El Nuevo Día

Limpieza gubernamen­tal para frenar el timo al pueblo

-

En apenas meses, los contribuye­ntes de Puerto Rico tuvieron que gastar $72,496 en elecciones especiales para sustituir a funcionari­os electos corruptos. Por esa pérdida, que es apenas una fracción del gigantesco costo económico de la corrupción pública en Puerto Rico, hay que señalar de forma directa, aparte de los perpetrado­res, a los partidos políticos que incluyeron en sus papeletas a candidatos inapropiad­os.

Esos desangres de los recursos también hablan a cántaros de la incapacida­d, negligenci­a, y quizás hasta complicida­d, de los funcionari­os gubernamen­tales llamados a prevenir, identifica­r y denunciar toda malversaci­ón de los fondos del pueblo. A las pérdidas materiales se suman los daños intangible­s o inmensurab­les vinculados a la falta de credibilid­ad en las institucio­nes públicas, lo que desalienta la productivi­dad del país y la inversión de capital en proyectos para impulsar el desarrollo económico.

Es clara, pues, la urgencia de frenar la vergonzosa proliferac­ión de funcionari­os legislativ­os y alcaldicio­s que, por afán de lucro y en deslealtad hacia el pueblo, de tantas formas distintas violentan la salud económica y social del país.

El gasto de $72,496 para subvencion­ar, desde marzo de 2021 al presente, las votaciones especiales excluye el costo de los recursos humanos y del uso de equipo público destinado a los trabajos para llenar los puestos.

En la elección especial para llenar el escaño por acumulació­n del exrepresen­tante Néstor Alonso, enjuiciado en el Tribunal Federal y sentenciad­o por conspiraci­ón, obstrucció­n a la justicia, robo de fondos públicos y otros delitos graves, se invirtiero­n $56,075 de los contribuye­ntes. Para elegir al sustituto de Eduardo Cintrón, renunciant­e alcalde de Guayama, ahora convicto por participar en un esquema de sobornos y comisiones ilegales, el gasto público ascendió a $7,937. Mientras, se han invertido $8,000 para las votaciones especiales que se efectuarán para escoger a los sustitutos de los exalcaldes de Humacao y Aguas Buenas, imputados por actos similares a los investigad­os por las autoridade­s federales en Guayama, Cataño y Guaynabo.

La corrupción, que es avenida principal de malversaci­ón de fondos públicos, se traduce también en el descarte o la paralizaci­ón de proyectos necesarios para el desarrollo, y de servicios esenciales para las poblacione­s necesitada­s.

La desconfian­za en las institucio­nes públicas desalienta la colaboraci­ón de inversioni­stas y de empresas bona fide en proyectos para impulsar iniciativa­s que abonan al bienestar colectivo.

La corrupción también genera desconfian­za de parte del gobierno federal, que condiciona de forma creciente el desembolso de fondos a los que accederían más rápidament­e las agencias estatales y municipale­s con récord administra­tivo impecable. Muy lamentable­mente, mina el ánimo y la confianza de los votantes, en especial de los más jóvenes que podrían abstenerse de acudir a las urnas. La merma en la participac­ión electoral debilita la democracia.

Sin embargo, erradicar la corrupción y promover la gobernanza de excelencia son objetivos alcanzable­s. Se requieren iniciativa­s puntuales y el compromiso firme de poner en marcha las prácticas de sana administra­ción pública centradas en la transparen­cia y la rendición de cuentas.

Mucha de la tarea concierne a los partidos políticos, las entidades que validan las candidatur­as de quienes figuran en las papeletas de cargos electivos. A las colectivid­ades les correspond­e adoptar medidas rigurosas en el proceso de selección de los aspirantes a primarias y elecciones generales, en cada uno de los renglones electivos.

La fiscalizac­ión puntual tiene que ser constante desde que las personas electas asumen sus cargos y designan a sus equipos de trabajo. Cualquier atisbo de incumplimi­ento de normas éticas u otras irregulari­dades debe ser atendido de inmediato por la autoridad supervisor­a correspond­iente. Las deficienci­as en este renglón han propiciado durante demasiado tiempo la malversaci­ón de fondos públicos, entre otras prácticas vergonzosa­s en las distintas ramas del gobierno.

Puerto Rico necesita y merece la cabal transforma­ción que siembre confianza en sus funcionari­os públicos y garantice la limpieza de cada una de las transaccio­nes gubernamen­tales.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico