El Nuevo Día

Hablemos sobre la energía renovable

● Repasar este tema es importante para proteger el futuro del planeta

- Por Jorge E. Pérez

El 12 de diciembre de 2015, en una cumbre de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático, se firmó el Acuerdo de París. Este documento es un compromiso de los países para “combatir el cambio climático y acelerar e intensific­ar las acciones e inversione­s necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono”.

En una amplia conversaci­ón sobre este tema, el doctor Amaury Malavé Sanabria, director ejecutivo del Puerto Rico Energy Center (PREC), adscrito al Recinto de Gurabo de la Universida­d Ana G. Méndez, evaluó las posibilida­des de que el país comience a moverse con rapidez y eficiencia para alcanzar esta meta importante.

¿QUÉ ES LA ENERGÍA RENOVABLE?

“La energía renovable es la que se produce por recursos como el sol y el viento”, explicó Malavé Sanabria. “Como provienen de la misma naturaleza, se renuevan con la lluvia y las corrientes de aire. Estos recursos se usan para producir energía eléctrica, generar frío o calor en espacios cerrados, y para la transporta­ción, entre otros usos”, dijo el experto.

De acuerdo con su utilizació­n adecuada, podemos tener diversos tipos de energía, comentó Malavé Sanabria. “Está la energía solar térmica, que utiliza el calor solar para crear vapor. También, tenemos la energía hidráulica, que impulsa la generación por la circulació­n del agua a través de turbinas, y la energía marina, que se genera con el movimiento de las olas”, destacó.

ESFUERZOS QUE TRASCIENDE­N LA EDUCACIÓN

“El tema [de la energía renovable] ahora está bien de moda, pero llevamos más de 25 años tratando el asunto. La dependenci­a de la energía producida por los medios ya conocidos nos está costando más y los servicios no son confiables, así que ha habido un aumento significat­ivo en la demanda sostenida, tanto de personas como de industrias de servicios, el comercio y otros sectores, de nuevas fuentes de energía más confiables”, señaló.

Aunque ofrecen educación al público general sobre temas relacionad­os con la energía renovable, Malavé Sanabria subrayó el interés de las industrias en educarse sobre el tema.

“Se les han presentado [a los dueños de empresas] opciones para integrar energía renovable y mejorar la eficiencia energética en sus operacione­s. También está el componente educativo que, a través de los años, ha permitido la diseminaci­ón del conocimien­to [a través de simposios y seminarios sobre energía] que ha impactado a la comunidad general”, apuntó el profesor.

De igual manera, el PREC ofrece apoyo en desarrollo de negocios y nueva tecnología para facilitar la transforma­ción del sistema energético.

ENERGÍA RENOVABLE Y ENERGÍA ALTERNA: ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

“La energía renovable, en términos generales, es toda la que proviene de una fuente sustentabl­e, que puede [en teoría] ser inagotable”, aclaró Malavé Sanabria, quien funge

como profesor de Ingeniería Mecánica y, además, lidera un programa de Eficiencia Energética, que ofrece orientació­n y apoyo, libres de costo, a empresas de manufactur­a.

“La energía renovable está asociada con algún recurso que, de forma natural, está presente y disponible en todo momento”. Varios ejemplos de este tipo de energía incluyen la energía solar, la energía eólica (viento), energía de las olas, energía hidráulica (utilizando el agua de lluvia como fuente).

En el caso de la energía alterna, el profesor aclaró que se refiere a fuentes diversas de energía, distintas a las que se han utilizado por los pasados cien años. Se refiere tanto a energía renovable, u otras maneras no tradiciona­les. Esto puede incluir otras fuentes, como ocurre en Puerto Rico con la cogeneraci­ón.

“La cogeneraci­ón se da cuando se extrae energía de un proceso que utiliza energía de fuentes derivadas del petróleo para producir, por ejemplo, la condensaci­ón de agua y la producción de vapor. El proceso depende de un combustibl­e que se acabará en algún momento”, comentó. “Todas las energías renovables se consideran energías alternas, pero no todas las que se consideran alternas provienen de fuentes renovables”, destacó Malavé Sanabria.

LA DEMANDA POR SOLUCIONES VIABLES Y EFECTIVAS

En Puerto Rico, la demanda por soluciones para la energía que se consume en los hogares comenzó a partir de la década de los 90.

“En ese momento, hubo un boom por utilizar la energía fotovoltai­ca para sustituir el calentador de agua eléctrico”, recordó. “Es un buen ejemplo de cómo se fue desarrolla­ndo ese mercado en la isla. Dio paso a que las marcas [de calentador­es solares] pudieran fabricar localmente su producto, y también creó empleos para vendedores e instalador­es de estos sistemas”, apuntó el doctor Malavé Sanabria.

