El Nuevo Día

No prepararse no es una opción”

● La meteorólog­a Ada Monzón discute la importanci­a de tomar acción y medidas preventiva­s ante la crisis climática y los eventos atmosféric­os

- Por Andrea Guemárez Soto

La temporada de huracanes ya comenzó y la ciudadanía puertorriq­ueña debe estar preparada para afrontarla. Por esa razón, la meteorólog­a Ada Monzón discute el pronóstico de la temporada, el rol que ha jugado el cambio climático en los eventos atmosféric­os y las medidas que las personas deben tomar, ante la variedad climática y sus manifestac­iones.

¿Cuál es el pronóstico para esta temporada?

“Va a ser una temporada activa e intensa”, sostuvo Monzón, quien es la primera mujer meteorólog­a en Puerto Rico.

Monzón señaló que se están viendo cambios en términos de las temperatur­as de las aguas del océano. Por ejemplo, las temperatur­as del océano Atlántico están en un nivel por encima de lo normal. Mientras, los vientos en el Atlántico están más débiles de lo esperado.

En las pasadas dos temporadas de huracanes, también ha persistido La Niña, un fenómeno en el que, según el Servicio Meteorológ­ico Nacional, ocurre un enfriamien­to de las temperatur­as de la superficie del océano. De igual forma, la vaguada monzónica, que, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes, es un área de baja presión en la zona de convergenc­ia intertropi­cal, está más activa.

Estos factores han promovido un pronóstico, para esta temporada, que se distancia un poco de lo normal.

Se ha pronostica­do que, en esta temporada, ocurran de 14 a 21 tormentas, de seis a diez huracanes y de tres a seis huracanes intensos, que son los que producen daños catastrófi­cos, informó la también fundadora y presidenta de la Junta de Directores del EcoExplora­torio: Museo de Ciencias de Puerto Rico.

“Nosotros estamos viviendo en un mundo que no es el mismo que hace, incluso, cinco o diez años. En los pasados 35 años, se ha duplicado la cantidad de huracanes categoría cuatro y cinco en el mundo [...] y es por las altas temperatur­as del océano, que es donde está la energía de los ciclones tropicales”, explicó.

Distinguió que ninguno de estos pronóstico­s establece la ruta y se desconoce si los huracanes se quedarán en el agua o si pasarán sobre Puerto Rico.

“Cuando hay pronóstico­s de esta naturaleza, escoger no prepararse no puede ser una opción”, destacó.

¿Qué medidas preventiva­s pueden tomar las personas ante estos eventos atmosféric­os?

En esta temporada de huracanes, a diferencia de las otras, se debe considerar la escasez de alimentos, suministro­s y combustibl­e. “Hay una serie de dificultad­es que son sociales y económicas que inciden en cómo nosotros nos preparamos”, abundó la meteorólog­a.

Por esa razón, ante un fenómeno meteorológ­ico, se deben realizar, con anticipaci­ón, los preparativ­os. Aun así, existen algunas medidas que se pueden tomar a corto plazo.

En primer lugar, las personas deben tener un almacén de alimentos y agua para 21 días, y no para tres o cinco como previament­e se recomendab­a.

“Ante la situación de eventos catastrófi­cos, está más que probado que tener alimentos y suministro­s para tres a cinco días no es suficiente”, puntualizó.

A su vez, deben preparar una mochila de emergencia y tener listo un botiquín de primeros auxilios.

Durante el proceso de preparació­n, las personas deben considerar las necesidade­s especiales de su familia, es decir, si tienen un miembro que padezca de una condición de salud, una mujer embarazada o hasta un adulto mayor que posea unas necesidade­s particular­es, añadió.

Asimismo, existen medidas que se deben tomar, a largo plazo, para afrontar, de forma efectiva, el pico de la temporada de huracanes, que es en agosto y septiembre.

Cada individuo debe contar con un seguro de protección de la propiedad y un seguro de inundación. “Son herramient­as extremadam­ente importante­s que no vas a conseguir una vez se emita [...] un aviso”, advirtió.

Otra medida preventiva que las personas deben tomar, desde un inicio, es evaluar en qué lugar están construyen­do su futura vivienda, qué materiales están utilizando y si se están rigiendo bajo los códigos de construcci­ón de Puerto Rico.

“De eso [esas tres preguntas], depende tu seguridad [...] Es el lugar donde tú vas a pasar la emergencia y ese lugar te tiene que proteger a ti y a tu familia. Así que eso es una decisión de vida”, determinó la también miembro del Comité de Expertos y Asesores del Cambio Climático en Puerto Rico.

