Magistral movida política de Ocasio-Cortez
Las expresiones realizadas a este diario por la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez en torno al proyecto de status para Puerto Rico y lo que llamó “la descolonización pacífica en el Siglo 21”, representan una movida magistral dentro del tablero político.
Para algunos es una sagaz estrategia de cara a las elecciones de noviembre próximo; para otros es un fascinante llamado de su alma boricua. Lo cierto es que Ocasio-Cortez ha establecido unos criterios muy elevados para que el proyecto pueda contar con su apoyo. No solo eso; también ha destacado un reclamo para que seamos intelectualmente honestos y enarbolemos la realidad de que Puerto Rico tiene una identidad cultural separada y distinta de la cultura estadounidense.
La congresista ha sido clara y directa en manifestar que el borrador de legislación que propone un plebiscito, en 2023, sobre el futuro político de Puerto Rico debe contemplar lo siguiente: la preservación del idioma español, incluyendo la traducción completa del proyecto al español para que sea presentado en nuestro vernáculo a todos los puertorriqueños; la definición de “mayoría” y su tamaño, que será impuesta para considerar una fórmula como ganadora, mencionando el requisito de una “supermayoría”; la ciudadanía americana para los nacidos en Puerto Rico hijos de ciudadanos americanos en el primer pacto de libre asociación; y la explicación expresa en el proyecto de las consecuencias fiscales de la estadidad.
Requerir una supermayoría, en lugar de una mayoría simple (la mitad más uno) es fundamental para este proceso, sobre todo conociendo que el 52% obtenido por la estadidad en el último plebiscito, porciento que a su vez representó el 27% de los electores inscritos para votar, no sería suficiente para certificar un triunfo de la estadidad. Lo cierto es que, en una verdadera democracia, ante un “cambio irreversible” como el que se propone, hay una obligación de asegurarse de que una mayoría no sea ficticia, ni deteriore los derechos fundamentales de una minoría. Una supermayoría habría que definirla. Como norma general, se establece entre el 60% y las dos terceras partes del electorado. Es una cuesta muy empinada para quienes favorecen la estadidad.
Las audiencias que fueron celebradas hace unos días en Puerto Rico por el Comité de Recursos Naturales de la Cámara federal no fueron en vano. Todo lo contrario; Ocasio-Cortez expresó que “muchos de los puntos que se plantearon son muy válidos”.
La congresista parece haber adoptado algunos de los argumentos de aquellos que se oponen a la estadidad, aun cuando señala que se mantendrá “neutral”. A todas luces, Ocasio-Cortez está entretejiendo trabas a la viabilidad del proyecto, moviendo las fichas para la próxima mano, fuera del Comité, ya sea en el caucus hispano o ante el Congreso. Resulta innegable que la comisionada residente Jenniffer González no aparenta tener una buena jugada. Su plan se visualiza como uno carente de astucia como para que al final del camino pueda prevalecer. En algún momento, el proyecto se hará sal y agua.
Las elecciones de mitad de mandato (midterm elections) para los miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos se celebrarán el próximo 8 de noviembre. Quedan solo cinco meses. Las expresiones de Ocasio-Cortez de una vez le sirven para coquetear con el voto de los puertorriqueños del distrito 14 de Nueva York al que representa. En el Bronx y en Queens se escucha el grito que todos conocemos: “yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas”, a mucha honra y orgullo.
“Para algunos es una sagaz estrategia de cara a las elecciones de noviembre próximo; para otros es un fascinante llamado de su alma boricua. Lo cierto es que Ocasio Cortez ha establecido unos criterios muy elevados para que el proyecto pueda contar con su apoyo”