El Conservatorio solidifica el futuro de la Sinfónica
Un grupo de jóvenes músicos ha entrado a las filas de la agrupación de música clásica tras educarse en la institución
Desde hace años, el Conservatorio de Música de Puerto Rico (CMPR) ha albergado a los mejores músicos de toda la isla, sin importar los instrumentos o los géneros que prefieran.
Este detalle ha permitido que agrupaciones, orquestas y bandas, tanto a nivel local como internacional tengan entre sus filas a personas que han pasado por los salones de clase de esta institución universitaria especializada que ofrece programas profesionales a nivel subgraduado y graduado, además de servicios, estudios y programas dirigidos a la comunidad en general.
Ejemplo de esto es que, en los pasados meses, a la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico (OSPR) han entrado en sus filas varios músicos jóvenes que estudiaron en el CMPR, demostrando el nivel educativo y de formación que anualmente se ofrecen en esta institución. Entre esos músicos podemos mencionar a Maricarmen Vélez Crespo, violonchelista; Rachel L. Alers Mercado, violinista; Gabriel Báez Moreno, tubista; y Guillermo Mejía Wright, percusionista.
En el caso de Vélez Crespo, a sus 29 años se convirtió hace algunos meses en la asistente principal de violonchelo, siendo la segunda detrás del chelista principal de la OSPR, Luis Miguel Rojas, quien fuera su profesor por varios años en el CMPR.
Esta joven comenzó a los 11 años en la Escuela Libre de Música de Mayagüez, donde varios profesores de bajo le dieron la base para tocar el instrumento de violonchelo. Sin embargo, cuando entró al CMPR, donde coincidió con Rojas, Vélez Crespo pudo llevar sus conocimientos a otro nivel, que la ayudaron luego a continuar sus estudios de maestría en Barcelona en el Conservatorio Superior de Música del Liceo, en Barcelona, y en el Centro Superior de Música del País Vasco (Musikene), en San Sebastián, en España.
“En mis años de maestría en España yo me sentí con la preparación suficiente para estar, no solamente al nivel deseado, sino que en ocasiones excedía ese nivel, porque el Conservatorio me dio todas las herramientas y todos los recursos que yo necesitaba para pararme en cualquier lugar del mundo y saber lo que estaba haciendo”, explicó Vélez Crespo, quien comenzó a trabajar con la OSPR en enero.
De la misma forma, la violinista Alers Mercado, de solo 18 años, se unió a la OSPR en mayo de este año como músico regular, esperando la permanencia, convirtiéndose así en la integrante más joven de la agrupación actualmente. Esta virtuosa nacida en Aguadilla entró al CMPR a los 15 años y se encuentra en su cuarto año de bachillerato, por lo que continúa con su proceso de aprendizaje y formación.
A pesar de su edad, Alers Mercado demuestra gran seguridad y madurez, algo que le adjudica a su personalidad y a la ayuda de sus profesores en el CMPR. “Mi maestro de violín principal, el doctor Francisco Cabán Vales, me ayudó emocionalmente y también en mi técnica y en mi sonido. Eso fue clave para luego ir a audicionar a campamentos de verano en Estados Unidos, como Sphinx Camp de Julliard, o NYO2 del Carnegie Hall, y luego en la audición para la Sinfónica”, expresó quien toca el violín desde los 5 años.
“Mi maestro de violín principal, el doctor Francisco Cabán Vales, me ayudó emocionalmente y también en mi técnica y en mi sonido. Eso fue clave para luego ir a audicionar”
RACHEL ALERS MERCADO
VIOLINISTA
“Siempre me recalcaron que no tenía que practicar el mismo instrumento 40 horas a la semana, sino que con 30 buenos minutos que uno le dedicara a cada uno podría alcanzar a dominarlos, y así fue”
GUILLERMO MEJÍAS
PERCUSIONISTA
“tuve dos escuelas, más o menos de la misma idea, pero que se complementaban una con la otra y que me ayudaron a mejorar en la técnica ”
GABRIEL BÁEZ
TUBISTA
“El Conservatorio me dio todas las herramientas y todos los recursos que yo necesitaba para pararme en cualquier lugar del mundo y saber o que estaba haciendo”
MARCARMEN VÉLEZ
VIOLONCHELISTA
Por otro lado, el tubista Báez Moreno entró a la OSPR en febrero de 2021, cuando todavía cursaba estudios de bachillerato en el Conservatorio de Música. En su caso particular, recibió estudios muy particulares, ya que era el único músico de tuba que estaba inscrito en la institución educativa durante sus años de bachillerato, por lo que además de tomar clases solo, tenía el peso de tocar en todas las presentaciones de la orquesta y de la banda del CMPR.
“Ese detalle, en vez de abrumarme, me ayudó mucho, ya que me sirvió como impulso, porque no podía dejar de tocar”, expresó el músico nacido en Ponce y quien estudió en el Colegio San Conrado. “Inicialmente mi maestro fue Rubén Ramírez, quien también era el tubista de la OSPR. Lamentablemente, por problemas de salud tuvo que retirarse y luego llegó el tubista Nelson Corchado, profesor de la Universidad de Puerto Rico. Por lo que tuve dos escuelas, más o menos de la misma idea, pero que se complementaban una con la otra y que me ayudaron a mejor en la técnica”.
