El dragado de Carraízo no luce como prioridad para la AAA
De la entrevista que le hicieran recientemente a la directora ejecutiva de la AAA, Doriel Pagán, sobre el dragado de Carraízo, pude percibir el poco compromiso con este proyecto. Le preguntaron que de los $60 millones que iban a invertir en el dragado, qué por ciento sería para remover el sedimento y contestó con una respuesta estimada, no queriendo comprometerse a dar esa información. Lo mismo sucede cuando estiman que se pierde el 60% del agua producida, cuando la mayor pérdida es en el robo de agua y en la estimada.
Es irresponsable informarle a la ciudadanía estos datos estimados y no los reales que en verdad se tienen. Luego del huracán María, la Junta de Control Fiscal aprueba aumentos cada año fiscal desde 2018 al 2026. Con estos aumentos se supone que esta agencia sea más eficiente. Solamente han expresado que se han hecho inversiones en cierta instrumentación para medir la producción de agua en las plantas de filtraciones, pero no se está atendiendo el robo de agua.
Por otro lado, no tenemos que esperar a si FEMA aportará algún fondo al dragado. Eso se debe atender paralelamente. El que la directora ejecutiva no contestara con propiedad la cantidad de sedimento a remover y cuánto restaría remover para el futuro, me da a entender que no se ha hecho una batimetría del lago Carraízo para saber la cantidad de sedimento que habría que remover.
El dragado de Carraízo y de otros embalses es un gasto operacional y no podemos depender de que vengan fondos de otras áreas para atender esta necesidad esencial. Esto se requiere que se tenga en los presupuestos operacionales cada año. Ya es hora de que la AAA atienda con suma prioridad estas áreas.
Eduardo Danger
Guaynabo
El proveer de agua al pueblo, que en un principio se estableció como un servicio sin fines de lucro o casi un servicio humanitario, hoy se ha transformado en un negocio. Cómo es posible que se aumenten los costos sin que nadie en las altas esferas gubernamentales objete.
En la nueva factura, a cada renglón le han aumentado de $8 a $10 adicionales, incrementándose así el costo por más de un 50%. Esto es tremendo golpe al bolsillo del pueblo, así como al comercio. Y qué hicieron los que dirigen el país, lo mismo de siempre, nada.
Lo que en un principio fue un servicio honesto con facturas razonables ahora es un servicio de lujo para aquel que pueda pagar facturas tan depredadoras e irrazonables.
Todavía estamos en pandemia, con altos costos de gasolina y comida. Y ahora, para colmo, agua y luz completan las dupletas del desastre. Si esto sigue así, será como dijo un gran poeta, “qué será de mi Borinquen”.
Sr. Lugo, Toa Alta