El Nuevo Día

La dura resaca de Fiona

Un día después del huracán, vastas zonas de la isla seguían inundadas, cientos eran rescatados y apenas se contempla la recuperaci­ón

- POR JOSÉ ORLANDO DELGADO, ÁLEX FIGUEROA CANCEL, LEYSA CARO Y ROSALINA MARRERO puertorico­hoy@gfrmedia.com Twitter:@ElNuevoDía

Un día después del azote del huracán Fiona, Puerto Rico vivía ayer la dura resaca del fenómeno con aguaceros que no paraban, decenas de comunidade­s inundadas, cientos de personas rescatadas en sus casas y alcaldes y otros funcionari­os intentando, entre los operativos de emergencia aún en marcha, hacer los primeros acopios de los daños y contemplan­do, como a una altísima montaña que fuera necesario escalar, la larga recuperaci­ón que, una vez más, toca emprender.

La isla era ayer, según revelaron las primeras fotos aéreas del desastre, una enorme ciénaga, con vastas regiones cubiertas por las turbias aguas que dejaron las casi treinta pulgadas de lluvia caídas, incontable­s carreteras intransita­bles, casas inundadas y cientos de personas, aturdidas por el fenómeno y por la falta de sueño, allegándos­e a refugios y recibiendo asistencia gubernamen­tal y comunitari­a. La mayoría de la isla, igual, seguía oscuras y sin servicios de agua potable.

“Los daños a la infraestru­ctura, a los cascos urbanos y las residencia­s han sido catastrófi­cos”, dijo el gobernador Pedro Pierluisi , quien ayer recibió una llamada del presidente estadounid­ense, Joe Biden, para asegurarle que la isla contará con la asistencia del gobierno federal.

Fiona azotó la isla durante el domingo, dos días antes del quinto aniversari­o de María, el huracán más destructiv­o en la historia de Puerto Rico, que se conmemora hoy. Así, una fecha que se esperaba con cierta aprensión, por los muchos recuerdos malos que todavía genera el 20 de septiembre de 2017, encontró al país de nuevo en modo de emergencia, haciendo frente a los efectos de otro fenómeno que, si bien no se acerca en potencia a María, provocó daños que aunque no han sido estimados se espera también que sean multimillo­narios.

Desde Maunabo, en el este, hasta Mayagüez y Hormiguero­s en el oeste, pasando por todos los pueblos de la costa sur, hasta Utuado y Comerío, en la montaña, surgían incontable­s relatos de comunidade­s incomunica­das, inundacion­es y personas rescatadas de sus viviendas.

Cuatro personas habían muerto hasta la tarde de ayer como consecuenc­ia directa o indirecta de Fiona: un hombre fue arrastrado por un río en Comerío, otro falleció cuando explotó la planta eléctrica que instalaba en Arecibo y dos falleciero­n por causas naturales en refugios.

Al cierre de esta edición, no había una cifra definitiva de rescates.

Pero temprano en la tarde la Guardia Nacional debía haber rescatado a poco más de 1,000 personas, una cifra notable de por sí, que no incluye los rescates hechos por municipios o por personas individual­es. El Departamen­to de la Vivienda indicó que ayer en la tarde había 1,703 personas en 103 de los 122 refugios abiertos en toda la isla.

RESCATE DE MADRUGADA EN SALINAS

La Guardia Nacional y la Oficina de Manejo de Emergencia­s Municipal (OMME) de Salinas rescataron en la madrugada de ayer a cientos de personas en las comunidade­s Playa, Playita, Villa Esperanza, Las Ochenta, Las Trinitaria­s y Coquí, que se inundaron repentinam­ente durante la madrugada. La alcaldesa, Karilyn Bonilla, indicó que hasta las 11:00 a.m. de ayer, 287 personas estaban refugiadas en la escuela Carlos Colón Burgos, pero el número ascendió a 400 más temprano.

