Nuevos aires para tesoros culturales
La reciente asignación de fondos al Instituto de Cultura Puertorriqueña permitirá la relocalización del Depósito de Artes Populares y la rehabilitación de una propiedad histórica, la Casa Opis, en el Viejo San Juan
El arte popular, y las artesanías en general, son dos de las actividades culturales más apoyadas por el público puertorriqueño. Y no es para menos. Ambas formas de arte tienen un rol muy importante en la identidad y la expresión de vida del pueblo. Sin embargo, en ocasiones, son subestimadas o no se les da la relevancia que se merecen, más allá de verlas como una actividad de consumo.
El anuncio reciente del gobernador Pedro Pierluisi de asignar $150,000 al Depósito de Artes Populares para su relocalización y conservación, visibiliza una importante dependencia, adscrita al Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), donde se almacenan obras que no están expuestas en museos o en préstamos a otras instituciones.
“En el Depósito de Artes Populares hay un total de 1,550 objetos, es una colección muy variada que ha estado ubicada en un depósito del Instituto, pero ahora mismo están en un proceso de embalaje y movimiento a otro depósito”, indicó Jessabet Vivas Capó, directora del programa de Artes Populares del ICP, tras destacar que, por seguridad, no puede ofrecer información de dónde están ubicados.
“Sí puedo decir que tienen seguridad, no solamente a nivel de cámaras, sino como policías 24/7. Queremos que estén junto al resto de las colecciones por el tema de que estén más cerca del personal de trabajo, además de que van a estar en un espacio mucho más cómodo y uniforme”, agregó Vivas, para también resaltar que estarán en un ambiente con lo más avanzado en las tecnologías de almacenaje, tecnologías de prevención de incendios, seguridad y control climático.
“En este momento estamos esperando cotizaciones para los rieles (del equipo de almacenaje), para el sistema de supresión de incendio y para las puertas de seguridad, que es algo muy importante para el acondicionamiento de la sala. Pero ya todo lo que tiene que ver con el plan de trabajo está aprobado; hay un registro con la ficha técnica de cada pieza, tanto del artesano que la creó, como de sus medidas, tal y como se hace con el resto de las colecciones. Todo está digitalizado y al día, cada pieza tiene su propio número, aunque hay algunas que son anónimas”, explicó Vivas.
Destacó, además, que con los procesos de cotizaciones y, debido a todas las medidas tomadas por el COVID-19, se ha retrasado la compra del equipo de seguridad necesario, “pero no puede pasar de este año que todo esté en su sitio”. De hecho, dijo que se espera que sea para la segunda mitad del año natural, posiblemente, después del verano.
En esta colección, según Vivas, hay tallas de santos, máscaras de vejigantes, tanto de la tradición de Loíza como de Ponce, instrumentos musicales -tiples, cuatros, bordonúas, maracas, güiros y panderos-; así como juguetes tradicionales -entre ellos trompos, yo-yo, carritos de madera y muñecas de trapo. También hay objetos de madera trabajados en tornos (pilones, vasijas y copas) y alfarería, como vasijas y esculturas en barro.
De la misma forma, mencionó que tienen muchas réplicas de dujos y herramientas indígenas, además de otras artesanías, como las hamacas en maguey y eneas, tallas de aves, así como otros importantes trabajos de artesanos que han ganado el National Heritage Fellowship Award, el premio más importante a las artes populares y tradicionales que otorga la National Endowment for the Arts. Entre ellos, mencionó al lutier Julio Negrón y al mascarero de Ponce, Juan Alindato.
“Las artes populares y la artesanía en general, forman parte de todo lo que es la producción artística de nuestro país y de todo lo que es la actividad cultural. Originalmente muchas de estas piezas tenían un uso utilitario y en la medida que se le añaden otros factores estéticos, se convierten en arte popular. Son objetos que
nos llevan a un momento histórico y social, (nos dicen) por qué surgieron y cuáles fueron los escenarios en que se dieron”, explicó Vivas, quien destacó el “deber ministerial del ICP” en la conservación de estos objetos.
