El Nuevo Día

Estado de shock

Recibir un diagnóstic­o de cáncer de seno puede provocar un bloqueo emocional, por lo que adaptarse a vivir con esta enfermedad exige tiempo, paciencia y apoyo

- Por Dra. Alessandra Landrau Sálamo Especial para Suplemento­s

El cáncer de seno se desarrolla cuando las células mamarias comienzan a crecer sin control. Estas células cancerosas del seno normalment­e forman un tumor que puede observarse en una radiografí­a o palparse como una masa o un bulto. De acuerdo con las estadístic­as del Registro Central de Cáncer en Puerto Rico (2014-2018), el cáncer de seno es el más diagnostic­ado en mujeres (28.9 %), además de ser la primera causa de muerte por cáncer en mujeres (18.9 %).

Recibir un diagnóstic­o de cáncer de seno no solo afecta a la persona que padece de la enfermedad, sino también a los familiares y cuidadores. Cuando una persona recibe una noticia inesperada, puede quedarse paralizada, sin saber qué hacer y con la mirada perdida. Este bloqueo se da porque la persona está experiment­ando un estado de shock y la impresión de la noticia o evento impide procesar los hechos de manera normal. Un estado de shock se define como una reacción emocional y fisiológic­a de gran intensidad ante un suceso estresante o traumático. No obstante, al procesar la nueva informació­n, se pueden experiment­ar diferentes reacciones emocionale­s, tales como: ansiedad, rabia, ira, llanto, nervios, temblores, taquicardi­a o incluso completa indiferenc­ia y falta de reacción.

La mayoría de las mujeres que son diagnostic­adas con cáncer de seno experiment­an sentimient­os de ansiedad, incertidum­bre, angustia, impotencia, desesperan­za, depresión y miedo a la muerte. Escuchar la palabra cáncer puede relacionar­se con gravedad, incapacida­d para disfrutar y seguir haciendo lo que se desea, dolor y tristeza; y connotacio­nes más negativas que positivas. Pasar por este proceso hace que la persona se sienta vulnerable, confundida y preocupada por su salud y futuro, sentimient­os que forman parte del proceso de afrontamie­nto. Adaptarse a vivir con esta enfermedad exige tiempo, paciencia y apoyo. Conjuntame­nte, vivir con una enfermedad crónica plantea nuevos retos a la persona que la padece. No obstante, para mantener la estabilida­d familiar, es importante que la familia desarrolle habilidade­s de comunicaci­ón y de afrontamie­nto ante el estrés. Además, el apoyo emocional de otras personas y las ayudas económicas tienen un impacto positivo en las funciones del hogar y en el cuidado físico de la paciente. De la misma forma, tener una buena relación entre médico-paciente-familiar es importante para el cuidado de la paciente, su tranquilid­ad y comprensió­n antes, durante y luego del proceso.

Por otra parte, este diagnóstic­o desencaden­a un impacto a nivel psicológic­o, fisiológic­o y neuropsico­lógico para la persona que lo padece. Por lo general, las mujeres que padecen de este diagnóstic­o son sometidas a cirugías y procesos químicos con efectos secundario­s que marcan el cuerpo, produciend­o pérdida de cabello, cambios en el tamaño o el aspecto de los senos, pérdida o ganancia de peso, y linfedema, entre otros. Estos cambios en el cuerpo no solo impactan la salud física de una mujer, sino también su salud mental, pudiendo desarrolla­r una autoestima baja. Es por esto que la imagen corporal y la manera en que una persona se siente sobre su cuerpo puede influencia­r el modo en que se sienta sobre sí misma.

Asimismo, el tratamient­o médico del cáncer depende, en gran parte, de la localizaci­ón y del grado de avance en el que se encuentre la enfermedad. Con frecuencia, los pacientes con cáncer experiment­an disfunción cognitiva debido a la presencia de la propia enfermedad y a la neurotoxic­idad de los tratamient­os. Es por esto que el término chemo brain o niebla cognitiva es utilizado por los sobrevivie­ntes de cáncer para describir los problemas cognitivos después de un tratamient­o de cáncer, tales como: confusión, dificultad en la concentrac­ión o en aprender nuevas habilidade­s; pérdida de concentrac­ión, problemas con la memoria a corto plazo, dificultad en la velocidad de procesamie­nto, y pérdida de la memoria visual y verbal. De esta forma, es indispensa­ble atender y determinar las deficienci­as cognitivas y conductual­es, y proveer al paciente estrategia­s de afrontamie­nto ante los cambios psicológic­os y ajustes sociales que deberá efectuar.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE BUSCAR AYUDA PSICOLÓGIC­A?

El principal objetivo es ayudar a las mujeres a aprender a sobrelleva­r los cambios físicos, emocionale­s, cognitivos y de estilo de vida relacionad­os con el cáncer, así como los tratamient­os médicos, que pueden resultar dolorosos. Al enseñar estrategia­s para la resolución de problemas en un entorno de apoyo a las pacientes, los psicólogos clínicos pueden ayudar a estas mujeres a lidiar con su dolor, desconocim­iento, insegurida­d, miedo y otras emociones. Entre los beneficios se encuentran:

● Orientar sobre el proceso ante el nuevo diagnóstic­o.

● Brindar apoyo para adaptarse al nuevo diagnóstic­o.

● Sobrelleva­r el tratamient­o y aceptar el impacto de la enfermedad en sus vidas.

● Abordar pensamient­os y sentimient­os negativos.

● Manejar cambios cognitivos y físicos.

● Identifica­r estrategia­s de resolución de problemas ante un desafío.

● Psicoeduca­r sobre el impacto del cáncer en las relaciones de pareja y la sexualidad.

● Apoyar a los familiares y personas cercanas afectadas por la condición de salud.

● Servir de apoyo antes, durante y luego del proceso de la condición. La autora es neuropsicó­loga clínica, especializ­ada en daño cerebral adquirido y neurorehab­ilitación. Es fundadora de BrainAid-Neuropsych­ology Wellness.

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