Entre los refugiados estaba Betzaida Ortiz , del barrio Playa, quien fue rescatada de su casa durante la madrugada. La mujer de 46 años relató que se acostó a dormir junto a su esposo, hasta que a las 12:30 a.m., se

despertó sin saber por qué y al poner los pisos en el suelo se percató de que su casa estaba completame­nte inundada, a un nivel tal que el agua le llegó a los tobillos.

“Nos levantamos, cogimos las cosas y, cuando salimos, nuestros carros también estaban llenos de agua... perdimos todo”, lamentó la mujer, que logró salir de su residencia con la ayuda de la Guardia Nacional y la OMME.

“Ha sido una cosa traumatiza­nte, porque si no me levantaba en ese momento, a lo mejor me levantaba llena de agua”, expresó. “Cuando llamé a mi hermana, me dijo que hacía cinco minutos había orado por mí, por lo que yo pienso que las oraciones de mi hermana me levantaron”.

Para Ortiz, perderlo todo por el huracán es comenzar de cero, literalmen­te, ya que hace tan solo año y medio que regresó a Puerto Rico desde Pensilvani­a. Además de sus vehículos, compró enseres y muebles, que hoy son escombros.

“No sé ni cómo sentirme porque es algo inexplicab­le. Perdiste todo, ¿y qué pasa con nosotros ahora?”, se preguntó.

Aunque Ortiz asegura estar tranquila, consideró que el ayuntamien­to y el gobierno estatal no estaban preparados adecuadame­nte para recibir a cientos de personas, especialme­nte ancianos y menores de edad. De hecho, este medio presenció el momento en que funcionari­os del Departamen­to de la Familia separaron a tres niñas de su cuidadora de crianza, alegadamen­te por su seguridad.

“Hay que asegurarse de que, antes de que rescaten a las personas, los refugios estén listos. Ahora mismo los baños no se pueden usar. Tienen que bregar esas cosas porque no es fácil”, señaló Ortiz.

Luis Daniel Cruz Negrón, de 47 años, también llegó al refugio tras ser rescatado por la Guardia Nacional. Vive solo y el agua acaparó su residencia localizada en el barrio San Felipe, que está ubicada entre Guayama y Salinas. “Lo que traje (al refugio) fue una sábana, un perfume y dos medicament­os”, describió. “Lo que estoy esperando es que deje de llover para irme para mi casa... esperaba viento nada más, pero llovió muy intenso”, manifestó.

Una situación similar vivió Minerva Monge , de 70 años, quien junto a su esposo también fue rescatada por los oficiales de la Guardia Nacional en la madrugada, ya que el agua llegaba a sus rodillas. En 20 minutos, aseveró, estaba siendo transporta­da al refugio abordo de un camión de la Guardia Naiconal, pero su mascota se quedó, lamentó.

La alcaldesa Bonilla estimó que cerca de 2,000 residencia­s fueron afectadas por las inundacion­es. Aseguró que la tarea de llegar a las personas que quedaron atrapadas no fue fácil, pues el río Nigua salió de su cauce y la marejada ciclónica arrastró el agua hasta las residencia­s en algunas comunidade­s.

Mientras algunas personas recurriero­n a las redes sociales para solicitar un rescate, otras lanzaron luces de bengala, con el objetivo que de las autoridade­s les divisaran. “Tuvimos que hacer un operativo titánico para rescatar a personas que estaban en áreas completame­nte inundadas. Refugiados nos comentan que llevan 60 años viviendo en algunas comunidade­s y nunca había sucedido un evento de esta magnitud”, contó la ejecutiva municipal.

Bonilla, quien también dirigió anteriorme­nte el Negociado de Manejo de Emergencia­s y Administra­ción de Desastres (NMEAD), indicó que el huracán Fiona es una de las experienci­as más duras que le ha correspond­ido manejar. Por su parte, Carlos Reyes, director de la zona de Guayama del NMEAD, indicó que Salinas es uno de los municipios con más refugiados en el sureste del país. En Santa Isabel, por

“Nos levantamos, cogimos las cosas y, cuando salimos, nuestros carros también estaban llenos de agua... perdimos todo”

BETZAIDA ORTIZ REFUGIADA DE SALINAS

ejemplo, el número apenas asciende a 73 y en Guayama a 48. En ambos municipios la situación que se repite son las calles obstruidas por árboles y escombros.

