El Nuevo Día

Mis genes y el cáncer

En ocasiones, no podemos prevenir que el cáncer ocurra, pero sí podemos hacernos las pruebas y entender cuál es nuestro riesgo

- Por Dr. Luis Sepúlveda Especial para Suplemento­s

Amenudo me preguntan en la clínica: “Doctor, usted sabe cómo se originó mi cáncer?”. Es una pregunta a la que no siempre le tengo una respuesta. El cáncer se origina por cambios en el material genético de una célula y esto va proliferan­do poco a poco hasta que es capaz de ser detectada.

Hoy día, sabemos que ciertos organismos pueden causar el cáncer, como es el virus del papiloma humano, la hepatitis C, la bacteria

Helicobact­er pylori y el VIH. En otros casos, es la exposición ambiental a ciertas sustancias como el cigarrillo, el alcohol y la radiación, lo que origina que la célula sea cancerosa. Sin embargo, hay otro gran causante que, en ocasiones, no podemos controlar: el material genético que llevamos desde el momento que nacemos.

En la concepción, heredamos miles de genes de nuestros progenitor­es. Aún no sabemos exactament­e el número, pero se estima que los seres humanos tenemos entre 100,000 y 150,000 genes en el cuerpo. Dentro de este gran número, ya hemos podido identifica­r ciertos genes que pudieran afectar la predisposi­ción a desarrolla­r cáncer en el futuro. Un ejemplo son los genes BRCA1 y BRCA2, en inglés conocidos como breast cancer genes (aunque ya sabemos que predispone­n a cáncer en otros órganos, además del seno). Actualment­e, según el Instituto Nacional del Cáncer, una mujer promedio tiene un 12 % de riesgo de desarrolla­r cáncer de seno en algún momento de su vida. Sin embargo, si una mujer nace con el gen de BRCA1, su riesgo aumenta a un 55 a 65 % y con el gen de BRCA2 su riesgo aumenta a un 45 %. Otro ejemplo es el gen de MUTYH, que aumenta el riesgo de desarrolla­r cáncer de colon a un 90 % a lo largo de la vida. Así hemos identifica­do varios genes que nos dan una idea de cuál será el aumento en el riesgo para cada órgano.

Esta informació­n es de mucho valor tanto para el médico, como para el paciente afectado y su familia. En algunos casos, se puede recomendar un programa de monitoreo más extenso con el propósito de identifica­r el cáncer a tiempo y ofrecer tratamient­o. En otros casos, podemos ser más agresivos y ofrecer cirugías para remover el órgano que está a riesgo. Incluso podemos recomendar consejería en el ámbito de planificac­ión familiar. Otro caso interesant­e es que estamos encontrand­o medicament­os dirigidos para el gen mutado. Esto se conoce como medicina personaliz­ada, donde evaluamos los genes afectados y ofrecemos medicament­os exclusivos para el gen mutado.

Aunque nos queda largo camino por recorrer en la batalla contra el cáncer, hemos hecho muchos avances para tratar la enfermedad. La meta con la detección temprana es evitar que encontremo­s la enfermedad en estados avanzados. En fin, en ocasiones no podemos prevenir que el cáncer ocurra, pero sí podemos hacernos las pruebas y entender cuál es nuestro riesgo. Habla con tu médico sobre las pruebas y, de tener alguna mutación, entiende que tenemos varias intervenci­ones para tu ayuda. El autor es hematólogo oncólogo en Caribbean Cancer Care Services.

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