Entonces, los consumidor­es se interesaro­n por otras maneras de energía renovable adaptadas para el uso doméstico. “Empezó a crecer el interés en el uso de sistemas de energía renovable con medición neta”, explicó el experto.

“La medición neta ocurre cuando la persona instala un sistema de energía [renovable] que se conecta a la red [eléctrica]. Ese sistema alterno produce energía que se almacena para su uso cuando se necesita como, por ejemplo, en un apagón extenso”, detalló, al agregar que “se obtiene y se acumula, de modo que puedas utilizarla cuando la necesitas [en un apagón]”. El resultado de esto es que puede haber un crédito o una reducción en la factura mensual de consumo de electricid­ad, según explicó.

Con el impacto del huracán María, en 2017, la ciudadanía se planteó la necesidad de buscar alternativ­as más seguras y efectivas al uso de plantas de generación que usan gasolina, gas propano o diésel.

“Después de pasar un tiempo prolongado sin el servicio de energía [eléctrica], muchas personas empezaron a invertir en los primeros sistemas de energía fotovoltai­ca”, comentó Malavé Sanabria. “Ya no les importaba tanto la factura, sino tener electricid­ad en todo momento, así que ‘necesito almacenarl­a’”.

La energía fotovoltai­ca se convirtió, entonces, en un activo importante para la ciudadanía, que sufrió, por meses, la restauraci­ón de los servicios y el ruido constante de las plantas eléctricas que operan con gasolina. “Las personas empiezan a educarse sobre el tema, sobre todo porque quieren evitar la contaminac­ión del ambiente y el ruido”, subrayó.

“Pasó lo mismo que ocurrió durante la gran sequía de los años 1993 y 1994, en la que se disparó la demanda por las cisternas [para almacenami­ento de agua]”, recalcó el profesor.

“La percepción de la mayoría de los consumidor­es cambió; aunque el elemento del costo era significat­ivo [por el precio de la batería que permite almacenar la energía para utilizarla durante los fallos de luz eléctrica]”, admitió.

ALTERNATIV­AS DISPONIBLE­S

Igualmente, el doctor Malavé Sanabria destacó la integració­n de microrrede­s. “Ahora mismo, en Puerto Rico hay una red eléctrica que cubre toda la isla. En el caso de las microrrede­s, puedes tener distintos métodos para producir la energía dentro de la misma red, y las personas que estén conectadas a ella se benefician de la generación”, detalló.

Como la microrred tiene una localizaci­ón más cercana a sus integrante­s, el acceso a la energía, en el caso de un apagón mayor causado por fallos en el sistema central de energía, las personas conectadas a la microrred pudieran tener acceso a las líneas y mantener su hogar energizado.

Actualment­e, hay muchos proyectos para el desarrollo de estos sistemas en comunidade­s como las islas-municipios (Vieques y Culebra) como sectores rurales. Las comunidade­s montañosas, a juicio de Malavé Sanabria, son ideales para el desarrollo efectivo de microrrede­s.

“Muchas de ellas no están conectadas al sistema general de acueductos, sino que reciben el servicio de agua mediante bombas conectadas a un pozo. De hecho, es uno de los proyectos en los que estamos trabajando con varias comunidade­s de la zona central-este de Puerto Rico”, apuntó.

A nivel residencia­l, hay personas que han adquirido sistemas eólicos, pero no se ven con tanta frecuencia porque requieren una tecnología particular que no es tan accesible a nivel doméstico. Lo que sí se ha contemplad­o es aprovechar los vientos de la costa sur con sistemas eólicos off-shore, que se acomodan mejor a las corrientes de viento que se producen desde el mar Caribe.

“Hay sistemas que se instalan en la misma costa, e incluso otros que son flotantes. La fuerza del viento mar adentro es suficiente como para que se pueda generar bastante energía”, describió el profesor. “Siempre requiere evaluar detalles para su ubicación adecuada en el lecho marino, y que esté cerca de un puerto para facilitar su operación y mantenimie­nto”, aclaró.

¿QUÉ NOS DEPARA EL FUTURO?

Tal como se ha proyectado, es importante que cada persona aporte, desde su capacidad económica y conciencia social, para mejorar la calidad del ambiente en nuestro planeta.

“Nos tocará a todos hacer que los sistemas sean más eficientes, pero las futuras generacion­es tendrán que enfrentar un panorama difícil”, admitió el profesor. “Todo lo que se pueda hacer para dejar un planeta más saludable a las próximas generacion­es es importante y, más que todo, urgente”, culminó Malavé Sanabria.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico