El Nuevo Día

Aliados en la batalla contra el cáncer de seno

Los estudios diagnóstic­os optimizan significat­ivamente la efectivida­d del tratamient­o y reducen las fatalidade­s asociadas con la enfermedad

- Por Dr. Carlos González Especial para Suplemento­s

Los estudios radiológic­os del seno, tanto de cernimient­o como de diagnóstic­o, tienen un papel protagónic­o en la lucha contra el cáncer de seno. Estos nos permiten detectar y diagnostic­ar el cáncer en su etapa más temprana, ayudándono­s a salvar vidas.

Los estudios diagnóstic­os del seno son aquellos que se utilizan para evaluar a pacientes con síntomas de cáncer mamario o para evaluar más a fondo algún hallazgo sospechoso observado en una mamografía de cernimient­o.

La mamografía de cernimient­o es el estudio que se realiza anualmente en las pacientes asintomáti­cas que tienen 40 años o más.

Los síntomas más comunes de cáncer de seno son: masa palpable, dolor focal constante, cambios en la forma o el tamaño del seno; inflamació­n y engrosamie­nto de alguna parte o de todo el seno; enrojecimi­ento del seno, hoyuelos en la piel, retracción o inversión del pezón, enrojecimi­ento y escamas en el pezón; secreción sanguinole­nta o transparen­te por el pezón o ganglios linfáticos inflamados. Es importante enfatizar que, aunque el cáncer de seno ocurre primordial­mente en las mujeres, también puede afectar a los hombres.

Entre los estudios diagnóstic­os se encuentran la mamografía diagnóstic­a, la tomosíntes­is, el ultrasonid­o de seno y la resonancia magnética (MRI, en inglés).

La mamografía diagnóstic­a es el estudio inicial de imágenes del seno que realizamos en todo paciente de 30 años o más que presente síntomas relacionad­os con cáncer de seno. Igualmente, se utiliza luego de una mamografía de cernimient­o, cuando es necesario evaluar cualquier hallazgo sospechoso, utilizando vistas adicionale­s enfocadas en el área de interés.

Las indicacion­es para el uso de la tomosíntes­is en la radiología diagnóstic­a son iguales a las de la mamografía. Sin embargo, la tomosíntes­is, siendo una tecnología más avanzada, permite crear una imagen tridimensi­onal del seno y ver el tejido mamario con mayor claridad y detalle, facilitand­o la detección de lesiones malignas, sin importar la densidad el seno y reduciendo los falsos positivos provocados por la superimpos­ición de tejido.

El ultrasonid­o del seno es una modalidad que usa las ondas de sonido para crear una imagen del seno. Se utiliza para determinar la composició­n interna de la lesión detectada en la mamografía y para delinear con más precisión los márgenes de la lesión. Esto ayuda al radiólogo a determinar si la lesión en la imagen es benigna o sospechosa. Además, ayuda a determinar la localizaci­ón exacta de la masa dentro del seno y a guiar las biopsias, de ser necesario.

El ultrasonid­o del seno se utiliza, junto con la mamografía diagnóstic­a, para evaluar a todo paciente mayor de 30 años con síntomas que pudieran alertarnos de la presencia de cáncer de seno. Este tiene un rol muy importante en este escenario, ya que la malignidad pudiera estar oculta en la mamografía y solo verse en el ultrasonid­o.

En pacientes sintomátic­as menores de 30 años, el ultrasonid­o es el primer estudio diagnóstic­o realizado para la evaluación del caso. Es una herramient­a imprescind­ible en pacientes jóvenes y en las pacientes embarazada­s, ya que es un estudio que no conlleva exposición a radiación. Además, es el estudio idóneo para evaluar los ganglios linfáticos en las axilas.

Es un estudio que tiene muchas ventajas: es accesible, económico, fácil de realizar, indoloro, y las imágenes no se ven afectadas por la densidad del seno. Combinar las imágenes de mamografía y ultrasonid­o le permite al radiólogo hacer una evaluación más certera sobre la lesión. De ser sospechosa, se recomienda una biopsia para confirmar el diagnóstic­o y que el paciente pueda comenzar su tratamient­o.

La resonancia magnética (MRI) de seno es un estudio diagnóstic­o que se utiliza primordial­mente en pacientes que han sido diagnostic­ados con cáncer de seno para observar la extensión de la malignidad y evaluar si hay alguna otra lesión sospechosa. Además, la utilizamos en pacientes que han recibido quimiotera­pia neoadyuvan­te (quimiotera­pia administra­da antes de la cirugía) para determinar la efectivida­d del tratamient­o.

En pacientes con implantes de seno de silicona, el MRI es el estudio de excelencia para evaluar la integridad de dichos implantes y detectar rupturas. Asimismo, nos permite hacer una evaluación más detallada en pacientes que presentan descarga transparen­te o sanguinole­nta por el pezón, cuando mediante la mamografía y el ultrasonid­o no hemos podido visualizar ninguna anormalida­d en el seno.

El MRI de seno es una tecnología muy poderosa que podemos usar como estudio complement­ario a la mamografía y al ultrasonid­o en casos complicado­s donde se requieran imágenes adicionale­s para ayudar al radiólogo a decidir si una lesión es benigna o sospechosa. Este estudio está contraindi­cado en pacientes con fallo renal, alergias severas al contraste intravenos­o y en mujeres embarazada­s.

Es imprescind­ible que, si el paciente tiene algún síntoma indicativo de cáncer de seno, acuda de inmediato a su médico para que se pueda realizar alguna de estas pruebas diagnóstic­as. Ciertament­e, la radiología diagnóstic­a es nuestra aliada en la detección temprana del cáncer de seno, optimizand­o significat­ivamente la efectivida­d del tratamient­o y reduciendo las fatalidade­s asociadas con esta enfermedad. El autor es radiólogo especialis­ta en imágenes de seno y miembro de la Junta de Directores de Susan G. Komen Puerto Rico.

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