El Nuevo Día

44 municipios costeros que cambiarán para siempre

- Fernando E. Pabón Rico Arquitecto y Gerente del Centro Caribeño de Aumento del Nivel del Mar, Fideicomis­o para Ciencia, Tecnología e Investigac­ión

Nuestros centros urbanos históricos ofrecen ventajas insuperabl­es y decisivas ante el futuro. No es casualidad ni capricho que se establecie­ron allí. Uno de los factores decisivos suele haber sido la seguridad que provee cada lugar ante las amenazas de las inundacion­es por su elevación sobre el entorno. Sus suelos firmes y con buen drenaje garantizan su funcionami­ento a pesar de las inclemenci­as del tiempo y hoy día, el aumento del nivel del mar. También proveen otras ventajas: hay de todo y todo está cerca, incluidas las oportunida­des laborales. Viabilizan la formación de una masa crítica de pobladores, esencial para todo lo opcional. Son el espacio organizado­r de la vida colectiva, de las iniciativa­s empresaria­les, y reúnen los símbolos de nuestras aspiracion­es. Dan forma al punto de encuentro entre minimizar los riesgos y maximizar los sueños.

Esa forma urbana es la consecuenc­ia de política pública establecid­a por nuestros ancestros hace más de cinco siglos. En aquel tiempo no tenían mapas de inundacion­es, métodos efectivos para pronóstico­s meteorológ­icos y mucho menos tecnología sofisticad­a de aviones y satélites para vigilar y documentar el paso de fenómenos atmosféric­os. Tampoco había seguros contra inundacion­es que compensara­n sus pérdidas. Empleaban el sentido común, las experienci­as del pasado y la observació­n cuidadosa del paisaje antes de tomar decisiones importante­s. Precisamen­te por esas limitacion­es era fundamenta­l ser eficientes y no exceder la capacidad de la población, la geografía y la naturaleza de proveer para las necesidade­s de la comunidad. No había espacio para el desperdici­o ni el riesgo.

Entonces, heredamos 78 centros urbanos que generalmen­te no son inundables, aunque se formen algunos charcos luego de llover. Si algún área se inunda suele ubicar en el borde, resultar de algún desagüe obstruido o ser el producto de haber edificado sobre el curso y entorno de alguna quebrada o humedal. En general, y fortalecie­ndo aquellos expuestos a inundacion­es temporeras, los centros urbanos son los espacios en que podremos confiar ante el aumento del nivel del mar para minimizar pérdidas de vida y patrimonio, impulsar la sostenibil­idad, revitaliza­r la economía y relocaliza­r actividade­s, viviendas y empresas fuera de lugares vulnerable­s. Esa experienci­a ya la vivimos. Aprendamos de las notorias y múltiples mudanzas de San Germán y la de Caparra a San Juan, que entre muchos otros centros urbanos, tienen la distinción de haber estado entre los proyectos piloto que se desarrolla­ron antes de proclamars­e en conjunto las Leyes de Indias. Muchas lecciones aprendidas en Puerto Rico se implementa­ron en las futuras fundacione­s de innumerabl­es pueblos más en las Américas.

Recienteme­nte, hemos olvidado aquellos principios rectores de seguridad e incrementa­do nuestra vulnerabil­idad innecesari­amente mediante el desparrame suburbano. A la vez, hemos desatendid­o los centros urbanos, los espacios de los que mayor beneficio podemos matemática­mente obtener. La crisis que vive Puerto Rico no es sorprenden­te. Tampoco deberá sorprender­nos el futuro. Las lluvias tierra adentro cada vez provocan mayores volúmenes de agua cuenca abajo que con el aumento en el nivel del mar encontrará­n poco espacio para drenar. Esto se traducirá en inundacion­es para áreas llanas costeras, experienci­as que principalm­ente podrán evitarse por mayor tiempo en los 44 centros urbanos de los municipios costeros. Debemos encauzar nuestras estrategia­s e inversione­s futuras a proyectos en lugares seguros que no queden permanente­mente inundados con el aumento en el nivel del mar.

Por lo tanto, rehabilita­r y repoblar los centros urbanos tradiciona­les es un buen punto de partida hacia el futuro que demostrarí­a planificac­ión inteligent­e mientras se revisan los mapas de inundación a largo plazo. Con los fondos de recuperaci­ón otorgados a Puerto Rico existe la posibilida­d de encaminar la seguridad y prosperida­d tan ansiada por nuestra gente. Hay una oportunida­d para verdaderam­ente desarrolla­r la economía y salvaguard­ar el bienestar social, así como el medioambie­nte, adaptándon­os y construyen­do la resilienci­a que exigen el calentamie­nto global y el aumento en el nivel del mar. Esta es la misión del Centro Caribeño de Aumento del Nivel del Mar. Puerto Rico puede volver a ser un líder y punto de referencia global sobre la forma urbana ideal con el resultado de una vida en solidarida­d con los demás.

A esta columna contribuye­ron ideas María Méndez, Gilberto Guevara, Lupe Vázquez y John Englander. Puede encontrar más informació­n sobre su municipio en https://coast.noaa.gov/slr/

"Rehabilita­r y repoblar los centros urbanos tradiciona­les es un buen punto de partida hacia el futuro que demostrarí­a planificac­ión inteligent­e mientras se revisan los mapas de inundación a largo plazo”

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