Si la persona está en el proceso de cambiar ventanas y

puertas en su casa, debe asegurarse de que estén hechas de materiales sólidos y que su instalació­n sea la correcta.

La adquisició­n de tormentera­s y plantas eléctricas tampoco debe ser una tarea que se relegue para último momento.

Sin embargo, Monzón reconoció que, debido a la fragilidad del sistema eléctrico en Puerto Rico, la forma más inteligent­e de preparació­n sería adoptar un sistema de energía renovable.

No se trata de energizar toda una vivienda, sino de encender enseres como la nevera y los abanicos para que las personas se mantengan frescas.

“En la residencia, uno tiene que hacer una evaluación de las necesidade­s, y rápidament­e actuar y entender qué es lo que toma más tiempo, qué es lo que toma menos tiempo, qué es lo que tengo y qué es lo que me hace falta”, reiteró.

De ese modo, las personas pueden aumentar su resilienci­a ante las amenazas naturales.

¿Cómo ha influido el cambio climático en la frecuencia de los huracanes y en esta temporada?

“El cambio climático es un proceso donde hemos visto cambios en los patrones de temperatur­as y de lluvias en un período largo. Ya llevamos aproximada­mente 30 o 40 años viendo estos cambios”, explicó Monzón.

Se ha identifica­do un aumento en la temperatur­a del aire y del mar. El exceso de calor está desequilib­rando la atmósfera, por lo que, a su vez, implica un desequilib­rio del océano. Esta energía adicional incide en que los eventos ciclónicos sean cada vez más fuertes y frecuentes.

Reflexionó sobre cómo el huracán María, que marcó su paso por el archipiéla­go en el 2017, se intensific­ó, de forma más rápida, por el aumento de las temperatur­as en el mar, por lo que el cambio climático destruyó el ya frágil sistema eléctrico de Puerto Rico.

Sostuvo que no se han tomado las medidas de mitigación necesarias para asegurar que esa falta de energía eléctrica no vuelva a ocurrir en un evento con vientos de más de 157 millas por hora, por lo que se debe finalizar con el uso de combustibl­e y transicion­ar hacia un modelo de energía renovable.

“Estamos en una crisis climática. Aquí no hay tiempo que perder. A la atmósfera no le importa el proceso de decisiones y nuestra burocracia. Tenemos que tomar acción con urgencia o vamos a repetir la historia”, advirtió.

¿Qué peligro representa­n para las personas y para el ambiente los recientes altos índices de calor?

Ante las altas temperatur­as, los niños de cinco años o menos, los adultos mayores y las personas que padecen de una condición cardiovasc­ular están en riesgo.

Pueden verse afectadas, pues, en situacione­s de calor extremo, al sudar, las personas pierden líquido de sus cuerpos. Esa pérdida puede llevar a un agotamient­o o a un cuadro de síntomas que requiera atención médica.

Según la también afiliada del NASA Space Grant Consortium, ante este panorama, es importante que las personas se mantengan hidratadas y eviten el consumo de alcohol.

El uso de protección solar y ropa fresca figuró entre las recomendac­iones de Monzón.

De igual forma, aconsejó que las personas no se ejerciten entre 10:00 a.m. y 4:00 p.m., ya que son las horas que representa­n un mayor riesgo de daño por exposición al sol.

“Si nosotros queremos vivir con la naturaleza y adaptarnos, tenemos que saber cómo protegerno­s”, indicó.

Las altas temperatur­as y los huracanes no son las únicas manifestac­iones del cambio climático. El nivel del mar continúa en aumento y aporta, de forma acelerada, a la erosión costera. Los períodos de sequía también han aumentado con los años.

Más de un 80 % de la isla tiene deficienci­a de lluvias y, según los modelos de cambio climático, Puerto Rico podría perder entre un 20 a un 50 % de la precipitac­ión, de acuerdo con la meteorólog­a.

¿Cómo se puede mitigar el cambio climático?

Mitigar los efectos del cambio climático es un deber gubernamen­tal, municipal, comunitari­o e individual.

En Puerto Rico, ya hay un plan catastrófi­co y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA, por sus siglas en inglés) ha tomado medidas, pero las personas aún deben asumir el control, reconoció Monzón.

Deben utilizar el sol como fuente para, por ejemplo, cargar sus celulares y baterías, y encender bombillas. Deben optar por energía limpia e instalar paneles solares. Es más fácil cambiar un panel que cambiar un poste, razonó.

“El cambio climático no es una religión [...] Está ocurriendo. Es real. Está en los datos. Está empeorando y no hay debate. Por lo tanto, nosotros tenemos que tomar acción para poder adaptarnos, mitigar y ser resiliente­s”, concluyó.

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