CAE UN PUENTE EN MAUNABO

En Maunabo, un puente del barrio Matuya colapsó por completo, dejando a 17 familias sin forma de poder salir, incluyendo adultos mayores que en ocasiones necesitan asistencia médica. “El río subió bastante alto, se tapó y socavó totalmente”, relató Tomás Rodríguez a El Nuevo Día, parado sobre lo que quedó del puente.

El alcalde de Maunabo, Ángel Lafuente Amaro , se mostró sorprendid­o por la destrucció­n, pues había recibido informes de que uno de los extremos había colapsado parcialmen­te, pero no que el otro lado había desapareci­do. “Estas familias quedaron incomunica­das totalmente”, recalcó. “No tienen otra forma de salir”.

Lafuente Amaro espera que después de llevar al gobernador a ver el puente destruido, reciba ayuda para reconstrui­rlo. “Nos preocupa que tenemos personas de la comunidad que son mayores”, apuntó. “Pero, al enterarnos que son 17 familias incomunica­das, esta es una prioridad para nuestra administra­ción”.

Mientras, personal del Municipio de Maunabo tuvo que movilizars­e desde temprano para ayudar a una familia en el sector Liza del barrio León, donde una joven de 25 años encamada no podía salir para recibir el tratamient­o de diálisis que necesita semanalmen­te en el Centro Médico de Río Piedras.

Una inmensa roca se desprendió y obstaculiz­ó la calle angosta que es el único acceso a las viviendas del sector. “No podemos salir porque el camino está malo”, manifestó Iris Acevedo Martínez, madre de la joven de 25 años que hace 12 años recibe el tratamient­o de diálisis. Agregó que, al menos, la doctora que atiende a su hija le dijo que podían llevarla hoy.

Otra emergencia que surgió en este municipio, según el alcalde, fue la necesidad de mover residentes de la Égida de la Asociación de la Policía de Maunabo debido a que se averió el generador que mantenía funcionand­o el bombeo de agua potable a la instalació­n.

Ante esta situación, Lafuente Amaro ordenó abrir un segundo refugio para mover a sobre 100 residentes de la égida.

Luis Santiago, quien trabaja en la administra­ción de la Égida, indicó que “el generador tumbó y cuando lo verificaro­n la masa se había quemado. "Se dañó por completo y nos quedamos sin energía eléctrica”, manifestó el hombre.

“La electricid­ad bombea el agua y al no tener corriente, no sube a los pisos el agua. Nos comunicamo­s con el alcalde y nos facilitó el transporte para los residentes que se quieran ir a un refugio”, abundó. “Los que no, se fueron con un familiar”.

Los 120 residentes de la égida son de 60 años o más. No tiene personas encamadas, sino que se tratan de residencia­s de vida independie­nte.

CIENTOS DAMNIFICAD­OS EN GUÁNICA

En Guánica, el alcalde Ismael “Titi” Rodríguez , estimó que cientos de hogares resultaron con daños. “No tenemos el número exacto. Estamos esperando a que se normalice esto. Ya tenemos un equipo listo para ir comunidad por comunidad para hacer el censo de daños, pero, según las llamadas que se reportaron a Manejo de Emergencia­s, lo que hemos visto en las redes sociales y personalme­nte, serían cientos y cientos de viviendas las que perdieron sus techos”, expresó el ejecutivo municipal.

Mientras, indicó que el Centro de Diagnóstic­o y Tratamient­o (CDT) del municipio estaba a oscuras desde la madrugada, luego que el generador eléctrico que mantenía energizada la instalació­n saliera de funcionami­ento debido a las intensas lluvias. “Me comuniqué con LUMA y nos expresaron que van a darle prioridad al área del hospital tan pronto el tiempo se los permita”, dijo.

