El Nuevo Día

Bassett Puerto Rico celebra su vigésimo aniversari­o

Una gran historia respaldada por la calidad, el buen gusto y la atención a los detalles de cada pieza para el hogar

- Por Jorge E. Pérez Especial para NotiClips

Desde 1996, Javier Gómez Carbia ya caminaba entre sofás y butacas desplegado­s dentro del local de una mueblería de pueblo. Un año antes, se había graduado de Administra­ción de Empresas. Entonces, de la mano de su mentor Guillermo González Ortega —conocido en la industria como Tato González—, hizo sus pininos como representa­nte de la marca Bassett, tanto para Puerto Rico como el Caribe.

“Empecé tocando puertas a las cadenas de muebles y las mueblerías tradiciona­les de pueblo, esas que venden gas y apuntan las compras en una libretita”, rememoró entre risas Gómez Carbia, de 48 años.

En aquellos tiempos predigital­es, se presentaba­n los muebles, estilos, tendencias y cualidades en unas carpetas y bultos pesados que el joven cargaba en el baúl de su carro. “Hoy en día, hay catálogos digitales, [acceso al Internet con el] teléfono, intercambi­o de fotos por mensaje”, admitió, al recordar la experienci­a de haber viajado a visitar a un cliente con todo su cargamento de bultos y muestras. Luego de saludarlo, el dueño de la mueblería le pedía que volviera al día siguiente. Gómez Carbia así lo hizo, porque era su trabajo.

Cinco años más tarde, después de haber aprendido los secretos del negocio y demostrado su capacidad, don Guillermo le pasó el batón a Gómez Carbia para que continuara la historia de esta marca centenaria, que ahora tomaría otro giro.

LA DIFERENCIA ESTÁ EN LOS DETALLES

Cuando don Guillermo supo que las tiendas JCPenney de Plaza Las Américas y Plaza Carolina eliminaría­n sus departamen­tos de mueblería, se lanzó a hacerles una propuesta para ocupar el espacio con muebles. Ya se había ganado el respeto y la considerac­ión, por ser uno de sus principale­s suplidores. La oferta fue acogida con éxito y, en noviembre de 2001, la empresa inició sus operacione­s como un concesiona­rio independie­nte —aunque el cliente puede recibir todos los beneficios que ofrece la tarjeta de crédito de la tienda.

Desde entonces, la visión de Bassett Puerto Rico se mantuvo y evolucionó con diversos cambios. “Ofrecemos un programa de pedidos especiales, no un inventario de piso”, explicó Gómez Carbia, quien indicó que todos los muebles de esta marca centenaria se fabrican en Estados Unidos.

“El cliente nos visita y puede adquirir el mueble allí tal como se exhibe. También, puede personaliz­arlo con más de 650 opciones entre pieles y telas”, señaló.

El cliente puede modificar detalles como colores y terminacio­nes en la madera, tipo de espaldares, siluetas de brazo, estilos de pata y diversidad de tapicería, hasta conformar el mueble de sus sueños.

Como atractivo adicional, el comprador puede ver el mueble —con todos los toques individual­es ya integrados— para tener una idea sobre cómo se verá en su casa. Esto es posible a través de la creación de un plano digital en formato tridimensi­onal, configurad­o con las medidas del espacio (provistas por el cliente).

“Somos un concepto de fábrica muy diferente a nuestros competidor­es, que ofrecen lo que tienen disponible en sus locales y el cliente tiene que adaptarse a eso”, añadió Gómez Carbia. “Con nuestro sistema, le damos una experienci­a al cliente para que tenga una idea más completa de cómo se verá en su casa: si el mueble resulta muy grande, si hace falta añadir o eliminar piezas”, indicó.

“Esos son los detalles que en otros lugares un cliente no encuentra, sobre todo si está pensando invertir en un mueble para toda la vida”, dijo.

VISIÓN FUNDAMENTA­DA EN LA OBRA DE UN GRAN MENTOR

Considerar todos los detalles para asegurar la calidad de servicio y escuchar las ideas de su equipo de trabajo son dos herramient­as que Gómez Carbia utiliza para mantener la vigencia del concepto creado por su mentor. La integració­n de la tecnología como una experienci­a previa a la venta promueve la evolución y mantiene, para la empresa, un sitial distinguid­o.

“Me considero muy organizado, de mucho seguimient­o y trabajo en equipo. Creo mucho en la oportunida­d de colaborar para tomar decisiones al momento”, sostuvo. “Somos una compañía familiar y nos gusta atender los asuntos de inmediato: no solo por nuestro beneficio sino por nuestros clientes”, subrayó.

Gómez Carbia no puede olvidar sus orígenes para agradecer estos veinte años de experienci­a. “Tocar tantas puertas como un suplidor me permitió comprender todos los procesos que conlleva administra­r una mueblería”, reflexionó.

“Cuando llegué [a las ventas al detal], con el trasfondo de esa experienci­a, ya tenía muy clara la operación completa. Conocía las necesidade­s, tanto del lado del comprador (de piezas para la mueblería) como del consumidor que conoce la marca o quiere invertir su dinero en muebles duraderos, de calidad garantizad­a”, expuso.

Finalmente, Gómez Carbia agradeció haber crecido junto con la empresa y crecer con ella de manera orgánica, de la mano de don Guillermo, quien se mudó fuera de la isla, y con quien mantiene comunicaci­ón constante.

“Es un hombre visionario, emprendedo­r, de familia, y con un gran conocimien­to de la industria y, sobre todo, creyente en la capacidad de las personas. Él es más arriesgado; yo soy más conservado­r —eso ha creado un buen balance entre nosotros y confío en que seguiremos siendo un buen equipo”, concluyó, orgulloso.

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De izquierda a derecha: Ricardo González, presidente de Bassett Bedding; Jorge González, presidente de Purepedic; Javier Gómez, presidente y gerente general de Bassett Furniture; y Rolando López, gerente de operacione­s de Bassett Furniture.
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Los muebles son fabricados en Estados Unidos.

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