Decenas de escuelas siguen clausuradas
Aunque el Departamento de Educación no brindó ayer cifras actualizadas, hasta el martes, 67 planteles permanecían cerrados por falta de luz y agua
Ayer, se cumplieron 13 días lectivos desde el paso del huracán Fiona, y todavía los estudiantes de 67 escuelas públicas no han podido regresar a sus salones de clase.
Según los datos más recientes provistos por el Departamento de Educación, hasta el martes, 777 escuelas -de un total de 844habían podido reabrir sus puertas, pues contaban con luz eléctrica y agua potable. En cambio, 67 planteles no habían podido reanudar sus operaciones normales por la falta de esos servicios básicos.
La agencia no informó si alguna de esas escuelas aún clausuradas imparte clases vía remoto. Tampoco precisó en qué regiones se encuentran ni ofreció cifras actualizadas de las instalaciones cerradas hasta ayer.
En la lista de planteles cerrados, está la Escuela Superior Elvira M. Colón Negrón, en Santa Isabel, con una matrícula de 302 estudiantes. Según la maestra Ivelisse Dilán Estrada, portavoz y presidenta del consejo escolar de la institución, el lunes trataron de reanudar los servicios educativos con el apoyo de un generador eléctrico, pero el equipo colapsó.
“Trajimos una planta (eléctrica), y no pudo mantener energizada la escuela. Tuvimos que enviar a los nenes a sus casas a las 10:00 a.m. porque no teníamos almuerzo para darles (por la falta de luz), y el calor era insoportable”, deploró.
La maestra de la única escuela superior en Santa Isabel comentó que se presentó una querella ante LUMA Energy, el 24 de septiembre, por la interrupción del servicio de energía eléctrica en la escuela. “LUMA todavía no nos ha contestado”, sostuvo.
Destacó que la escuela Elvira M. Colón Negrón sirvió como refugio durante el huracán Fiona. Mencionó que, a pesar de que no tiene energía eléctrica, lugares cercanos sí cuentan con el servicio.
La maestra de noveno y undécimo grado, quien lleva 18 años trabajando en la escuela, recalcó que urge que la instalación sea energizada, no solo para reanudar clases, sino para brindarles alimentos a sus estudiantes.
“A veces, muchos desayunan y almuerzan ahí. Es apremiante para nosotros (tener luz)”, dijo Dilán Estrada.
La educadora recordó que, en los últimos años, se han registrado diversas emergencias o desastres que han provocado largas interrupciones y atrasos en las clases, como el huracán María en 2017, los temblores ocurridos al sur del país en 2020 y la pandemia de COVID-19 desde ese mismo año.
“Esta es una escuela desatendida”, dijo sobre el plantel que pertenece a la región educativa de Ponce.
Liza Fournier, presidenta de la Unión Nacional de Educadores y Trabajadores de la Educación (Únete), sostuvo que son mucho más de 67 las escuelas que no han podido retomar sus clases de forma habitual, pues muchas han resultado afectadas por fluctuaciones en el voltaje del servicio eléctrico.
“En mi escuela, llevamos dos días con bajones de luz, que no se pueden prender los aires, ni abanicos, ni los equipos porque se dañan. Y hay que enviar a los estudiantes a sus casas porque la ola de calor es intensa”, deploró la maestra de la Escuela Félix Córdova Dávila, de Manatí.
Esta escuela elemental, con una matrícula de unos 290 estudiantes, cuenta con unas placas solares que fueron donadas al plantel, indicó la educadora. Sin embargo, por falta de mantenimiento, actualmente ese equipo solo alcanza para prender una nevera, enfatizó.
“Hay que empezar a buscar otras alternativas. Después del huracán María, había dinero asignado al Departamento de Educación para prepararnos mejor después de un huracán, y no lo estamos”, lamentó.
La maestra señaló que los estudiantes de ese plantel, que es una de las escuelas elementales más grandes en Manatí, suelen tener un buen desempeño académico, lo que se refleja en las pruebas estandarizadas, como las META.
“Aquí (en la escuela), se está yendo la luz constantemente o hay bajones de luz. Lo mismo ocurre en muchas otras escuelas, como en Corozal. Eso daña los equipos, como aires acondicionados o computadoras, que muchas veces son comprados por los mismos maestros”, indicó.
Agregó que, cuando se les va la luz, a veces, optan por cortar los períodos de clase, de 50 a 40 minutos, para terminar el día escolar cerca del mediodía.
“En muchas áreas rurales, el (servicio de) agua es por bomba y, si se les va la luz, se les va el agua. Esas escuelas (en zonas rurales) no pueden abrir entonces”, apuntó.
“Quienes se afectan más (con esta situación) son los estudiantes, además de los maestros que tenemos entonces que tratar de remediar (los rezagos académicos)”, sostuvo.
Ayer, Alexis Ramos, portavoz de Educación, informó que la escuela más afectada por el huracán Fiona sigue siendo la Luis M. Santiago, en Toa Baja. El estimado preliminar de daños en ese plantel se mantiene en $2.4 millones.