Aprende a manejar TUS EMOCIONES en tiempos de crisis
Después de días sin electricidad ni agua potable a causa del huracán Fiona, es normal que los ánimos se descontrolen, pero hay estrategias y técnicas que te pueden ayudar
El paso del huracán Fiona por la isla se ha convertido en una pesadilla de grandes proporciones para cientos de familias que han perdido sus hogares y pertenencias, una estela de desastres que incluye ríos desbordados e inundaciones en carreteras y comunidades, deslizamientos de tierra, así como falta de agua potable y de electricidad, entre muchos otros problemas.
Una situación muy similar a la que se vivió luego del paso del huracán María, sin contar las dificultades que se han vivido desde entonces -como los terremotos o la pandemia-, que tiene a la ciudadanía con síntomas de mucha ansiedad, tensión y desesperanza. Esto también genera malestar social y violencia.
“Hay mucha incertidumbre, la gente está llorosa y hay mucho desespero. Es lo que se conoce como ‘retraumatización’ porque estamos viendo muchas de las imágenes que se asemejan a las del huracán María”, señala el psicólogo clínico del Hospital Menonita CIMA, Humberto Cruz, tras puntualizar que es común que las personas experimenten reacciones emocionales intensas ante eventos como los que se viven hoy.
Según el psicólogo, el ser humano responde a un sistema que siempre está alerta ante el peligro. Se refiere a lo que sucede cuando el cerebro detecta una amenaza, que provoca una respuesta fisiológica en la que el sistema nervioso hace que el corazón bombee más deprisa para que envíe más sangre a las distintas partes del cuerpo.
Y, a través de una combinación de señales nerviosas y hormonales, las glándulas suprarrenales liberan una oleada de hormonas, como la adrenalina y el cortisol que preparan el organismo para “luchar o huir”. Pero cuando esas hormonas se mantienen por mucho tiempo, se incrementa el riesgo de padecer de ansiedad, depresión, dolores de cabeza, tensión, enfermedad cardíaca, presión arterial alta y accidente cerebrovascular, insomnio y falta de concentración, entre otras dolencias
“Estamos en actitud de alerta para responder a un mecanismo sumamente primitivo que es la supervivencia. Y la llegada de un huracán puede aumentar esta respuesta y causar estragos en la salud”, advierte el psicólogo, quien cree que es importante normalizar las emociones que sentimos “porque son mecanismos de defensa normales para que podamos combatir el agravio que tenemos de frente”.
Una normalización que ayuda a no estigmatizar los sentimientos y emociones ante eventos extremos. “Ahora mismo estamos en shock y negación. Son respuestas típicas ante este desastre natural, pero que se agrava a consecuencia de eventos del pasado. Así que, típicamente, los sentimientos cobran mucha intensidad y los patrones de pensamiento y de conducta se van agravando a consecuencia de ese trauma”, explica el doctor Cruz, quien es consciente de que, en estos días, muchas personas están limpiando sus casas, sacando escombros y evaluando sus pérdidas.
“No debemos reprimir el deseo de lamentar las pérdidas materiales. Tampoco debemos olvidar la resiliencia que está en el ADN colectivo de los puertorriqueños. Eso es importante porque un ser humano que vuelve a pasar por un evento de esta magnitud se supone que haya ganado las respuestas de afrontamiento necesarias para viabilizar otras estrategias”, propone el psicólogo clínico para resaltar que, aunque estamos pasando por un momento difícil, sabemos que podemos salir adelante. Por eso cree que es momento de aprovechar esas destrezas del pasado para salir airoso de los retos que vivimos ahora.
El reto de volver a la rutina
Ahora, en medio del caos que vivimos, un caos a causa del huracán Fiona, se debe establecer una rutina, luego de evaluar las diversas situaciones y pérdidas, recomienda el psiquiatra y director médico interino del Hospital Panamericano, Ángel Martínez. “La rutina es una herramienta muy útil para sentir que
“Hay mucha incertidumbre, la gente está llorosa y hay mucho desespero. Es lo que se conoce como ‘retraumatización’ porque estamos viendo muchas de las imágenes que se asemejan a las del huracán María”
Dr. Humberto Cruz
PSICÓLOGO CLÍNICO DEL HOSPITAL MENONITA CIMA
tenemos el control de algo y así influenciar lo que sucede hoy y lo que sucederá mañana”.
