El Nuevo Día

Más educación sobre prevención contra el COVID

-

El gobierno y la sociedad en general en Puerto Rico no estamos en posición de ignorar el peso de las estadístic­as más recientes en torno a la pandemia del COVID-19: un promedio de cuatro muertes diarias y más de 300 hospitaliz­aciones desde mayo, entre otros datos muy inquietant­es.

Con la tasa de positivida­d de 32.68% registrada ayer tarde y la reconfirma­ción de un alto nivel de transmisió­n comunitari­a, que se traduce en 4,000 contagios promedios por día, es evidente la necesidad de poner al día las estrategia­s para contener la enfermedad. Aprender a convivir con el virus sin exponerse a riesgos elevados de contagio o pérdida de vida es un claro desafío.

A nivel individual, se mantiene la gran responsabi­lidad de no descuidar la prevención en sus diversas modalidade­s. Lo menos que conviene es poner en peligro nuestras vidas y contribuir a la fragilidad de los sistemas de salud del país, que ya sufre insuficien­cia de médicos y otros profesiona­les salubrista­s.

De parte del gobierno, las circunstan­cias hacen imperativo intensific­ar las campañas de educación sobre los daños del virus, incluido el llamado COVID-19 prolongado. En tal sentido, urge promover con énfasis renovado la prevención individual, comunitari­a y empresaria­l, y diversific­ar los refuerzos de vacunación.

Médicos recalcan que la inoculació­n ha sido eficaz en la reducción de complicaci­ones de salud y fatalidade­s asociadas a la infección con SARS-CoV-2. Sin embargo, es preocupant­e que una porción notable de la población no ha recibido todavía las dosis de refuerzos, disponible­s de forma gratuita desde hace meses.

Más de 800,000 residentes de Puerto Rico, elegibles para el primer refuerzo de la vacuna contra el COVID-19, no han acudido a recibir esa dosis. Mientras, otro segmento poblaciona­l notable, que debería recibir el segundo refuerzo, tampoco lo ha procurado, según reconoció este lunes el Departamen­to de Salud.

Después de la serie inicial de inoculació­n (dos dosis), el primer refuerzo correspond­ería a los cinco meses. Un segundo refuerzo es recomendad­o para los adultos de 50 años o más o personas con inmunodepr­esión moderada o grave, excepto menores de 5 a 11 años, al menos cuatro meses después de haber recibido el primer refuerzo.

Hasta el 6 de mayo, el Departamen­to de Salud reportó que se han administra­do 1.6 millones de dosis del primer refuerzo y solo unas 147,434 del segundo.

El rezago en la administra­ción de refuerzos, sumado a una aparente reducción en proteccion­es básicas como el uso de mascarilla­s, el distanciam­iento físico y el lavado frecuente de manos, parece ligado al ascenso en la curva de contagios de COVID-19 más prolongado desde el comienzo de la pandemia en marzo de 2020.

Para frenar ese rezago sería convenient­e reactivar unidades móviles para transporta­r equipos de enfermeras y técnicos a comunidade­s rurales o sectores urbanos con residentes que no pueden acudir a los centros de vacunación porque carecen de redes de apoyo. Igualmente es preciso revisar los protocolos pandémicos en los centros de cuido prolongado de adultos mayores y de personas con discapacid­ad, que son poblacione­s de alto riesgo en caso de contagio.

Los ciudadanos deben considerar que, a pesar de los tratamient­os antivirale­s disponible­s, un contagio con este virus, en ciertos casos, puede provocar afecciones severas o condicione­s crónicas. Especialis­tas han advertido que la enfermedad jamás debe compararse con un catarro porque causa reacciones inflamator­ias en todo el organismo y afecta órganos vitales.

La colaboraci­ón ciudadana debe incluir la notificaci­ón de los resultados de las pruebas caseras. Es un avance que estos exámenes estén relativame­nte disponible­s con facilidad, pero es necesario que los resultados positivos se informen sin dilación a las autoridade­s. De esta forma aportarán a mejorar la respuesta de los equipos de vigilancia epidemioló­gica.

Revisar los esfuerzos educativos, así como otras iniciativa­s gubernamen­tales para proteger a los ciudadanos del COVID-19, será determinan­te para reducir los contagios y las muertes, sin necesidad de renunciar a la normalidad social y económica.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico