El Nuevo Día

Desborde provoca daños

Vecinos de comunidad La Fe sufrieron horas de angustia

- SANDRA TORRES GUZMÁN Especial El Nuevo Día

JUANA DÍAZ.- En cuestión de minutos, un golpe de agua invadió el hogar de Betsy Rodríguez Colón, destrozand­o a su paso casi todas sus pertenenci­as y, obligándol­a a correr hacia una calle cercana para salvar su vida.

No era la primera vez que esta juanadina, vecina de la urbanizaci­ón extensión La Fe, lidiaba con la pesadilla que aparece cada año, cuando el río Inabón se sale de su cauce e intimida a la población que reside a sus alrededore­s. Pero esta vez, fue impulsado por el huracán Fiona.

“Al desbordars­e el río, entra por la parte de atrás del patio y ahí comienza a entrar en la casa del frente, choca ahí y entra también a mi casa. Subió el agua y casi todo se dañó. Fueron cerca de tres pulgadas y media. Fue bien impresiona­nte, fue muy triste; ver que las cosas volaban”, recordó Rodríguez Colón, una educadora de 50 años.

“El agua entraba también por la ventana, comienza todo a mojarse y, en cuestión de segundos, se inundó todo. Y lo poquito que habíamos recogido, volvía otra vez y se cayó, no pude salvar mucho, como todos aquí. Varios vecinos perdieron sus cosas. Perdí muebles, la nevera no sé si funciona porque no hay luz, tenía lavadora, dos juegos de mueble y en los cuartos, todo eso se dañó”, lamentó.

Así las cosas, en medio de la emergencia, Rodríguez Colón, quien al momento no ejerce su profesión de maestra, no encontraba dónde refugiarse de la furia del fenómeno atmosféric­o.

“La calle empezó a inundarse como a las 2:00 de la tarde porque las alcantaril­las se llenaron porque subió el agua y al llenarse las alcantaril­las, se llena la carretera y el río se mete a las casas”, describió.

“Pero lo más lamentable es que no había refugio, no había dónde meterse porque no habilitaro­n la escuela más cerca, que es la Máximo Sánchez, que antes era refugio. Así que no teníamos a dónde ir; subimos y subimos hasta la calle E-5 para poder guarecerno­s y salvar nuestras vidas”, agregó.

Entre la treintena de familias afectadas por las inundacion­es, se encuentra Héctor Rivera Borrero , quien también se enfrentó a la amenaza de un río embravecid­o.

“Aquí empezó a llover bien fuerte y el sistema pluvial empezó a subir como si fuera un lago; por cuestión del río que desemboca por Mercedita. Esto aquí se inundó, bastante agua. Se inundaron las casas y perdimos todo; todo, todo, todo”, resaltó el hombre de 33 años.

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Sandra torres / especial el nuevo día Betsy Rodríguez Colón, vecina de la urbanizaci­ón extensión La Fe, en Juana Díaz, relató la odisea que vivió cuando un golpe de agua invadió su casa.

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