“Desde sus inicios, con on don Ricardo Alegría, se comienza a ese proceso de investigación y de acopio de piezas artesanales les en un momento histórico o en que se veían como algo o sin importancia. Hoy sabemos emos que no es así y que hay muchas piezas artesanales cuyo valor en el mercado es s muy alto. De hecho, tenemos mos piezas de artesanos que están tán en el Smithsonian, en el Vaticano no y en importantes colecciones en distintos países”, agregó la funcionaria, aria, para resaltar el valor histórico, cultural y social de las piezas del Depósito pósito de Artes Culturales y la importancia ortancia de que se mantengan bien en conservadas. La idea es que estas piezas se encuentren guardadas rdadas y en buenas condiciones listas istas para ser apreciadas por el l público de organizarse una exhibición por parte del ICP o de que algú museo las solicite e en préstamo.
AL RESCATE ATE DE LA CASA ASA OPIS
Los fondos federales del Plan n de Rescate Americano (ARPA en inglés) también n benefician a una propiedad d que no es muy conocida, ocida, la Casa Opis.
Se trata de un edificio o en la calle Cristo, número 253, que e al momento no está en uso, según explicó plicó el subdirector ejecutivo del Instituto o de Cultura Puertorriqueña (ICP), Freddy eddy Vélez, quien dijo que muchas veces se confunde con la Casa del Libro, en el número 251.
La Casa Opis será una de las estructuras históricas que será beneficiada de una partida de unos $6 millones, que según el gobernador Pierluisi serán utilizados para hacer mejoras en propiedades históricas del gobierno, tales como el Convento Los Dominicos (conocida también como la Galería Nacional), el Antiguo Edificio de la Cámara de Comercio en el Distrito Cultural de Bayamón, la Casilla del Caminero también en Bayamón y el Fortín San Jerónimo.
“Es una propiedad que forma parte de la zona histórica de San Juan y, según los informes, su construcción data de 1850 (mediados del siglo XIX). Es una propiedad unifamiliar representativa de su época que está integrada y aporta al valor histórico de la zona histórica”, añadió Vélez.
Según el funcionario, la casa fue un donativo que hizo la sucesión Ramírez, Lavandero y Marxuach al ICP el 8 de enero de 1962. “Es interesante porque se hace como una permuta contra una deuda contribu contributiva”. Agregó que la casa se estuvo utili utilizando hasta 2007 como oficinas del Programa Pr de Artes Populares, año en q que se mudaron a la sede del ICP. Desde e entonces, estuvo cerrada y con el paso de del huracán María en 2017 sufrió mucho d daño.
“Se hicieron u unas evaluaciones iniciales en marzo de 2018 2 y su reparación ascendió a sobre $250,000. Hay que cambiar madera maderas, arreglar patios interiores, ventanas, venta impermeabilización del tech techo, entre otros arreglos. El ICP reclamó re (los daños) a través de la Agencia Federal para el Manejo Man de Emergencias (FEMA), pero fue declarada inelegible legibl porque no estaba en uso al momento mo del paso del huracán”, explicó Vélez, quien destacó que ah ahora, con los fondos asignados, se estar estaría trabajando la restauración, aunque al momento no se ha contemplado qué uso u se le daría.
“Pero tendría algún uso institucional o se haría algún acuerdo colaborativo. Sabemos que la propiedad p que se cierra, es una propiedad q que se deteriora”, agregó el funcionario, tra tras admitir que no sabía el significado del nombre de la propiedad (Opis) y que en las escrituras o información de la estru estructura no hay información al respecto.
Por el momento, momen dijo Vélez, están a la espera de la disponibilidad de los fondos para comenzar con la restauración y el reacondicionamiento del edificio. edif Pero aclaró que, debido a qu que es una propiedad en una zona histórica, hist se requieren unos cuidados espec especiales y, por lo tanto, cree que el trabajo durará, du en promedio, de uno a dos años.
“Con don Ricardo Alegría, se comienza ese proceso de investigación y de acopio de piezas artesanales en un momento en que se veían como algo sin importancia. Hoy sabemos que no es así y que hay muchas piezas artesanales cuyo valor en el mercado es muy alto”
JESSABET VIVAS CAPÓ
DIRECTORA DEL PROGRAMA DE ARTES POPULARES DEL ICP