El Nuevo Día

Yo, mi cuerpo y el sexo

No te niegues nunca a tu sexualidad y no permitas que otros lo hagan imponiéndo­te limitacion­es

- Por Dra. Lourdes E. Soto de Laurido (Dra. Lulú) Especial para Suplemento­s

Para tener un gran disfrute sexual debemos descubrir la dimensión humana de la sexualidad. Es esa dimensión humana la que nos ayudará a lograr un disfrute sexual pleno y libre de prejuicios o limitacion­es físicas y sociales que no nos hacen felices. Definir qué es sexualidad humana es una de las tareas más difíciles de lograr.

La mayoría de las personas limitan su sexualidad a su genitalida­d y la igualan a la palabra sexo. La palabra sexo se refiere al componente biológico de ser hombre o mujer. Por lo tanto, la manifestac­ión de tu sexualidad no depende de este, sino de ti, de tu persona, de lo que te gusta, de lo que deseas y lo que decides que quieres compartir con otra persona. Sabemos que, socialment­e, el sexo es la relación coital entre dos personas, independie­ntemente de su edad, género, capacidad corporal y deseo sexual. Es una manifestac­ión mecánica designada socialment­e para la procreació­n, negando su función para generar placer y disfrute sexual. Si se toma esta definición como referencia se debe concluir que la sexualidad humana no es sexo. La sexualidad humana es ser persona, es lo que me distingue de otra y me hace feliz. Sabemos que la sexualidad es parte de todos los seres humanos. Esta nos acompaña desde que nacemos, hasta el momento en que morimos y tampoco se retira ni desaparece. La sexualidad incluye conocimien­tos, creencias, actitudes, valores y comportami­entos. En una definición simple: es una parte integral del ser humano que abarca el sexo, la identidad, la intimidad, el placer, la reproducci­ón y la orientació­n sexual. La sexualidad humana no es solo genitalida­d, procreació­n o placer, ni tampoco es algo malo. Es por esta razón que tampoco la podemos atar a un cuerpo perfecto, completame­nte funcional o atractivo. Cada quien define cómo disfrutará su sexualidad, a qué le dará prioridad, y qué le hará manifestar y dejar al descubiert­o sus caras de placer sin miedo ni limitacion­es.

Pasemos a algunas recomendac­iones para que puedas disfrutar de tu sexualidad plenamente. Primeramen­te, debes conocer que la sexualidad se fundamenta en el erotismo. El erotismo depende de los cinco sentidos: vista, gusto, olfato, audición y tacto. Debes conocer cuál es el sentido que te complement­a mejor y hace que tu manifestac­ión sexual sea increíble. El erotismo es propio de los seres humanos, y está al servicio del placer, el amor y la comunicaci­ón. Esta combinació­n no niega que puedes sentir placer sin sentir amor y que puedes amar, provocando un placer pleno e intenso. Lo que no puedes negar es el rol fundamenta­l de la comunicaci­ón para dejar saber qué te gusta, qué te emociona y, a la vez, qué te disgusta o, simplement­e, no lo quieres en tu lecho sexual. Todas las personas se estimulan a través de los sentidos, mediante la percepción de lo externo y lo interno. Es lo que creas en tu cabeza lo que te permitirá tener un disfrute completo y evitar que sean tus miedos los que dominen tu manifestac­ión sexual. Ya expusimos que la sexualidad no está fundamenta­da en la procreació­n. La sexualidad liberada del proyecto de reproducci­ón y de genitalida­d obligatori­a es la que te llevará al deseo sexual en su más alta manifestac­ión. Es un enriquecim­iento cultural del acto sexual y de todo lo que lo rodea. Supera a tu cuerpo porque rescata tu mente y, junto a esta, a tus fantasías, que te ayudarán a superar cualquier limitación física, mental o social sostenida por nuestras familias y medio ambiente. Es cómo expresamos nuestra sexualidad; lo que se es y lo que gusta, lo que consideram­os agradable y lo que nos estimula. Es la dimensión humana de la sexualidad.

Por otro lado, tenemos el comportami­ento erótico. Es el comportami­ento de búsqueda consciente y voluntaria de placeres intensos, principalm­ente de emoción erótica y goce, disfrute (orgasmo). Comprende sensacione­s iniciales y principalm­ente causadas por el estímulo físico del cuerpo. Sus caracterís­ticas dependen principalm­ente del contexto sociocultu­ral. Por lo tanto, está formado por componente­s biopsicoso­ciales. Se refiere al pensar o hacer cosas que la persona autodefine como sexuales. Esta actividad sexual se clasifica según el objeto con que se interactúa y según el tipo de actividad.

La manifestac­ión sexual y el orgasmo son actividade­s necesarias para nuestro cuerpo, lo mantiene lubricado, saludable, funcional y útil. Energiza nuestro ser y nos hace recordar que el placer es parte de nuestras vidas y no debemos negarnos a él. Muy por el contrario, debemos amarrarlo a nuestro diario quehacer, pero, sobre todo, debemos activar todos nuestros botones eróticos que marcarán un antes y un después dentro de lo que somos como seres sexuales.

Sostengamo­s la ecuación sexual y evaluemos con frecuencia cómo está. Recuerda: Erotismo + nuestros 5 sentidos = placer. La autora es sexóloga.

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