Por último, otro ejemplo de estudiantes del CMPR que pasaron a tocar en la OSPR es el caso del percusionista Mejía Wright, y quien se integró a la Orquesta a mediados del 2022 como músico sustituto, luego de completar su bachillerato.
Este músico carolinense de 24 años tiene la responsabilidad de tocar un sinnúmero de instrumentos que se pueden golpear, agitar o raspar, y que incluye el tambor, la marimba, el redoblante, heliófono, platillos y tímpanos, entre muchos otros. Esto requiere una gran disciplina de parte del músico, una característica que dice adquirió en el Conservatorio. “La percusión clásica requiere saber de un sinnúmero de instrumentos que son todos diferentes, pero mis maestros me prepararon para practicar disciplinadamente y siempre me recalcaron que no tenía que practicar el mismo instrumento 40 horas a la semana, sino que con 30 buenos minutos que uno le dedicara a cada uno podría alcanzar a dominarlos, y así fue”, explicó el percusionista, quien estudió en la Escuela Libre de Música Ernesto Ramos Antonini.
MÚSICOS DE EXPERIENCIA
Para aquellos que son parte del Conservatorio de Música y que ayudan en el camino de formar nuevos músicos profesionales, el ver a sus graduados trabajar en cualquier lugar, incluyendo en la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico es algo que los llena de orgullo. “Es muy satisfactorio ver a nuestros estudiantes entrar a la OSPR. Ahí es que se ve cómo el Conservatorio aporta significativamente a la música y la cultura en Puerto Rico”, expresó Manuel Calzada, rector del Conservatorio de Música de Puerto Rico. “Es una muestra del talento de nuestros estudiantes, de sus esfuerzos y del apoyo que aquí reciben en su desarrollarse como artistas y como personas, así como de la calidad de enseñanza que nuestra facultad imparte”.
Una de las razones principales por la cual tantos egresados del Conservatorio luchan por las sillas y los puestos de músicos dentro de la principal agrupación de música clásica en la isla, se debe a la excelente enseñanza que reciben en la institución. “El CMPR cuenta con un cuerpo de profesores de alta calidad y experiencia. Muchos de ellos son integrantes de la orquesta y, a su vez, maestros de aquellos jóvenes que han logrado superar el concurso de audición”, explicó Maximiano Valdés, director de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. “De esta manera, se logra inculcar en ellos el sentido de perfeccionamiento y calidad artística que son necesarios en el trabajo musical”.
Algo que vale la pena resaltar es que, para poder entrar a la OSPR, los candidatos, sin importar de dónde provengan, pasan por un estricto proceso de audiciones y evaluaciones. “Se debe estar claro que el relevo de los músicos en la Sinfónica descansa sobre un riguroso proceso de selección. Los aspirantes a ingreso presentan una audición, tocando anónimamente detrás de una cortina. El jurado no sabe quién está tocando y vota por lo que escucha mediante un sistema de puntuaciones”, explicó Rafael Enrique Irizarry, director asociado de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico y catedrático del Conservatorio de Música de Puerto Rico. “Posteriormente, el aspirante seleccionado es evaluado por sus pares y los directores de la Sinfónica. Al cabo de un año de probatoria se le escucha en otra audición para confirmar su ingreso como músico regular de la orquesta”.
Esa entrada de nuevos músicos a la OSPR es algo que les gusta mucho a los dirigentes de la agrupación, porque brindan una nueva perspectiva y visión a todos sus componentes. “Los jóvenes que ingresan a la orquesta son bienvenidos, aportan nuevas energías y vienen con gran ilusión. ¡Los mayores procuramos no defraudarlos! Es importante que la orquesta pueda acoger a nuevos talentos, para que ellos crezcan en un ambiente de gran exigencia musical”, añadió Valdés.
METAS Y SUEÑOS ALCANZADOS
Cada uno de los músicos entrevistados siente un gran orgullo de formar parte de una agrupación tan prestigiosa como es la OSPR, además de que muchos de ellos lograron cumplir sus sueños de joven.
“Siempre ha sido un sueño mío estar sentado junto a los músicos de la OSPR, significa mucho y es un sentimiento bien grande de felicidad”, explicó el tubista Báez Moreno, quien comenzó a tocar la guitarra cuando tenía cinco años.
De igual forma, la violinista Alers Mercado toma la oportunidad de tocar para la OSPR como una situación que puede servir de ejemplo para los músicos jóvenes, sobre todo si son mujeres. “Para mí es un honor ser parte de la Sinfónica, no solo por el hecho de que pasé la audición a los 18 años, sino que soy una nueva mujer en la Orquesta Sinfónica. Y eso para las mujeres músicas que quieren entrar al Conservatorio y luego a la Sinfónica debe servirles como ejemplo de sí se puede llegar a este lugar, siempre y cuando se trabaje fuerte para lograrlo”.