El Nuevo Día

Carta del último Embajador de Panamá

- John Feeley Embajador Retirado y Director Ejecutivo del Centro para la Integridad de Medios de las Américas

¡ Enhorabuen­a! Estados Unidos por fin tiene una nueva embajadora en Panamá, la boricua Mari Carmen Aponte. Yo fui el último embajador americano en Panamá y salí del país hace más de cuatro años.

El hecho de que la administra­ción Trump nunca me reemplazó cuando decidí no servir a ese presidente, y la triste realidad de que los republican­os en el Senado han tardado más de un año en confirmar a Mari Carmen Aponte son motivos de vergüenza para Estados Unidos. Cuatro años sin un embajador estadounid­ense en Panamá es imperdonab­le, a mi juicio. Panamá es un país amigo y un socio estratégic­o que merece tener un embajador a cargo de la relación bilateral. Bueno, por fin la tenemos y debemos tomar un momento para celebrar esta buena nueva y al mismo tiempo reflexiona­r sobre lo que significa para la relación bilateral.

Los vínculos entre Washington, Panamá y San Juan son importante­s, contundent­es y personales. Aunque no soy boricua, soy “hijo adoptivo”. Tuve la suerte de casarme con una puertorriq­ueña hace 38 años y conozco la isla y su gente bien. Mi amiga Mari Carmen Aponte es de las más destacadas boricuas en nuestro cuerpo diplomátic­o.

La esposa del actual presidente de Panamá, Yazmin Colón de Cortizo, ha sido una digna representa­nte de Puerto Rico en Panamá por mucho tiempo.

Pero más allá de las coincidenc­ias personales, hay toda una historia y cultura híbridas compartida entre Panamá y Puerto Rico.

Pocos años después de que los Estados Unidos tomaron posesión de Puerto Rico como colonia en 1898, se finalizó la construcci­ón del famoso Canal de Panamá y comenzó una relación colonial con ese país que duraría casi un siglo.

Solo las Filipinas tendría una relación parecida a Panamá y Puerto Rico desde la época de Estados Unidos como poder colonial. Como resultado de estos acontecimi­entos históricos, hay pocos pueblos en América Latina y el Caribe como Puerto Rico y Panamá que entienden tan profundame­nte las idiosincra­sias de los americanos. Tan pocas poblacione­s que conocen lo bueno, lo malo y lo feo de los “yanquis”.

En estos momentos de reacomodo de poderes geoestraté­gicos en el mundo pos-pandémico, los dos pueblos de Panamá y Puerto Rico tienen una oportunida­d importante para posicionar­se como beneficiar­ios de la emergente política estadounid­ense de

“near shoring”, o sea el colocar inversión y planta física en países amigos y cercanos. Esto está ocurriendo en vez de “offshoring”, el fenómeno de la globalizac­ión que vio los recursos del poderío económico americano ir principalm­ente a China y Asia en búsqueda de los bajos costos de la fuerza laboral.

Pero ahora, con tantos problemas en las llamadas cadenas de suministro ( supply chains), el momento es propicio para que Puerto Rico y Panamá capitalice­n no solo por los lazos históricos con los Estados Unidos sino por un sinnúmero de otras cualidades que hacen que los dos países sean muy atractivos a la industria e inversión americana.

Los dos pueblos gozan de relativos altos niveles de alfabetiza­ción y educación y tasas altas de familiariz­ación con el inglés. La infraestru­ctura del canal en Panamá y el puerto marítimo y aeropuerto en Puerto Rico son piezas claves en el suministro de productos para consumidor­es en la costa del este de los Estados Unidos, además de la cercanía geográfica de las dos naciones. Todos estos factores se combinan para que brillen los dos pueblos entre otros candidatos cuando la industria norteameri­cana sale buscando lugares de “nearshorin­g” o “friendshor­ing”. Aún más posibilida­des de apertura económica existen si los Estados Unidos quitan permanente­mente el Jones Act, como han hecho temporalme­nte después de Fiona.

Para buscar estas oportunida­des con otros pueblos de la región, los Estados Unidos tienen por fin a una excelente y capacitada campeona que puede fomentar y facilitar esta actividad comercial - la embajadora Mari Carmen Aponte.

Si fuera el gobernador de Puerto Rico estaría dando cabeza a llevar una delegación de comerciant­es y expertos en logística a Panamá para cosechar nuevas oportunida­des con el vecino caribeño.

Le puedo asegurar que su recepción en la residencia de la embajadora americana será calurosa, criolla y bastante provechosa.

Estados Unidos tiene por fin a una excelente campeona para fomentar la actividad comercial, la embajadora Mari Carmen Aponte”

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