Comerieño teme perder su hogar
Don José García Rodríguez, de 79 años, vive en el sector desde que nació y no duerme pensando en qué pasará si tuviera que abandonar su casa
COMERÍO.- Ese pedacito de tierra en el tope de una montaña del barrio Palomas Abajo, en Comerío, ha sido el hogar de don José García Rodríguez hace 79 años. Allí, su padre levantó la residencia donde él y sus hermanos nacieron, la cual habita hoy día. Años después, construyó una vivienda aledaña en la que, junto a su esposa, crio a sus hijos.
Ambas estructuras están bajo amenaza, luego que un deslizamiento ocurrido hace dos semanas, a causa de intensas lluvias, provocara un desprendimiento de rocas que afecta la estabilidad del terreno. “Me he enfermado, casi no como ni duermo pensando y pensando para dónde me voy a ir. He rebajado un montón de libras”, compartió don José sobre cómo han sido los días desde que recibió la noticia.
La Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) evalúa la posibilidad de expropiar la residencia de don José, así como de la vivienda aledaña, para poder ingresar al área maquinaria pesada que le permita reparar el daño en el tope de la montaña y reabrir la carretera PR-156, una de las principales vías de acceso a Comerío.
“Mi mamá murió aquí, mi papá… quedo yo y una hermana. ¿Que si hay recuerdos? Muchacha, me acuesto pensando y pensando”, dijo don José. “Mis hijos están allá afuera y yo para allá no voy a coger frío. Tengo una hija que vive en Bayamón, pero tampoco voy para allá”, dijo.
La madrugada del 9 de noviembre, don José se encontraba durmiendo cuando ocurrió el desprendimiento de rocas. Se enteró de lo ocurrido gracias a los vecinos. “He vivido toda una vida aquí y tenerse que ir para otro lugar... pero, a la larga, voy a tener que hacerlo”, señaló.
Don José quisiera vivir los años que le restan en tranquilidad, en un espacio que le permita mantener el grado de independencia que hoy disfruta. “Yo bajo, busco el periódico y hablo con los amigos míos y vuelvo y subo para acá”, contó.
El director ejecutivo de la ACT, Edwin González Montalvo, explicó que, en el caso de una expropiación, procedería a enviar la residencia a tasar y hacerle una oferta de compra venta a la persona. Una vez esté el compromiso, se le ayuda a relocalizarse a una propiedad dentro del mismo pueblo.
RECLAMA URGENCIA
El alcalde de Comerío, José A. “Josian” Santiago , se expresó preocupado por la situación, ya que el proceso de expropiación y mitigación podría alargarse por meses y, como consecuencia, extender el golpe económico que ha representado el cierre de la PR-156 para los comerciantes.
“El impacto negativo es demoledor para la actividad económica de ellos y yo tengo una concentración poblacional en ese tramo de la PR-156 bastante densa”, dijo.
Santiago adelantó que conversará con el director de la ACT para analizar la posibilidad de que, mientras se realizan los trabajos, se pueda abrir un carril provisional que opere en un horario limitado y cuando las condiciones del tiempo lo permitan.
Además del cierre de la PR-156, hace más de cinco años que un tramo de la PR-167 opera con un solo carril. “Es insólito que teniendo $4,000 millones para la reparación de carreteras... que no puedan aparecer, que sé yo, cinco seis, siete millones (de dólares) para reparar un problema que viene de años”, dijo. “Lamentablemente, el gobierno está sumamente lento. No hay sentido de urgencia en proyectos tan vitales como estos”, añadió.
Sostuvo que el rezago económico que ha enfrentado el municipio por décadas ha sido como consecuencia de la falta de unas vías de acceso adecuadas. “Nadie se va a interesar en establecer una planta industrial en Comerío con un acceso tan accidentado y con tantos problemas con tanta frecuencia”, señaló.
Dijo que la situación ha resultado, además, en un estancamiento poblacional. “Nuestra población está estancada en 20,000 habitantes hace más de 40 años y, a veces, ha habido hasta reducción. ¿Por qué razón? La gente quisiera quedarse aquí, los comerieños quisieran quedarse aquí y viajar a trabajar todos los días a la zona metropolitana, pero por la carretera no lo hacen”, aseveró.
“Me he enfermado, casi no como ni duermo pensando y pensando para dónde me voy a ir. He rebajado un montón de libras” JOSÉ GARCÍA RAMOS RESIDENTE AFECTADO