El Nuevo Día

Vive una nueva aventura

El cantautor puertorriq­ueño Hermes Croatto relata los procesos transforma­dores que ha vivido como padre de Mauro y ahora con su hija Vida

- POR Liz Sandra Santiago liz.santiago@gfrmedia.com

Cuando Hermes Croatto se levanta cada mañana y mira a su alrededor, no hace más que sentirse orgulloso y feliz con lo que lo rodea.

A sus 40 años, no solamente ha alcanzado el éxito en el ámbito musical, sino que a nivel personal tiene todo lo que soñó de joven: el amor de su esposa Viviana y la dicha de ser padre de Mauro, de 9 años, y de Vida Luz, de tres meses.

No obstante, el intérprete de “Respiro perdón” aclara que esa plenitud no es sinónimo de perfección, sino de apreciar lo que con los años ha construido.

“Es difícil, pero no lo cambiaría por nada, es que no me veo de otra manera. Sé que es difícil porque tener el 100% del tiempo y querer dedicarle el 100% del tiempo a tu esposa, el 100% del tiempo a tus hijos, el 100% del tiempo a la música y lo que tienes es el 100%, no puedes dedicarle el 100% a todo”, explica.

Para el hijo del recordado cantante Tony Croatto, aunque a veces siente que se le dificulta manejar el tiempo y vive haciendo lo humanament­e posible para no descuidar ninguna de sus facetas, al final sabe que su mayor prioridad es su familia.

“En realidad tus hijos se convierten en tu gran inspiració­n para hacer las cosas. No me imagino mi trabajo si no están mis hijos, si no está mi familia, si no está mi esposa. Porque no, porque uno va agarrado del otro. Si no tuviese familia y

estuviese por ahí nómada, escribiend­o canciones y haciendo proyectos, pues mira, chévere, pero yo personalme­nte como artista, veo que mi familia y mi carrera van amarrados uno al otro", asegura.

Hermes se convirtió en padre a los 31 años con el nacimiento de Mauro. Sin embargo, ese momento tan esperado se convirtió en incertidum­bre cuando el niño nació con una condición cardiaca que puso en riesgo su vida por un largo periodo.

“La llegada de Mauro fue un reto grande; un reto de fe y de abandono. Cuando tienes un hijo que nace con un problema de salud –y pienso que Mauro está aquí con un propósito, Mauro está aquí porque Dios quiso que estuviese aquí- te enfrentas con la realidad de que tus hijos no te pertenecen. Tener que abandonar a tu hijo a la voluntad de Dios todos los días, desde el principio de su vida, te enseña muchas cosas. Así que Mauro fue mi gran maestro y me preparó para esto que estoy viviendo ahora con Vida”, asegura.

Para Hermes, más allá de la salud de sus hijos, existe una gran diferencia entre ser padre de un niño y de una niña. Con Mauro se sintió siempre más identifica­do y, por sus experienci­as, siempre ha podido anticipar o entender sus necesidade­s. Sin embargo, la llegada de Vida movió algo dentro de su ser y describe estos tres meses como “una aventura nueva".

“No sé cómo explicarlo bien, pero es como ver a todas las mujeres en tu hija. Respetar a la mujer es algo que siempre he tenido muy presente, o sea, eso siempre ha estado bien dentro de mí, pero definitiva­mente cuando tienes a tu hija, te inspira a ser más un portavoz de la mujer como un ente tan sagrado”, enfatiza.

Según Hermes, quien ha acompañado a su esposa Viviana durante ambos embarazos y sus respectivo­s partos, los procesos han resultado transforma­dores para él.

“En el nacimiento de un niño -me pasó tanto con Mauro como con Vida- uno ve el nacimiento de la humanidad entera. O sea, estar ahí, con Viviana en el proceso de gestación, de ver a esa criatura crecer dentro de ella, luego estar ahí en el momento que llega es una experienci­a que te cambia para siempre", menciona el cantautor.

DE PADRE A HIJO

Al hablar con Hermes sobre la paternidad es imposible no mencionar su relación con su progenitor, del querido cantante nacido en Italia y autoprocla­mado puertorriq­ueño por adopción, Tony Croatto.

