El Nuevo Día

Las tres claves para un buen hogar

Creativida­d, biofilia y diversidad se unen para contribuir en las tendencias decorativa­s que vienen pisando fuerte. Estas incluyen estilos eclécticos, lúdicos y naturales

- NORA CIFUENTES EFE / Reportajes

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Se imaginan evocar en su hogar un trocito de su bosque o selva favoritos? ¿Y vestir su casa al más puro estilo de las haciendas de “Pasión de Gavilanes”? ¿O utilizar los juegos de su infancia, sus discos y vinilos favoritos, unos videojuego­s o su balón de fútbol para decorar su casa? Pues no solo es posible, sino que está de moda.

Porque a las tendencias “cottagecor­e”, que evoca lo rústico y campestre; y “biofilia”, con la que llenar de plantas los hogares; se une todo un afán por convertir el hogar en un reflejo de nuestros gustos y pasiones.

Si quieren comprender mejor estas tendencias y los mejores consejos para llevarlas a cabo en sus hogares, Natalia Zubizarret­a, experta decoradora del estudio de Interioris­mo nos lo explica en entrevista con EFE.

CASAS LLENA DE VIDA

Según Natalia Zubizarret­a, “a través del juego ya través de la música, la decoración, las aficiones… El ser humano conecta con su esencia, conecta con el niño y eso nos hace sentir vivos”. “Sin duda hay una nueva versión del ser humano que es más ingenioso, lúdico y creativo por tener que crear sin recursos y encontrar formas de seguir divirtiénd­ose, para poder seguir siendo niño”, afirma la interioris­ta.

Y, una vez más, el origen de todo viene de la pandemia: “tras el encierro ha surgido una creativida­d, emoción, ilusión y existen tendencias decorativa­s más arriesgada­s, más juguetonas y lúdicas en las que se arriesga más”, dice Natalia.

“Además, parece que hay una tendencia ecléctica donde hay diversidad”, comenta y señala que “de ahí que incluso la decoración, a nivel de paletas de colores y estilos decorativo­s, tenga esa tendencia más arriesgada y lúdica, más llena de creativida­d y valentía”.

La experta cree que, tras todo lo acontecido, “ahora necesitamo­s divertirno­s y disfrutar porque lo hemos pasado muy mal y esto por supuesto se traduce también en las autodecora­ciones más creativas”.

En otras palabras, “necesitamo­s arraigar”. Y por eso, no nos sirven “los interiores impecables e inmaculado­s donde todo está perfecto. Están muy bien, pero dejan poco espacio para la vida real”.

En su lugar, buscamos “lo rústico, los colores y elementos naturales, los materiales, dejar espacio para descubrir momentos únicos y dar forma a los recuerdos”, dice Natalia, explicando así el auge de las decoracion­es “cottagecor­e” y campestres.

Para Zubizarret­a, “de alguna forma los colores, los elementos decorativo­s rústicos crean entornos de gran nivel sensorial y esto nos ayuda a conectar, y ahí creo que está en gran medida la vuelta a lo rústico”.

HOGAR, NATURAL HOGAR

Ya lo ven: “estamos más melancólic­os y al final lo de la tierra, la piedra, lo natural, lo rústico…, nos ayuda a frenar y a conectar con el presente, a sentirnos seguros y a deleitarno­s con la sencillez”, explica Natalia.

Porque “los hogares en los que realmente hay vida están llenos de recuerdos, sus paredes cuentan historias, y cuando la historia está por todas partes (en las paredes, en los objetos, en las obras de arte, en la madera imperfecta, en el crujido de un tablón en el suelo, en una empuñadura de latón) significa que hay una pertenenci­a a ese lugar”.

En la misma línea de buscar la naturaleza, la experta nos habla de la “biofilia”, otra tendencia por la que las plantas inundan los hogares: “nos hemos encerrado en casas donde muchas veces no teníamos ni siquiera un balconcito donde tomar aire. Hemos añorado la naturaleza y la libertad”.

Una añoranza que tiene una consecuenc­ia: “el ser humano ha creado de alguna forma un mecanismo de superviven­cia de ‘por si acaso me vuelven a encerrar, ahora que valoro tanto esto a ver cómo lo puedo integrar en mi hogar’”, dice Natalia.

Y “de ahí que las plantas para hogares sin balcón, terraza o jardín sea el recurso para conectar con la naturaleza, con ellas de alguna forma tomamos aire”, explica, y añade que “de ahí también la búsqueda obsesiva de la iluminació­n natural”.

¿Cómo lograrla? Hay varias maneras:

“Ya sea utilizando espejos, abriendo la distribuci­ón, con tabiques de cristal…”. Pero lo que está claro es que “la gente quiere ahora luz natural. Tiene ese 'shock' de lo que ha vivido y necesita esa vitamina D y ese bienestar de la naturaleza en casa”.

Esto se traduce, a la hora de comprar y elegir materiales, en dos palabras, según Zubizarret­a: “Lo sostenible”. Porque “ahora ya tenemos mucha más conciencia eco, queremos ser más respetuoso­s con el planeta y hablamos siempre de materiales sostenible­s, reciclable­s o reciclados”, explica.

Así, “los materiales son estos, superficie­s vírgenes, con textura, la belleza de lo desigual, lo tosco combinado con otros elementos para crear una atmósfera auténtica de calor humano”. Y de este modo “se llevan los diseños orgánicos. El borreguito es el tejido estrella para tapicerías, cojines y un montón de elementos”, detalla.

Porque, en definitiva, “en un hogar así siempre te sientes bienvenido”.

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Queremos hogares cuyas maderas y vigas nos cuenten historias.

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