

Se trató de Vince Coleman, un rápido jugador que participó por 13 temporadas en las Mayores y que también jugó beisbol invernal con los Indios de Mayagüez.

“El que me hizo volver atrás -tirar de rodillas- fue Vince Coleman, que era el tipo más veloz de la liga. No lo podía coger. Oye, yo me estaba parando para tirar y estaba tirando 90 millas de home para segunda base, pero no podía cogerlo. Además que era rápido, sabía correr las bases. Era uno de los que más sabía robar bases y era más rápido que todos los demás. Tenía esas dos habilidade­s y a mí se me hacía difícil tirar parado”, aseguró sobre el exjugador que se robó 756 en 13 temporadas.

Santiago, quien se retiró en el 2005, indicó que Larry Bowa fue uno de los dirigentes que le dio luz verde para ejecutar ese tiro. Trabajó con el boricua en Triple A y fue su primer dirigente en las Mayores.

“Me preguntó: ‘¿por qué tu haces eso? Esto es Grandes Ligas y no la Menores’. Me miró, se rió y me preguntó si yo iba a tirar así de ahora en adelante. Bowa me ayudó. De los buenos es que se aprende”.

En su carrera en las Mayores, Santiago jugó en cinco Juegos de Estrellas, ganó tres Guantes de Oro y cuatro Bates de Plata. Participó en una Serie Mundial con los Giants de San Francisco en el 2002.

Defensivam­ente, culminó con promedio de .989 y su por ciento de sacar corredores fue de 35%.

“(Eliseo Rodríguez) fue la persona que empezó todo esto. Fue uno de los pilares que me puso detrás del home, me puso listo. Me alegré de conocerlo” BENITO SANTIAGO EXRECEPTOR

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archivo Un joven Benito Santiago en el uniforme de los Metros de San Juan, donde dio sus primeros pasos como profesiona­l.

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