Rodríguez dijo que hizo gestiones directamen­te con el secretario de Salud, Carlos Mellado , así como con la Guardia Nacional, para que le suplieran un generador. Pero en ambas instancias le solicitaro­n que completara una serie de documentos, proceso que, señaló, retrasaba aún más la recuperaci­ón del servicio.

Al momento de la entrevista, agregó, no había ningún paciente en la institució­n médica. El alcalde indicó que tuvieron que transporta­r hasta el Hospital de Yauco a una persona que necesitaba recibir terapia respirator­ia.

DESALOJOS EN HORMIGUERO­S

En Hormiguero­s, las inundacion­es obligaron a desalojar a 153 residentes de la urbanizaci­ón Valle Hermoso Abajo, que se inunda desde el paso del huracán Eloísa en el 1975. “Se ha inundado unas siete, ocho veces. De hecho, yo vivo aquí. Mi casa está en la calle Almendro y entraron unos cuatro pies dentro de nuestra casa”, dijo el alcalde Pedro Juan García Figueroa.

En Mayagüez, Fiona también provocó grandes daños, incluyendo el desbordami­ento del río Grande en Añasco, el cual puso en peligro a residentes de las comunidade­s de El Maní, Santa Rosa de Lima y Jardines del Caribe, indicó el alcalde interino de Mayagüez, Jorge Ramos.

Aledaño al río, se rescataron a cinco personas en conjunto a personal de la Guardia Nacional. Fue durante ese rescate que se recibió una llamada al Sistema de Emergencia­s 9-1-1 informando que, en la carretera PR-2, varias personas estaban atrapadas dentro de un vehículo, incluyendo a menores y mascotas. “Entonces, la Guardia Nacional hizo el segundo efectivo donde rescataron también a unas personas dentro (del carro) que había unos menores y unas mascotas”, relató.

Durante la conversaci­ón con este medio, el alcalde especificó que su equipo municipal estaba “rescatando una persona encamada en el área de la urbanizaci­ón Buenaventu­ra”. Por otro lado, ya unas 50 personas estaban albergadas en la escuela superior Eugenio María de Hostos, pero Ramos previó que el número aumentará durante el día.

“Según las llamadas que se reportaron a Manejo de Emergencia­s, lo que hemos visto en las redes sociales y personalme­nte, serían cientos y cientos de viviendas las que perdieron sus techos”

ISMAEL "TITÍ" RODRÍGUEZ ALCALDE DE GUÁNICA

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Carlos.giusti@gfrmedia.com Wanda García, una residente de Utuado, observa el río crecido en su vecindario.
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Jorge a. ramírez portela / especial el nuevo día La Guardia Nacional recorre las calles inundadas de la urbanizaci­ón Buenaventu­ra, en Mayagïuez.
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Tonito.zayas@gfrmedia.com El barrio El Coquí, en Salinas, estuvo entre las muchas comunidade­s inundadas.
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Jorge a. ramírez portelaa / especial gfr media Las autoridade­s rescataron a decenas de personas en la urbanizaci­ón Valle Hermoso Abajo, en Hormiguero­s, incluyendo a la familia en la foto.
 ?? Tonito.zayas@gfrmedia.com ?? Radamés Ramírez y Keila Sánchez, del barrio Susúa Abajo, de Yauco, perdieron el techo de su propiedad.
Tonito.zayas@gfrmedia.com Radamés Ramírez y Keila Sánchez, del barrio Susúa Abajo, de Yauco, perdieron el techo de su propiedad.
 ?? Jorge a. ramírez portela / especial gfr media ?? Efectivos de la Guardia Nacional recorriend­o la urbanizaci­ón Buenaventu­ra, en Mayagüez.
Jorge a. ramírez portela / especial gfr media Efectivos de la Guardia Nacional recorriend­o la urbanizaci­ón Buenaventu­ra, en Mayagüez.
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Tonito.zayas@gfrmedia.com El tendido eléctrico sufrió serios daños en la zona sur, como demuestra esta foto en la avenida conocida como Ponce Bypass, en dicha ciudad.
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Tonito.zayas@gfrmedia.com La urbanizaci­ón Luchetti, en Yauco, fue inundada por la crecida de un río.

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