Revolución agrícola con tecnología
Desarrollan un sistema integrado y automatizado que ofrecería resiliencia y maximización de recursos
El laboratorio Engine-4, en Bayamón, trabaja en el diseño e implantación de un ecosistema que, en un futuro no muy lejano, aportaría a disminuir sustancialmente o, incluso, eliminar las pérdidas de cosechas a causa de fenómenos atmosféricos, como el reciente paso del huracán Fiona, u otros eventos naturales.
Luis Armando Torres Pérez, cofundador del laboratorio, contó que, entre las muchas razones por las que su equipo y él trabajan en el proyecto, están las millonarias pérdidas en la agricultura causadas por el huracán María, en 2017, a las que se suman las provocadas por Fiona.
“Nosotros tenemos amigos agrónomos y llevamos a cabo varias reuniones para ver cómo podíamos atajar los problemas que enfrenta la agricultura, no solo en Puerto Rico, sino en todo el mundo; problemas con huracanes, terremotos, sequías extremas. Nuestra meta es integrar la tecnología en la agricultura, no para reemplazar a los seres humanos, sino para darle a los agricultores actuales y a la nueva generación herramientas para sobrellevar todos esos problemas”, resaltó.
El proyecto consiste en múltiples componentes que, una vez integrados, ofrecerán un sistema de siembra, monitoreo y manipulación automatizado, que promete reducir la pérdida de cosechas por eventos naturales, plagas u otros fenómenos.
El primer componente son los vagones de carga en metal, en los que se transporta la mayoría de los productos que llegan a los puertos de casi todos los países.
El concepto de cosechar dentro de estos vagones, conocidos como invernaderos, que ofrecen un ambiente en el que se pueden controlar múltiples variables que afectan las cosechas, no es nuevo. La innovación de Engine-4 estriba en la instalación de un andamiaje de brazos mecánicos automatizados, conocidos como FarmBots, que toman lecturas de los nutrientes en la tierra, miden la humedad del ambiente dentro del vagón y del suelo, recogen datos sobre el balance de pH de la tierra y, en esencia, pueden automatizar por completo una cosecha, desde la siembra hasta el recogido de los frutos.
Una vez recopila toda esta información, el sistema entonces sabe cuánta agua o nutrientes introducir a la cosecha, qué ajustes, si alguno, debe realizar en cuanto a la entrada de luz al invernadero, si es necesario desplegar pesticidas para el control de plagas e, incluso, llevar a cabo el recogido de los frutos una vez completan su proceso de maduración.
Con todos estos componentes, prácticamente se garantizaría la supervivencia de cosechas, ya que los vagones ofrecerían protección física contra vientos, lluvias e inundaciones, y los robots en el interior se encargarían de mantener las plantas en un entorno adecuado para su crecimiento hasta la maduración.
Dado que el código base puede ser modificado por cualquiera, el equipo de Engine-4 ha realizado modificaciones en la programación para lograr que los brazos, instalados en un andamiaje fijo que recorre la parte superior de un vagón, por ejemplo, realice las tareas que ellos designan. El control sobre los brazos se ejerce mediante sistemas Arduino, microcontroladores altamente modificables, eficientes y fáciles de programar.
“Los problemas que podemos resolver con esta tecnología son la mano humana, el trabajar el tema de lo que es el cambio climático, pues muchos de estos sistemas se pueden trabajar en interiores, en ambientes controlados. Vivimos en una isla donde los huracanes afectan grandemente la agricultura. Algunos agricultores tuvieron que cerrar sus fincas y salir del país, como le ocurrió a algunas amistades mías, y ese fue el tema principal: queremos trabajar para ofrecer soluciones en zonas propensas a desastres naturales, como huracanes, y desarrollar la agricultura urbana, que también está creciendo a nivel global”, puntualizó.