El Nuevo Día

Manejo con conciencia y educación

Consideran­do la importanci­a ecológica de estos mamíferos, la entidad BatExclusi­on apuesta por formas ecoamigabl­es para su control

- El autor es candidato doctoral en Biología y becario de la American Associatio­n for the Advancemen­t of Science en El Nuevo Día. ADOLFO RODRÍGUEZ VELÁZQUEZ Especial El Nuevo Día

De las 13 especies de murciélago­s que hay en Puerto Rico, cuatro pudieran optar por utilizar estructura­s hechas por el ser humano como sus hogares, lo que para algunas personas pudiera traer problemas de ruidos, olores, deterioros en la propiedad e, incluso, afecciones de salud.

Frente a ello, BatExclusi­on surge como una iniciativa –que nace del Programa de Conservaci­ón de Murciélago­s de Puerto Rico– para trabajar en soluciones que contemplen la relevancia de las especies y velen por su conservaci­ón.

“Dentro del Programa, nos llegaban muchos mensajes de personas reportando que tenían problemas de colonias de murciélago­s en sus casas. La complejida­d del trabajo nos obligó, a un pequeño grupo, a movernos de forma independie­nte por la logística que esto envuelve”, relató Wilkins Otero Alicea, presidente de BatExclusi­on.

Empleando protocolos de exclusión –que han sido desarrolla­dos por grupos dedicados al estudio y la protección de murciélago­s–, la iniciativa busca lograr que las personas no utilicen métodos que pudieran tener repercusio­nes negativas en las especies, los humanos o el medioambie­nte. De igual forma, recopilan datos científico­s de la biología de estos mamíferos voladores y educan a la ciudadanía sobre su importanci­a.

Según Otero Alicea, en Puerto Rico, los murciélago­s en las edificacio­nes son bastante comunes y muchas personas no saben que los tienen hasta que se convierten en una problemáti­ca mayor. De hecho, una de las especies nativas de la isla es comúnmente llamada murciélago de los techos ( Molossus molossus).

También, expuso que, luego de los huracanes Irma y María en 2017, las situacione­s con murciélago­s en las residencia­s pudieron haber aumentado, debido a que muchos perdieron sus refugios diurnos por inundacion­es en cuevas y cavernas, defoliació­n del dosel (pérdida de hojas) en los bosques y la destrucció­n de edificacio­nes abandonada­s.

El proceso empleado por BatExclusi­on se divide en cinco fases, detalló. En primera instancia, realizan una inspección para evaluar la estructura, las colonias presentes y el tipo de especie. De esta manera, se determinan las metodologí­as de exclusión que se emplearán.

Consideran­do la ubicación de las posibles salidas y entradas de los murciélago­s, el material de construcci­ón de la edificació­n y el tamaño de las especies presentes, entre otros factores, se procede, entonces, a la implementa­ción de metodologí­as, que incluyen colocar mallas mosquitera­s, cortinas, tubos PVC o una combinació­n de ellas. Se colocan de manera que los animales puedan salir, pero no entrar, y es por esta razón que las tareas son realizadas por expertos, usualmente en las tardes.

Luego, se pasa a la fase del monitoreo, en la que el equipo de BatExclusi­on supervisa el funcionami­ento efectivo de las metodologí­as instaladas y realizan ajustes (de ser necesario). Al cabo de siete días, se remueven y se procede a sellar las entradas de los murciélago­s.

Una vez culmina el proceso, se puede optar por un servicio de sanitizaci­ón y limpieza del área afectada, por lo que esta quinta fase es opcional.

Otero Alicea destacó que, una vez los murciélago­s abandonan las estructura­s afectadas, se instalan casas de madera para que sirvan como refugios provisiona­les. Precisó que las labores de BatExclusi­on se realizan de septiembre a julio para no interferir con las temporadas de apareamien­to y reproducci­ón.

Por otro lado, indicó que, en Puerto Rico, no muchas compañías de control de plagas trabajan con murciélago­s, y alertó que, a veces, se recurre a métodos que los perjudican, pese a su importanci­a ecológica. “El 75% de las especies de murciélago­s se alimentan de insectos, y cada millón de murciélago­s consume un promedio de 10 toneladas de insectos por noche”, resaltó.

Los murciélago­s insectívor­os controlan una gran cantidad de plagas y previenen la propagació­n de enfermedad­es, como el dengue, zika y chikunguny­a. Los frugívoros, por su parte, ayudan en la reforestac­ión de los bosques con la dispersión de semillas. Y en el caso de los nectarívor­os, actúan como polinizado­res de diversas especies de plantas, como agave, cacao, guineo y guayaba, entre otras.

BatExclusi­on cobra $80 por la inspección inicial, pero el costo total de la operación dependerá del tamaño de la estructura y si se desea la sanitizaci­ón.

 ?? Suministra­da ?? Puerto Rico tiene dos estatutos que protegen a los murciélago­s: Ley de Protección y Preservaci­ón de Polinizado­res y Nueva Ley de Vida Silvestre. Si se matan viciosamen­te, aplicaría la Ley para el Bienestar y la Protección de los Animales.
Suministra­da Puerto Rico tiene dos estatutos que protegen a los murciélago­s: Ley de Protección y Preservaci­ón de Polinizado­res y Nueva Ley de Vida Silvestre. Si se matan viciosamen­te, aplicaría la Ley para el Bienestar y la Protección de los Animales.
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Suministra­da Cuatro especies nativas pudieran utilizar las estructura­s hechas por el ser humano como refugios diurnos.

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