Necesario apoyo a la clase media para acceder a vivienda
La decisión de la Reserva Federal (Fed) de subir la tasa de interés para atajar la inflación presume, entre sus efectos colaterales, otra dificultad para el anhelo de los sectores medios de Puerto Rico de acceder a una vivienda.
Este ajuste, junto la escasez de inventario y el alza del costo de la vida, podría implicar un retroceso en el positivo ritmo que han registrado las compraventas del mercado inmobiliario local. La Reserva Federal subió el miércoles la tasa de interés en 0.75 puntos porcentuales, el mayor incremento desde 1994. Se trata de una medida difícil y extrema destinada a poner atajo a la peor inflación de los últimos 40 años.
Analistas estadounidenses ya advierten un enfriamiento del sector inmobiliario luego del buen momento que se observó durante la pandemia del COVID-19 por el fácil acceso al dinero y generosos niveles de inventario. El promedio de las hipotecas de tasa fija a 30 años se había ubicado por encima del 5%, mucho más alto que el 2.98% de hace un año.
Puerto Rico ha vivido un escenario inédito en la venta de viviendas. El boom inmobiliario de los últimos años luce ajeno a los vaivenes de la estresada economía mundial.
La Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF) ha informado que, aun con el inventario limitado y el repunte en las tasas de interés entre 5% y 6%, los cierres se mantienen desde agosto de 2021 en una racha históricamente alta, con promedios mensuales que hasta diciembre pasado fluctuaron entre 1,100 y 1,200 casos. En el presente año, el Registro de la Propiedad refleja entre 3,500 y 4,500 compraventas por mes.
Un signo que también navega a contracorriente se aprecia en el acceso a la vivienda de sectores de la población con ingresos bajos o moderados. El secretario de la Vivienda, William Rodríguez, ha señalado que, pese al adverso contexto económico, el Programa de Asistencia Directa al Comprador (ADC) muestra un positivo incremento, lo que ha permitido hasta la fecha que 2,744 familias completen los trámites de cierre del proceso de adquisición de sus nuevas viviendas.
Otra singularidad se advierte en el negocio de las viviendas del segmento alto. Las millonarias transacciones en sectores pudientes han provocado un efecto en cadena. Esa puja por residencias lujosas ha dinamizado el mercado y extendido la carestía a otras áreas que ven llegar a quienes han aprovechado la oportunidad para vender a precios inimaginables.
El saludable repunte, después de una larga pausa, de la edificación de nuevas viviendas también representa positivos índices en el mercado laboral y la venta de materiales de construcción que dan ímpetu a la economía local. Ojalá el flujo de ayudas para la reconstrucción absorba las posibles incidencias negativas en el sector.
Este medio reportó los testimonios de personas de clase media que han sentido los efectos de la tendencia alcista, la escasez de inventario y el alza del costo de la vida que obliga a replantear las prioridades del presupuesto familiar. La experiencia de los pasados años en la búsqueda de propiedades les ha dejado buenas enseñanzas. Esos testimonios, avalados por expertos en educación financiera, demuestran comportamientos más cautelosos y atentos a vientos favorables en el mercado inmobiliario.
Estamos en presencia de un confuso escenario de luces y sombras. Es allí donde la clase media, como ocurre habitualmente en los procesos de ajuste económico, podría quedar invisibilizada y sin recursos que le faciliten el acceso a la anhelada vivienda propia.
Es de esperar que los organismos estatales y federales orienten recursos para atender esas necesidades y perseveren en la positiva tarea educativa que permita a miles de familias puertorriqueñas tomar mejores y oportunas decisiones de compra en tiempos tan difíciles.