“Cuando era niño siempre andaba pegado a papá y él incluso me tenía un espacio dentro de su presentaci­ón musical. Yo tocaba bongó y me encantaba la percusión, hasta que llegó un momento que eso dejó de ser y yo escogí otro camino”, menciona.

Sin embargo, el fallecimie­nto de su papá se da cuando Hermes tenía 23 años y se encontraba en el proceso de desarrolla­r esa relación, pero ya entre adultos. Fue un golpe fuerte, indudablem­ente, según recuerda.

“Cuando papi fallece, yo empiezo a agarrar la guitarra y a tocar melodías y canciones para reconectar con él. Perderlo fue como que algo que, si se interrumpi­era algo en mi vida y la música, siendo ese ese vehículo tan poderoso que es, me hizo reconectar con él, posiblemen­te hasta de conocer cosas de él, que nunca habíamos hablado, que nunca habíamos compartido. Así, a modo de tú a tú, a través de la música, lo conocí incluso más”, asegura.

No obstante, aunque Tony falleció en el 2005 no solamente dejó una gran huella en su hijo, sino también en su nieto que, aunque no lo conoció en el plano físico, sí mantiene una “conexión espiritual” con su abuelo.

“Tengo una foto de abi Tony en mi cuarto”, interviene Mauro. Mientras tanto, Hermes asegura que, aunque Mauro y Tony no se conocieron físicament­e, se ha desarrolla­do una relación que, al principio se dio cuando él mismo le ponía a su pequeño los vídeos de su papá, de presentaci­ones artísticas y otros grabados en la intimidad familiar, pero que más adelante el mismo niño los ha seguido buscando.

Hermes recuerda que, debido a la condición cardiaca de Mauro, tras su nacimiento pasó mucho tiempo en el hospital. Sin embargo, su primera sonrisa fue mirando una serigrafía de su abuelo.

“Ellos tienen una conexión bien bonita, desde Mauro tener incluso uso de razón. Mira cómo es la vida, cuando nosotros decidimos ir a Estados Unidos a operar a Mauro, con un cirujano puertorriq­ueño, y vamos a hablar con el doctor, ese doctor me dice 'tu papá tocó muchas vidas y una de esas vidas fue la mía. Cuando yo era joven, universita­rio, estábamos en la IUPI, en Ciencias Médicas, no teníamos dinero para graduarnos y tu papá nos hizo un concierto gratis y gracias a tu papá nosotros pudimos hacer nuestra graduación’. Papi siempre está presente de alguna manera”, rememora con gran emoción.

Y, así como su papá fue una figura clave en su vida, Hermes quiere serlo en la de sus dos hijos. Para él, la paternidad ha sido esa oportunida­d de sentir ese amor incondicio­nal.

“Quiero que Mauro sea feliz, que él haga su propio camino, que esté tranquilo. Y, sobre todo, que sepa que a mí él no me debe nada; lo mismo con Vida. Ser su papá es el gran privilegio de mi vida y ellos no me deben nada”, asegura.

Cuando mira al futuro, Hermes menciona que cuando llegue a la vejez, solo les pide a sus hijos que lo lleven a un asilo cerca de un monte, donde pueda pasar sus últimos días mirando los pájaros y en la tranquilid­ad del campo.

“Quiero que ellos tengan su familia, que también críen a sus hijos y sobre todo que ojalá pueda ser el padre que quisiera ser y dejarles una semilla de amor y que ellos puedan regarla pa’lante a sus hijos. Ese es es mi deseo”, concluye.

Hermes Croatto

“Quiero que Mauro sea feliz, que él haga su propio camino, que esté tranquilo. Y, sobre todo, que sepa que a mí él no me debe nada. Lo mismo con Vida. Ser su papá es el gran privilegio de mi vida y ellos no me deben nada”.

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Especial / Wanda Liz Vega Hermes desea ser un padre y una figura tan esencial y especial como su padre Tony Croatto.
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Aquí con la pequeña Vida. Para el intérprete, el proceso de ser padre ha resultado transforma­dor.

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