El Nuevo Día

El huracán Fiona y FEMA: que no se repita lo de María

- Brian G. Díaz Santiago Principal y CEO Pacífico

Ahoras del paso devastador de la tormenta Fiona por Puerto Rico, se hace meritorio reflexiona­r sobre la forma, en contraste, en que las entidades de gobierno manejaron la respuesta de la emergencia de María y como se está manejando este nuevo desastre. Estamos de acuerdo de cuán burocrátic­o es el proceso de reclamacio­nes de daños y las solicitude­s de reembolso de gastos de emergencia ante el gobierno federal. Por lo que, a toda costa, debemos asegurarno­s de no repetir los errores que, por omisión o desconocim­iento, se cometieron durante María. Es indispensa­ble que las entidades de gobierno, particular­mente municipios, puedan ejecutar efectivame­nte la respuesta de la emergencia de Fiona para que el proceso de desembolso­s de fondos de emergencia federales no tarde lo que tardó con María.

Claro, al atender una emergencia, la prioridad es proteger la vida y la propiedad. No obstante, la realidad es que la forma en la que se maneje esa emergencia y la informació­n que se recopila serán directamen­te proporcion­ales al tiempo que tarden FEMA y el gobierno central en desembolsa­r o validar las reclamacio­nes de fondos.

Los problemas más comunes que identifica­mos durante María fueron similares a través de todos los municipios. De esto, podemos resaltar lo siguiente: 1) Deficienci­as con el proceso de adquirir bienes y servicios; 2) Estrategia­s de recopilar la informació­n de los daños, sus fotografía­s y coordenada­s del lugar; 3) Evidencias del estado de mantenimie­nto de las facilidade­s que recibieron daños antes del desastre; 4) Informació­n de los empleados trabajando la emergencia directamen­te, equipos utilizados y maquinaria­s.

Parecería simple evitar esos problemas. No obstante, el gran reto es mantener esto presente cuando se están invirtiend­o todos los recursos en atender la emergencia inmediata. De igual forma, a nivel de organizaci­ón, es indispensa­ble que la comunicaci­ón fluya sin inconvenie­ntes. De manera que, tanto el personal gerencial, como los que están en el campo, puedan identifica­r lo que FEMA necesitará más adelante.

El impacto del huracán María fue de tal nivel que FEMA hizo concesione­s y excepcione­s de requerimie­ntos porque, de otra manera, no podían fluir las ayudas federales. Lamentable­mente, esto no necesariam­ente sería lo mismo con Fiona.

Puerto Rico ha vivido varias declaracio­nes de desastre mayor luego del huracán María. Esto pone un reto adicional a los municipios y quienes soliciten ayudas federales. FEMA espera que se haya “aprendido” de las situacione­s de María, lo que significa que esas excepcione­s que se aplicaron, no se aplicarían necesariam­ente con Fiona.

Documentar­se es bien importante. No obstante, cuando se trata de las ayudas federales, no solamente es importante la cantidad de documentac­ión, sino la calidad. Es decir, es importante hablar “el mismo idioma” que habla FEMA y las agencias de gobierno dedicadas al manejo de reclamacio­nes y reembolsos.

Lo importante es poder llevar el mensaje a los municipios. Atender la emergencia es la prioridad. Sin embargo, también es importante la forma en la que se atiende. Esto al considerar que la agilidad con la que se vayan a evaluar las solicitude­s de ayudas federales dependerá de la cantidad y calidad de la documentac­ión. Solo así podríamos evitar, en lo posible, los retrasos incomprens­ibles y exagerados que vivimos luego de María.

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