Para lograrlo, el psiquiatra resalta la importancia de recuperarnos para evaluar qué cosas “se me quedaron por hacer, qué se pudo haber hecho mejor o qué preparativos debo tener en cuenta para la próxima vez”. Esto es importante porque vivimos en una isla tropical que todos los años tiene huracanes y el riesgo de que uno nos afecte es muy alto. Por eso, el psiquiatra enfatiza en anticipar posibles problemas. “Cuando nos preparamos emocionalmente, podemos enfrentarlas un poco mejor”, añade el también presidente electo de la Asociación de Psiquiatras de Niños y Adolescentes de Puerto Rico. Una forma de anticipar, agrega, es por ejemplo, tener a mano los medicamentos que tomamos a diario, ya sea para el tratamiento de una enfermedad mental o una física.
“Una condición que se puede ver mucho es el trastorno de estrés postraumático que involucra haber pasado por una experiencia traumática, que la vida estuvo en peligro y que tiene otros síntomas como de hipervigilancia y nos vienen imágenes de lo que vivimos anteriormente como si estuvieran sucediendo ahora. También nos podemos poner cínicos e irritables”, detalla el doctor Martínez, quien dice que si ese es el caso, debemos buscar una evaluación con un profesional de salud mental por si se requiere tratamiento con medicamentos y psicoterapia.
Si son síntomas leves o son personas que tienen pensamientos rumiantes -esos que “no nos los podemos sacar de la cabeza”-, el psiquiatra dice que algo tan sencillo como una caminata bajo el sol y estar en contacto con la naturaleza, nos puede ayudar a calmarnos.
Estrategias que ayudan
“Hacer ejercicios puede complementar el tratamiento de una persona que está pasando por síntomas de tristeza. Si tiene ansiedad, se puede beneficiar de la meditación y la atención plena, así como de técnicas de relajación y de respiración: puede inhalar tres segundos hacia adentro, exhalar seis segundos, visualizando un lugar que simbolice paz para ellos, soltando los músculos y dejándolos más relajados”, propone el doctor Martínez, para indicar que, según la fe que se practique, la oración o conversar con un guía espiritual también puede ser de mucha ayuda.
Además, la escritura “y hacer una narrativa de las emociones sentidas durante el evento, los hace sentir que ganan un poco de control sobre la situación”. Mientras que las personas que no han sufrido grandes daños y están en una posición altruista de ayudar a otros, deben dejar saber que están disponibles para lo que necesiten.
“A veces con solo escucharlos sin juzgar y de manera empática puede ayudar a que la otra persona sienta que no está sola en esta situación. Erróneamente, se nos ha enseñado que buscar ayuda es un signo de debilidad. En ocasiones los pacientes nos dicen que no quieren ser una carga o tienen pensamientos de que no valen lo suficiente”, indica el doctor Martínez, al enfatizar que buscar ayuda es un fortaleza del ser humano y es parte de la inteligencia emocional y de ser resiliente.
Además, se debe tener en cuenta a los más viejos de la familia o los que padecen de alzhéimer o demencia senil que se pueden poner muy intranquilos.
“Cuando hay algún tipo de demencia se complica más el cuadro. Muchos de estos pacientes van a necesitar seguimiento más corrido de su médico primario y, a veces, también de un neurólogo, de un psiquiatra y de un trabajador social. Ahora mismo están las líneas de crisis de AMSSCA que están disponibles las 24 horas”, explica el doctor Martínez, tras indicar que, dependiendo de cuán agresivo se comporte, se puede visitar una sala de emergencia para evaluar si hace falta tomar otras medidas, como hospitalizarlo en una unidad de salud mental.
El psiquiatra también menciona que algunos pacientes de demencia tienen unos síntomas conocidos como “Sundowning” o “síndrome del ocaso” que se refiere a la ansiedad e inquietud que aparece al atardecer. Las personas que padecen este síndrome presentan agitación y comportamientos como tirar, coger o manosear objetos, además de pronunciar monólogos o provocar discusiones subidas de tono.
“A distintas horas del día les puede cambiar el ánimo y pueden desorientarse de repente. Es importante, por ejemplo, recordarles la hora y el día y ponerles luces más brillantes”, recomienda el médico, quien también resalta que el cuidador de ese paciente debe recibir ayuda porque va a llegar un punto en que se va a sentir agotado.