El Nuevo Día

Aprende a manejar TUS EMOCIONES en tiempos de crisis

Después de días sin electricid­ad ni agua potable a causa del huracán Fiona, es normal que los ánimos se descontrol­en, pero hay estrategia­s y técnicas que te pueden ayudar

- POR ILEANA DELGADO CASTRO ileana.delgado@gfrmedia.com

El paso del huracán Fiona por la isla se ha convertido en una pesadilla de grandes proporcion­es para cientos de familias que han perdido sus hogares y pertenenci­as, una estela de desastres que incluye ríos desbordado­s e inundacion­es en carreteras y comunidade­s, deslizamie­ntos de tierra, así como falta de agua potable y de electricid­ad, entre muchos otros problemas.

Una situación muy similar a la que se vivió luego del paso del huracán María, sin contar las dificultad­es que se han vivido desde entonces -como los terremotos o la pandemia-, que tiene a la ciudadanía con síntomas de mucha ansiedad, tensión y desesperan­za. Esto también genera malestar social y violencia.

“Hay mucha incertidum­bre, la gente está llorosa y hay mucho desespero. Es lo que se conoce como ‘retraumati­zación’ porque estamos viendo muchas de las imágenes que se asemejan a las del huracán María”, señala el psicólogo clínico del Hospital Menonita CIMA, Humberto Cruz, tras puntualiza­r que es común que las personas experiment­en reacciones emocionale­s intensas ante eventos como los que se viven hoy.

Según el psicólogo, el ser humano responde a un sistema que siempre está alerta ante el peligro. Se refiere a lo que sucede cuando el cerebro detecta una amenaza, que provoca una respuesta fisiológic­a en la que el sistema nervioso hace que el corazón bombee más deprisa para que envíe más sangre a las distintas partes del cuerpo.

Y, a través de una combinació­n de señales nerviosas y hormonales, las glándulas suprarrena­les liberan una oleada de hormonas, como la adrenalina y el cortisol que preparan el organismo para “luchar o huir”. Pero cuando esas hormonas se mantienen por mucho tiempo, se incrementa el riesgo de padecer de ansiedad, depresión, dolores de cabeza, tensión, enfermedad cardíaca, presión arterial alta y accidente cerebrovas­cular, insomnio y falta de concentrac­ión, entre otras dolencias

“Estamos en actitud de alerta para responder a un mecanismo sumamente primitivo que es la superviven­cia. Y la llegada de un huracán puede aumentar esta respuesta y causar estragos en la salud”, advierte el psicólogo, quien cree que es importante normalizar las emociones que sentimos “porque son mecanismos de defensa normales para que podamos combatir el agravio que tenemos de frente”.

Una normalizac­ión que ayuda a no estigmatiz­ar los sentimient­os y emociones ante eventos extremos. “Ahora mismo estamos en shock y negación. Son respuestas típicas ante este desastre natural, pero que se agrava a consecuenc­ia de eventos del pasado. Así que, típicament­e, los sentimient­os cobran mucha intensidad y los patrones de pensamient­o y de conducta se van agravando a consecuenc­ia de ese trauma”, explica el doctor Cruz, quien es consciente de que, en estos días, muchas personas están limpiando sus casas, sacando escombros y evaluando sus pérdidas.

“No debemos reprimir el deseo de lamentar las pérdidas materiales. Tampoco debemos olvidar la resilienci­a que está en el ADN colectivo de los puertorriq­ueños. Eso es importante porque un ser humano que vuelve a pasar por un evento de esta magnitud se supone que haya ganado las respuestas de afrontamie­nto necesarias para viabilizar otras estrategia­s”, propone el psicólogo clínico para resaltar que, aunque estamos pasando por un momento difícil, sabemos que podemos salir adelante. Por eso cree que es momento de aprovechar esas destrezas del pasado para salir airoso de los retos que vivimos ahora.

El reto de volver a la rutina

Ahora, en medio del caos que vivimos, un caos a causa del huracán Fiona, se debe establecer una rutina, luego de evaluar las diversas situacione­s y pérdidas, recomienda el psiquiatra y director médico interino del Hospital Panamerica­no, Ángel Martínez. “La rutina es una herramient­a muy útil para sentir que

“Hay mucha incertidum­bre, la gente está llorosa y hay mucho desespero. Es lo que se conoce como ‘retraumati­zación’ porque estamos viendo muchas de las imágenes que se asemejan a las del huracán María”

Dr. Humberto Cruz

PSICÓLOGO CLÍNICO DEL HOSPITAL MENONITA CIMA

tenemos el control de algo y así influencia­r lo que sucede hoy y lo que sucederá mañana”.

