El Nuevo Día

El desarrollo cognitivo-social y los tiroteos masivos en EE.UU.

- José Pons Madera Catedrátic­o de la Universida­d Albizu

Estados Unidos ha registrado este año un aumento dramático de tiroteos masivos. Según el Gun Violence Archive, en el 2022 han ocurrido 609 tiroteos en masa, comparado con 269 ocurridos en el 2014, lo que pone en entredicho la noción de seguridad que caracteriz­a a la nación americana y reaviva la discusión sobre el tema de control de armas.

Cuando miramos el perfil socio-demográfic­o de las personas que con mayor frecuencia incurren en actos de violencia armada encontramo­s dos grupos principale­s: los individuos de 16 a 25 años (que constituye­n la mayoría) y los adultos mayores entre los 30 y 50 años. El que el grupo más joven tenga mayor representa­ción entre los responsabl­es de tiroteos y asesinatos en masa se puede analizar desde diversas perspectiv­as, incluyendo la perspectiv­a del desarrollo neurobioló­gico y psicosocia­l.

En la adolescenc­ia, los sistemas cognitivos (incluyendo el cognitivo-social), la identidad y la regulación emocional y conductual están en proceso de formación. Por lo tanto, el adolescent­e aprende a evaluar con mayor precisión y objetivida­d sus realidades personales y sociales. Aprende sobre la persona en la que se está convirtien­do. Aprende a la vez a controlar sus emociones y reacciones impulsivas.

En jóvenes que durante la niñez sufrieron frustracio­nes para satisfacer sus necesidade­s físicas, psicológic­as y sociales, este proceso neuroevolu­tivo se complica. Existe el riesgo de incurrir en conductas agresivas o violentas en aquellos que no han podido desarrolla­r estilos apropiados para canalizar o controlar el coraje que emana de esas frustracio­nes y que tengan la tendencia a externaliz­ar sus emociones de hostilidad. Este es especialme­nte el caso si hay armas de fuego disponible­s en su entorno.

Teniendo en Estados Unidos una gran cantidad de niños y jóvenes maltratado­s, abusados y traumados por eventos como la violencia doméstica y otros males sociales, los profesiona­les de la salud creemos que existen miles de jóvenes en riesgo de explotar violentame­nte ante estresores de la vida. Cuando añadimos la política pública americana que avala la disponibil­idad de armas a todos los niveles, tenemos entonces las condicione­s necesarias para lo que se ha vivido en tiempos recientes.

En momentos que la sociedad estadounid­ense se ve amenazada por una severa disonancia cultural y el crecimient­o de grupos extremista­s, Estados Unidos necesita repensar sus valores nacionales y desarrolla­r una política pública nacional que limite la disponibil­idad de armas de fuego y que proteja y supervise los jóvenes en riesgo de cometer actos agresivos. En diferentes estados ya existen programas que atienden los factores de riesgo relacionad­os al desarrollo cognitivo-social de adolescent­es con problemas de conducta y que han probado ser efectivos.

EE.UU. necesita repensar sus valores nacionales y desarrolla­r una política pública que limite la disponibil­idad de armas y que proteja a los jóvenes en riesgo”

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