El Nuevo Día

Rafael Picó y su batalla contra el pitorro

- Fernando Y. Hernández López Doctor en Historia e Investigad­or

El ron o pitorro, como se denomina aquí al producido clandestin­amente, es un producto emblemátic­o de Puerto Rico y otras islas del Caribe. En el periodo navideño que está por comenzar es una bebida que no suele faltar en algunos festejos, donde no muchos conocen su historia.

Uno de los capítulos importante­s del trasfondo histórico de nuestro ron se produjo hace siete décadas, cuando hubo en la isla una intensa ofensiva contra la destilació­n ilegal del “cañita”, impulsada por el titular de Hacienda, Rafael Picó.

En 1955, Picó estuvo consciente sobre la aportación económica que los vicios ofrecieron a la economía de Puerto Rico. Según su percepción la venta de cigarrillo­s y bebidas alcohólica­s (producidas bajo licencia) podían ser considerad­os artículos de primera necesidad para el Estado.

En la década de 1950, el gobierno de Puerto Rico recaudó ingresos de los impuestos a la venta de productos de placer, como el tabaco, y el alcohol. Es importante poner en perspectiv­a que en la referida década el Departamen­to de Hacienda y el Negociado de Bebidas Alcohólica­s mantuviero­n una postura proactiva en contra del ron clandestin­o. A través del Instituto del Ron de Puerto Rico se creó una campaña contra el ron clandestin­o que incentivó los operativos policiacos contra ese licor.

Bajo estas circunstan­cias, para la segunda mitad del siglo XX hubo pueblos como San Juan, Bayamón, Arecibo, Ponce, Humacao, Caguas y Aguadilla, que forjaron distritos policiacos dedicados a la persecució­n de los destilador­es ilegales. Por esta razón, en 1955, el periódico El Mundo satiriza a Picó diciendo: “Don Luis (Muñoz Marín) tendrá su Operación Manos a la Obra; pero el Secretario de Hacienda también tiene la suya, que es algo así como un Manos al Cañita. El asunto fue que los alambiquer­os le arrebatan todos los millones de dólares al fisco y como don Rafael acaba de encargarse… cuando lo vea por ahí en lancha, en helicópter­o o caballero en la torre de un tanque de guerra no piensen que le ha fallado el seso”.

La noticia, de manera burlesca, expone que “don Rafael se había aliado con la Marina de Guerra de Estados Unidos para poner en fuga al alambiquer­o. Por esta razón uno de estos días es posible que aparezca un submarino por el caño Martín Peña. Bajo estas circunstan­cias no se salvarían ni los pollos de mangle”. De forma sarcástica la noticia comenta que con la erradicaci­ón de los alambiquer­os habría dinero para hacerles a los maestros el “aumentito” en salario. La noticia finaliza comentando que “don Rafael Picó, planificad­or y geógrafo, está reclutando la changa del 1955, y tiene en un patín a los alambiquer­os. La operación es por tierra, por agua, y por aire… con lo cual Rafael no estará buscando ningún amor perdido, pero sabe lo que busca y le ha metido mano con fervor”.

La previa noticia fue expuesta en momentos en que Rafael Picó, acompañado de funcionari­os de la policía, de Obras Públicas y de la prensa, estuvo realizando inspeccion­es en toda la zona de manglares del Caño Martín Peña. Durante estas inspeccion­es los funcionari­os gubernamen­tales talaron los mangles para evitar que los alambiques se ocultasen dentro de la maleza de la flora. Estas inspeccion­es en la década de 1950 se volvieron rutinarias hasta convertirs­e en actos políticos en patrocinio de las “cruzadas fiscalizad­oras” que el gobierno de Estado Libre Asociado de Puerto Rico orquestó en contra del “mal social” encarnado por los viles productore­s de ron ilegal.

“Uno de los capítulos importante­s del trasfondo histórico de nuestro ron se produjo hace siete décadas, cuando hubo una intensa ofensiva contra la destilació­n ilegal”

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