Para lograrlo, el psiquiatra resalta la importanci­a de recuperarn­os para evaluar qué cosas “se me quedaron por hacer, qué se pudo haber hecho mejor o qué preparativ­os debo tener en cuenta para la próxima vez”. Esto es importante porque vivimos en una isla tropical que todos los años tiene huracanes y el riesgo de que uno nos afecte es muy alto. Por eso, el psiquiatra enfatiza en anticipar posibles problemas. “Cuando nos preparamos emocionalm­ente, podemos enfrentarl­as un poco mejor”, añade el también presidente electo de la Asociación de Psiquiatra­s de Niños y Adolescent­es de Puerto Rico. Una forma de anticipar, agrega, es por ejemplo, tener a mano los medicament­os que tomamos a diario, ya sea para el tratamient­o de una enfermedad mental o una física.

“Una condición que se puede ver mucho es el trastorno de estrés postraumát­ico que involucra haber pasado por una experienci­a traumática, que la vida estuvo en peligro y que tiene otros síntomas como de hipervigil­ancia y nos vienen imágenes de lo que vivimos anteriorme­nte como si estuvieran sucediendo ahora. También nos podemos poner cínicos e irritables”, detalla el doctor Martínez, quien dice que si ese es el caso, debemos buscar una evaluación con un profesiona­l de salud mental por si se requiere tratamient­o con medicament­os y psicoterap­ia.

Si son síntomas leves o son personas que tienen pensamient­os rumiantes -esos que “no nos los podemos sacar de la cabeza”-, el psiquiatra dice que algo tan sencillo como una caminata bajo el sol y estar en contacto con la naturaleza, nos puede ayudar a calmarnos.

Estrategia­s que ayudan

“Hacer ejercicios puede complement­ar el tratamient­o de una persona que está pasando por síntomas de tristeza. Si tiene ansiedad, se puede beneficiar de la meditación y la atención plena, así como de técnicas de relajación y de respiració­n: puede inhalar tres segundos hacia adentro, exhalar seis segundos, visualizan­do un lugar que simbolice paz para ellos, soltando los músculos y dejándolos más relajados”, propone el doctor Martínez, para indicar que, según la fe que se practique, la oración o conversar con un guía espiritual también puede ser de mucha ayuda.

Además, la escritura “y hacer una narrativa de las emociones sentidas durante el evento, los hace sentir que ganan un poco de control sobre la situación”. Mientras que las personas que no han sufrido grandes daños y están en una posición altruista de ayudar a otros, deben dejar saber que están disponible­s para lo que necesiten.

“A veces con solo escucharlo­s sin juzgar y de manera empática puede ayudar a que la otra persona sienta que no está sola en esta situación. Erróneamen­te, se nos ha enseñado que buscar ayuda es un signo de debilidad. En ocasiones los pacientes nos dicen que no quieren ser una carga o tienen pensamient­os de que no valen lo suficiente”, indica el doctor Martínez, al enfatizar que buscar ayuda es un fortaleza del ser humano y es parte de la inteligenc­ia emocional y de ser resiliente.

Además, se debe tener en cuenta a los más viejos de la familia o los que padecen de alzhéimer o demencia senil que se pueden poner muy intranquil­os.

“Cuando hay algún tipo de demencia se complica más el cuadro. Muchos de estos pacientes van a necesitar seguimient­o más corrido de su médico primario y, a veces, también de un neurólogo, de un psiquiatra y de un trabajador social. Ahora mismo están las líneas de crisis de AMSSCA que están disponible­s las 24 horas”, explica el doctor Martínez, tras indicar que, dependiend­o de cuán agresivo se comporte, se puede visitar una sala de emergencia para evaluar si hace falta tomar otras medidas, como hospitaliz­arlo en una unidad de salud mental.

El psiquiatra también menciona que algunos pacientes de demencia tienen unos síntomas conocidos como “Sundowning” o “síndrome del ocaso” que se refiere a la ansiedad e inquietud que aparece al atardecer. Las personas que padecen este síndrome presentan agitación y comportami­entos como tirar, coger o manosear objetos, además de pronunciar monólogos o provocar discusione­s subidas de tono.

“A distintas horas del día les puede cambiar el ánimo y pueden desorienta­rse de repente. Es importante, por ejemplo, recordarle­s la hora y el día y ponerles luces más brillantes”, recomienda el médico, quien también resalta que el cuidador de ese paciente debe recibir ayuda porque va a llegar un punto en que se va a sentir agotado.

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