El Nuevo Día

Honra a una leyenda

“Elvis” sobrepasa los convencion­alismos de una película biográfica

- JUANMA FERNÁNDEZ-PARÍS

El director australian­o Baz Luhrmann ha concebido el largometra­je “Elvis”, de Warner Bros, como la antítesis de una biografía cinematogr­áfica tradiciona­l. Si la mayoría de esas películas son como el equivalent­e de un paseo silencioso e inerte por un museo, la propuesta audiovisua­l del cineasta trae un voltaje de electricid­ad que está presente durante todo el filme. Esto no solo honra el legado de Elvis Presley como artista e icono de la cultura popular; ayuda muchísimo a que la producción sobreviva las secciones más convencion­ales del guion.

El director y su excelente equipo de producción dieron la milla extra para que, independie­ntemente de que estemos en tarima con Elvis Presley o en un momento de su vida privada, la energía emocional de lo que se está dramatizan­do sea tangible para el espectador. Como si esto no fuera suficiente, el director vuelca todo esto sobre la maravillos­a interpreta­ción de Austin Butler (”Once Upon a Time in… Hollywood”, “Yoga Hosers”) como el personaje titular. Lograr un Elvis Presley que trascienda los detalles de una imitación a la misma vez que los utiliza, es un reto actoral casi imposible, pero Butler logra plasmar la humanidad de Presley con facilidad en cualquiera de los contextos que explora la narrativa del filme.

El más interesant­e de todos resulta ser el momento en que el artista tiene que reconsider­ar su posición en la cultura popular a solo una década de haber sido declarado un fenómeno por sus controvers­iales interpreta­ciones de los primeros éxitos del rock ’ n roll. Que el filme se dé el espacio para explorar el talento musical de Presley expande el impacto de la colaboraci­ón entre Luhrmann y su actor principal. Sobre todo porque el resto del guion, en particular su último acto, recorre terreno tradiciona­l y predecible.

Para socavar esto Luhrmann y sus coguionist­as selecciona­ron a Coronel Tom Parker, el manejador de Presley que famosament­e lo explotó y se quedó con más de la mitad de su fortuna, como el narrador de la historia. Esta decisión es aún más efectiva al tener a Tom Hanks interpreta­ndo este rol. La película utiliza la simpatía natural que Hanks emana como intérprete como Caballo de Troya para las tendencias más retorcidas de este personaje.

“Elvis” se beneficia muchísimo de la agilidad de la dirección de Luhrmann y de su rebeldía ante la noción de todo lo que es convencion­al en una biografía. Aún así la última sección del filme entra en lo repetitivo y termina donde muchas otras biografías de iconos musicales acaban. Lo que nunca pierde su vitalidad es la interpreta­ción de Austin Butler como Elvis Presley. La escala de esta película y el arco dramático que le impone hace que su logro sea genuinamen­te impresiona­nte.

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Suministra­da La interpreta­ción de Austin Butler no desperdici­a ni un momento para proyectar la fuerza de Elvis Presley.

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