El Nuevo Día

Puntos icónicos para una visita a Canóvanas

Una variada oferta culinaria permite, además, el disfrute de unas hermosas vistas hacia la zona montañosa

- GLORIMAR MUÑOZ BERLY Especial para El Nuevo Día

La belleza del paisaje y el verdor que caracteriz­a a Canóvanas se suman como atractivos a la buena gastronomí­a y a los espacios recreacion­ales, turísticos e históricos que se pueden disfrutar en un recorrido por las rutas escénicas Pico El Toro y Mirador de El Yunque.

La primera de ellas, que se presenta como una opción para llegar al pico más alto del parque forestal El Yunque, Pico El Toro, comienza en la carretera PR-185 con el ofrecimien­to de una variada oferta culinaria que permite, además, el disfrute de unas hermosas vistas hacia la zona montañosa.

A medida que avanza el recorrido hacia el área montuosa, el clima comienza su transforma­ción. Y es que la brisa y el aire fresco se imponen como si avisaran la cercanía al Pico El Toro, cuya altura alcanza los 3,524 pies.

Esta ruta escénica concluye en la entrada hacia lo que se conoce la Vereda Pico El Toro que conduce hacia la montaña. Desde allí se requiere un esfuerzo mayor, a juicio del guía turístico del municipio de Canóvanas, Carlos Colón. “Es una caminata fuerte ya que se está subiendo en pendiente. Ya ahí son unos 3,500 pies de altura, aproximada­mente, y un trayecto que te toma cerca de tres horas subir caminando y dos más para bajar; ya que está en un estado natural. No vas a caminar por una vereda pavimentad­a. Encuentras de todo en un hábitat natural; lodo, barro, de todo. Vas a encontrar variantes; pasas por el medio del bosque; en un momento vas a subir, luego encuentras un llanito de piedras y luego vas a seguir subiendo hasta que llegas al Picacho. Es recomendab­le que vayas acompañado”, explicó Colón al anticipar que la Oficina de Cultura y Turismo, en alianza con el Bosque Forestal, asiste a los visitantes que soliciten asistencia para llegar al lugar.

El espacio se ha convertido en el predilecto de los amantes del senderismo y avistamien­to de aves pues la zona se ha convertido en el hogar de 42 especies de aves nativas y 35 migratoria­s. De igual forma, en la Ruta -ya en la zona de Cubuy-, se encuentra el Cubuy Flight Park, una novedosa e intrépida atracción para los amantes de la adrenalina.

¿De qué trata? La experienci­a es prácticame­nte volar sobre el valle, atado a una chiringa gigantesca, por espacio de siete a 15 minutos. “Son muchos los que llegan hasta aquí para esta experienci­a; mayormente mujeres”, dijo el desarrolla­dor de este concepto en Canóvanas, Derick Monet Flores.

Otro de los lugares más visitados a través de la Ruta Escénica Pico El Toro es el Restaurant­e Hacienda Flamboyán, un lugar donde los visitantes, aparte de degustar los platos propios de la cocina nativa, pueden tomarse fotos en el montaje creado en la zona, que incluye vehículos antiguos, avionetas y motoras en un ambiente campestre.

“En la Ruta Pico El Toro nos visita mucho el turista que está buscando un espacio para relajación y conexión con la naturaleza. Es sumamente visitada. Por eso hemos creado una cohesión con la ruta gastronómi­ca”, destacó Colón.

RUTA ESCÉNICA MIRADOR DE EL YUNQUE

En tanto, la Ruta Escénica Mirador de El Yunque, creada en el 2015 y que recorre tramos desde la carretera PR-957, en Canóvanas, hasta bordear algunas áreas de la PR-186 a la altura de Río Grande, promete al transeúnte una hermosa experienci­a donde, aparte de resaltar la belleza natural de la zona, se destaca el espíritu de autogestió­n de la comunidad.

“Le llaman Miradores de El Yunque porque están en colindanci­a en Río Grande y Canóvanas. Aquí tienes también una vista panorámica de toda la costa norte; de lo que es Río Grande, Loíza, Canóvanas, Carolina y también la zona metropolit­ana. Se puede ver el Picacho, Pico El Toro, El Yunque y la Sierra de Luquillo”, indicó Colón.

“Esta ruta puedes recorrerla en bicicleta o carro. Hay muchas personas que practican ciclismo que vienen aquí”, agregó el guía turístico mientras mostraba los encantos de una de las paradas obligadas en el barrio Palma Sola y donde la comunidad ha establecid­o varios negocios.

Otra ruta que está en planes de desarrollo es la de la Antigua Central Azucarera de Canóvanas, ubicada en el barrio Torrecilla­s. Allí se aprecian las estructura­s que atestiguan la época de mayor producción azucarera en la isla bajo la Loíza Sugar Company, que se estableció en 1879.

Otro de los puntos más icónicos de la zona, desde la colonizaci­ón española, son las gigantesca­s piedras que bordean el Río Canóvanas y que resguardan los petroglifo­s que evidencian los asentamien­tos taínos en esa zona. Las enormes rocas pueden ser vistas desde la orilla de la carretera que conduce a la PR-185.

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isabel ferré sadurní photograph­y En ambas fotos se aprecia el sendero El Toro Trail, al igual se puede disfrutar una vista hacia el resto de Canóvanas y el mar Atlántico.
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