La reclamación de ayudas requiere pasos certeros
La documentación certera y rápida de los daños ocasionados por Fiona es un paso neurálgico en el proceso para reclamar a los programas de asistencia gubernamental y a las aseguradoras. Esta gestión tiene que ser correspondida con la mayor responsabilidad por parte de las entidades públicas y el sector de seguros.
Encaminar de forma acertada los formularios de ayuda es esencial que las familias se recuperen lo más rápido posible del impacto de las lluvias torrenciales y los vientos huracanados. La misma agilidad merecen los sectores privados y públicos que también enfrentan pérdidas de magnitud diversa. Las reclamaciones bien documentadas permiten completar con mayor eficiencia los procesos que rigen el desembolso de fondos de emergencia y de recuperación, así como los pagos de los seguros.
El gobierno está llamado a divulgar de forma abarcadora información precisa sobre cuáles son las ayudas disponibles y quienes cualifican para recibirlas.
Será pertinente organizar equipos que asistan a los damnificados en la fundamental gestión de solicitar ayuda a aseguradoras o a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias en las zonas más devastadas por el ciclón, donde no se ha restablecido la energía eléctrica y se registran dificultades de telecomunicaciones. El éxito de esos trámites, igual que las solicitudes de servicios médicos, dependen, en buena parte, de la adecuada documentación al momento de presentar las peticiones.
Es necesario orientar a los ciudadanos sobre la información que deben incluir en las solicitudes porque ello contribuye a que las ayudas se aceleren. Las redes de apoyo familiar o comunitarias pueden aportar a ese objetivo, que suele resultar complejo para adultos mayores u otras personas en circunstancias precarias, tales como limitaciones de movilidad. Estas poblaciones suelen necesitar asistencias especiales con mayor urgencia.
Las comunidades que están aisladas por el colapso de puentes o tramos de vías son considerables. Es preciso movilizar equipos gubernamentales debidamente entrenados para ayudar a completar los formularios en esos lugares. Ese tipo de iniciativa también debe cobijar a pequeños y medianos comerciantes, entre otros empresarios damnificados.
Al mismo tiempo, es conveniente examinar si los municipios requieren apoyo, por ejemplo, del gobierno federal, para diligenciar sus trámites de recuperación. La presentación de cálculos precisos y de material audiovisual es altamente valiosa para los ayuntamientos. También lo es para los sectores privados, sobre todo para comerciantes y agricultores de las zonas más devastadas.
La imprecisión y la falta de documentación requerida en las solicitudes estuvieron entre los factores que retrasaron el desembolso de fondos esenciales tras los golpes ciclónicos de 2017. El gobierno, con la participación del Tercer Sector, debe moverse a subsanar las limitaciones en este aspecto de relevancia mayor.
Sin embargo, impartir justicia a la repartición de los beneficios es responsabilidad también de las entidades responsables de distribuirlos, ya sean entidades públicas o empresas aseguradoras.
Atender con precisión cada etapa del proceso de solicitud contribuirá a la agilidad necesaria para alcanzar la recuperación, tanto de los espacios domésticos como de las infraestructuras públicas y privadas. A esos fines, es sumamente imprescindible adelantar los esfuerzos diseñados para la primera respuesta ante la emergencia, que incluye reparar vías y puentes para facilitar los accesos de transporte.
En esa línea, son indispensables la organización y la coordinación óptima entre las entidades estatales, municipales y federales. La misma dinámica tiene que replicarse en los sectores privados, comunitarios, así como en las entidades sin fines de lucro.
En estos procesos, es importante protegerse y salvaguardar a las personas más desvalidas de cualquier asomo de actividad fraudulenta.
Suministrar y atender con corrección cada fase de los trámites para superar la emergencia son medulares para una recuperación sólida. En estas situaciones, es instrumental la solidaridad como sociedad, al amparo de guías edificadoras y transparentes de las autoridades responsables de superar la emergencia y encaminar la revitalización. Estos son pasos cruciales para que Puerto Rico restablezca la actividad socioeconómica, que es clave para el bienestar colectivo.