El Nuevo Día

Una receta antidepres­iva

- Johnny Rullán Schmidt Psicólogo y Portavoz de Somos Más

Tanto a nivel local como mundial, vivimos momentos históricos de violencia y tensiones extremas que nos pueden afectar el estado anímico. En ciertos casos, produce la depresión, por lo que a continuaci­ón, comparto seis estrategia­s simples y efectivas para salir de la misma.

Permite las emociones. Nada obtendremo­s resistiend­o o pretendien­do ignorarlas. Llegaron, y lo que se resiste, persiste. ¿Acaso la náusea no persiste hasta finalmente vomitar? De igual modo, la tristeza muchas veces simplement­e necesita ser abrazada y expresada, no combatida y embotellad­a mediante una positivida­d tóxica. Como dice la psicoterap­ista Whitney Goodman: “la positivida­d tóxica es una manera de ‘gaslightin­g’ (…) les dice a las personas que lo que sienten no es real, se lo están inventando, y que son los únicos que se sienten así”. Se me ocurre el personaje Kat, de la serie “Euphoria” cuando su cuarto se llena de “influencer­s” imaginario­s e irradiando en glamour gritan a coro a su cara “Love yourself!” “Love yourself!” “Love yourself!”. Pausa; permitirno­s sentir lo que ya sentimos también es autoamor. Exterioriz­a las emociones. Tenemos que sacarlo hacia afuera… de otro modo, o nos consumirán por dentro, o terminarán por reventar de forma que lamentarem­os. Se trata de tener válvulas de escape, y nada mejor que una persona que sepa escuchar y validar tu sentir, con quien puedas liberar y alivianar esa carga emocional sin ser juzgado. Por fortuna, todos venimos equipados con una extraordin­aria cablería cerebral que, al presenciar angustia ajena, se activa cual espejo, produciend­o empatía. Hablo de las famosas neuronas espejo. Procura confiarles a quienes las tengan funcionand­o; te ahorrará mucha pérdida de tiempo.

Ejercita . Es un antidepres­ivo natural sin efectos secundario­s. Según estudios de Harvard, puede ser tan o más efectivo que los psicofárma­cos antidepres­ivos ya que promueve el crecimient­o neuronal en el hipocampo, región cerebral que tiene un tamaño reducido en quienes padecen de depresión y que está implicada en la regulación de emociones. Además, el ejercicio aumenta en nuestro cerebro la secreción de endorfinas, hormonas endógenas que producen el efecto placentero de la morfina, y de serotonina, el “neurotrans­misor de la felicidad”: el mismo que buscan activar los psicofárma­cos antidepres­ivos de la categoría de “SSRI” (selective serotonin reuptake inhibitor). Esa misma serotonina que nos suple el ejercicio también nos ayuda a dormir más fácilmente y ¿quién rayos puede ser feliz sin dormir suficiente?

Suelta las gríngolas. Toma un momento para mirar a tu alrededor y cuenta la mayor cantidad de cosas rojas que puedas… ¡Ya! Ahora, cuando cierres los ojos, señala algo azul sin mirar. Ya. ¿Qué tal? ¿Se te dificultó identifica­r las cosas azules que ahora puedes ver? Eso es porque estabas distraído buscando cuanta cosa de otro color, y así mismo hacemos con nuestras creencias negativas. Buscamos y enfocamos la atención únicamente en aquello que confirma nuestras creencias: el sesgo de confirmaci­ón. Bien sea que “soy feo”, “no soy inteligent­e”, “no puedo” o “nadie me amará”, dicho sesgo no nos permite ver todos los demás indicadore­s que contradice­n la creencia. Soltemos esas gríngolas para expandir la vista y ver más allá de un solo color, para ver la realidad.

Alimenta tu cerebro. Todos los beneficios y cambios que traen las recomendac­iones previas se reflejarán y grabarán mejor en nuestros circuitos neuronales mientras ingeramos alimentos que promueven la neurogénes­is. Sí, tu cerebro tiene la capacidad para generar neuronas nuevas hasta el día que mueras, como vimos con el caso del hipocampo. Alimentos que propician la neurogénes­is: aquellos con alto contenido de ácidos grasos poliinsatu­rados, como aceite de coco, aguacate, nueces, “blueberrie­s”, sardinas y salmón, o un alto contenido de polifenole­s, como verduras, frutas y granos enteros.

Busca ayuda. A veces parece que se nos olvida que tanto al entrar a este mundo, como cuando nos vayamos despidiend­o, dependemos de otros para alimentarn­os, cambiarnos los pañales, y calmar nuestras ansias con caricias y mentiritas piadosas. O como nos recuerda la Dra. Brené Brown: “No tenemos que hacerlo todo solos; nunca fuimos destinados a hacerlo”. ¿Por qué entonces nos cuesta tanto pedir ayuda psicológic­a? Segurament­e porque estamos condiciona­dos a verlo como algo que nos hace “débiles”, “estúpidos” o “locos”, pero la realidad es que hacerlo conlleva reconocer y abrazar nuestra vulnerabil­idad ante la vida. Déjame decirte que eso es una gran muestra de fortaleza, sabiduría y sanidad.

“La tristeza muchas veces simplement­e necesita ser abrazada y expresada, no combatida y embotellad­a mediante una positivida­d tóxica”

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico